El análisis incluye áreas “que en el futuro no tendrán un clima apto para la producción de café, así como aquellas que no lo tienen ahora pero lo podrían tener en el futuro”, agregó Imbach.
La comunidad científica sabe que el cambio climático causará cambios en los cultivos y en las especies polinizadoras, lo que tendrá consecuencias en la disponibilidad de alimentos y en la economía de los pequeños productores.
“Sin embargo, no se había evaluado la manera en que los cambios en la distribución de las abejas se acoplaban a los cambios en la distribución de las áreas aptas para producir café”, señaló el investigador.
En este estudio, el equipo creó un modelo con las distribuciones potenciales del café y de los polinizadores de ese cultivo bajo el clima actual y el que podría haber en un futuro en Latinoamérica.
Con ese modelo, buscaron comprender si las áreas que en un futuro serán aptas para la producción de café también serán adecuadas para las especies polinizadoras.
“Nuestros resultados sugieren que las áreas aptas para el café se reducirán entre 73 y 88 por ciento hacia 2050 en escenarios cálidos, una bajada entre 46 y 76 por ciento mayor a lo estimado en evaluaciones mundiales”, indica el estudio.
“Aunque hallamos una reducción en la aptitud para el café y en la diversidad de las especies de abejas en más de un tercio de las áreas que en un futuro serán adecuadas para el café, todas las zonas albergarán potencialmente al menos cinco especies de abejas, lo que indica la continuación de los servicios de polinización”, agrega el texto.
Los resultados de la investigación sugieren que las pequeñas áreas que en el futuro serán más aptas para este cultivo estarán en zonas elevadas.
En ese sentido, habrá una pérdida significativa de áreas aptas para el café en zonas con pocas montañas, como Nicaragua, Honduras y Venezuela, mientras que otros sitios verán una leve expansión.
En ese segundo grupo aparecen México, Guatemala, Colombia y Costa Rica, según enumera el equipo de investigación.
Según Imbach, al simular los efectos del cambio climático sobre el café y las abejas, la comunidad científica puede “entender la magnitud y sitios en que ocurrirán estos cambios”.
También a partir de un análisis con estas características, los especialistas pueden hacer recomendaciones a los productores “para apoyar su adaptación al cambio climático”.
El investigador sostuvo que aún es necesario ver qué alternativas hay “para los medios de vida de los actuales productores de café en tierras que perderán aptitud para el cultivo” y los efectos que podrían generarse en las nuevas tierras aptas para el café.