En esta conversación con Prensa Libre, Matthew Rooney, director de Alianzas Estratégicas de esa institución, analiza la situación de la emigración hacia el país norteamericano y las oportunidades para su regularización. Asimismo, los retos que enfrentan la región en materia de inversión privada.
¿Cuál es la visión que se tiene desde afuera sobre la migración desde Centroamérica a Estados Unidos?
La migración es un tema que genera grandes resistencias. En este momento hay un gran debate político acerca de inmigración en Estados Unidos, porque se registra la llegada de una proporción de migrantes que no se había visto desde antes de la Primera Guerra Mundial.
Pero, por otro lado, tenemos muchos menos trabajadores de los que necesitamos para el crecimiento económico de nuestro país; hay unos 4 millones de puestos de trabajo que no se logran cubrir; por lo tanto, estamos en una posición contradictoria en el sentido de que necesitamos de la migración, pero no la queremos.
¿En algún momento se podrán conciliar esas visiones?
Yo creo que eso va a cambiar y la gente se va a dar cuenta de que necesitamos de los migrantes, de la mano de obra de estas personas para que nuestra economía florezca. De ahí que, nosotros, en el Instituto George W. Bush, impulsamos un programa de apoyo para una reforma fundamental en los derechos, la legislación y la política migratoria en los Estados Unidos; en pro de una inmigración ordenada y transparente de la mano de obra calificada o no calificada, que necesitamos.
En medio de los pensamientos encontrados, ¿cómo se podría avanzar en esos cambios necesarios?
Pensando que la migración es un desafío que debería enfrentarse conjuntamente, por lo menos en los tres países del Triángulo Norte de Centroamérica, Estados Unidos y México. Lograr una migración ordenada es permitir que la gente sepa bajo qué circunstancias puede entrar a EE. UU., qué le esperan al llegar, qué tipo de trabajo y salario encontrará y cuánto tiempo puede quedarse. Eso solo se puede lograr a nivel de un diálogo entre los cinco gobiernos involucrados.
Los tres líderes de América del Norte (los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador; Estados Unidos, Joe Biden; y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau), se reunieron en la Ciudad de México, y el tema de migración fue parte de la agenda bilateral entre Estados Unidos y México. Además, el gobierno de Biden está empujando un diálogo hemisférico sobre el tema, pues hoy hay grandes movimientos de personas no solamente hacia Estados Unidos, sino también en la región, como los que van de Venezuela hacia Colombia o de Nicaragua a Costa Rica. Bajo esta óptica, hay una oportunidad de tener un diálogo con Centroamérica, sin tocar estos temas muy sensibles en Estados Unidos.
¿Qué debería hacerse desde los países expulsores de migrantes para detener el fenómeno?
Creo que el reto más importante a corto plazo es lo del trabajo. Por supuesto, hay que trabajar en atraer inversión, pero fomentar la creación de fuentes de empleo es primordial a corto plazo. Pero también pensar en las perspectivas sobre el futuro del país. Se trata de propiciar una vida mejor para la ciudadanía, hay que pensar en la seguridad, en el combate a la delincuencia organizada que socava la confianza en la institucionalidad y luego pensar en cómo se debe gobernar el país y de qué manera la población debe participar en la política pública.
Yo me he ocupado de Centroamérica desde hace 20 años y en todo este tiempo, cada vez que se discuten estos temas, se tocan los mismos problemas, como la falta de acceso a crédito, dificultades para realizar trámites o la facturación; problemas de infraestructura vial o portuaria. Todo eso es válido, pero para mí, la pregunta que se debería hacer es ¿por qué persisten estas condiciones 20 años después? Mi percepción es que existen intereses en los países que están a gusto, porque estos factores les aleja competidores posibles.
¿En qué áreas tiene Guatemala oportunidades para avanzar en la atracción de inversiones?
El fenómeno de nearshoring, derivado de la salida de mucha inversión industrial de China y otros países de Asia hacia México y otros países de la región para acercarse al mercado más grande que es Estados Unidos, es una oportunidad importante que se puede aprovechar. Hay posibilidades en la industria automotriz, en la farmacéutica y en lo textil.
Pero lógicamente, las empresas que eventualmente se instalen en el país van a requerir de mano de obra calificada…
Desafortunadamente, la educación es una solución más bien de largo plazo, por lo tanto, la formación es una mejor opción. En ese sentido, se debería atraer fábricas que produzcan algún tipo de cosas y formar a la gente que necesita para ello. Eso es una medida más de corto plazo.
¿Y qué necesita Guatemala para avanzar en la atracción de inversiones?
Lo más importante, al final, es la credibilidad de la estructura de atracción de inversiones. Este país es un ejemplo con la iniciativa “Guatemala no se detiene”, que es una coalición de instituciones públicas y privadas, trabajando juntas para atraer inversión. Es un modelo que deberían copiar otros países de la región, pues finalmente, es esto lo que le da a un inversionista la confianza que necesita para tomar una decisión.
Oportunidades para detener la migración
La Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), en colaboración con el George W. Bush Institute, la hondureña Fundación Eléutera y la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), llevaron a cabo el Foro: “Una oportunidad para la economía regional: Inversiones para reducir la migración”.
El evento reunió a representantes de más de 60 organizaciones de la sociedad civil y del sector privado de Guatemala, Honduras y El Salvador, para discutir en torno a las causas de la migración, principalmente hacia Estados Unidos, y cómo las inversiones y la creación de fuentes de empleo pueden coadyuvar a mitigar este fenómeno.
“La migración es un fenómeno social causado por una amplia variedad de razones, incluida la búsqueda de mejores oportunidades económicas o educativas, el deseo de reunificación familiar, la violencia o los desastres naturales. El evento tiene como objetivo permitirnos comprender, en todas sus dimensiones, las razones por las cuales los centroamericanos están tratando de abandonar la región en cantidades tan grandes”, dijo Juan Carlos Paiz, presidente de Fundesa, en la inauguración del foro.
“Desde Fundesa hemos coordinado la hoja de ruta Guatemala no se Detiene, en conjunto con otras 23 entidades de Gobierno, academia, sociedad civil, sector empresarial y banca multilateral, que incluye propuestas para aumentar la inversión y la generación de empleos y oportunidades en el país, a través del aumento de la infraestructura productiva, una mejora sostenida en los indicadores de capital humano, el fortalecimiento de la certeza jurídica y el crecimiento del turismo en el país”, agregó.
Elena Toledo, de la Fundación Eléutera, dijo que actualmente, diariamente viajan de forma irregular 1 mil 142 personas en promedio hacia Estados unidos, España e Italia. “Pero la pregunta no es por qué, sino por qué no se pueden quedar”, enfatizó.
“Aportar soluciones para que nuestros países tengan políticas públicas amigables con la inversión es una de las misiones más grandes que tenemos y es lo que aquí nos convoca. Estamos aquí para abordar el tema más crítico por el que nuestra gente todos los días está arriesgando su vida para buscar un mejor futuro”.
En el marco del evento, se desarrollaron diferentes conversatorios en los que se trató la importancia de abordar la violencia de género como una causa de la migración. Además, se hizo hincapié en la necesidad de avanzar en la agenda del gobierno digital para facilitar los servicios públicos, pero principalmente, para agilizar la burocracia en materia de inversión.