Cambio de carrera
Luis se graduó de bachiller industrial y perito en informática del Instituto Emiliani Somascos. Luego estudió Ingeniería en Sistemas pero decidió retirarse para cambiar de carrera.
En ese momento empezó a fabricar los sillones y creó su propia marca. Luego empezó a estudiar Diseño Gráfico en la Universidad de San Carlos de Guatemala, carrera que se adapta más a su negocio.
“Estudiaba Informática porque mi pasión eran las computadoras, pero luego ya no me veía trabajando en eso. Laboré en un call center y en ese tiempo fue cuando descubrí que podría tener una oportunidad en este producto”, refiere el emprendedor, quien ya lleva tres años con su negocio.
Luis menciona que al inicio no atendió los consejos de su padre, que le sugería aprender a confeccionar, pero años más tarde le dio la razón y tomó en línea cursos de patronaje y de confección.
Ahora diseña y hace los patrones, provee dos empleos para confección de los sillones y cuando es necesario se involucra en esta tarea.
Luis modificó el diseño original de los sillones y los ha hecho más grandes, en tres tamaños que se adaptan niños y adultos, con diversidad de colores. También los personaliza, a solicitud del cliente.
A las personas les ha gustado adquirir esos sillones para regalo o para uso personal, y les gusta ver su nombre o un diseño especial en ellos, cuenta el emprendedor. Eligen color, nombres, diseños de las telas —lisos o con figuras— e incluso diseños más especiales, de algún personaje o forma específica.
Flacos Bean Bags hace su producción principalmente bajo pedido.
También adapta los diseños de los sillones a las temporadas, con nombre y escudos de equipos deportivos, marcas, personajes infantiles, nombres de personas o de empresas.
Los precios varían de entre Q300 a Q500, según el tamaño que elija: pequeño, mediano o grande. También hay otros más grandes, con espacio para entre dos a cuatro personas, y llegan a costar Q1 mil 200.
Los sillones de tela de lona son lavables, puede usarse la lavadora en casa, y para ello solo se le retira el relleno.
Entre sus servicios está la garantía por deterioro o que se haya descosido alguna costura. La reparación es gratis, aunque esto depende del tiempo que haya transcurrido después de la compra.
Su producto puede ser enviado a domicilio, sin costo, en la capital, y fuera de esta área desde Q20 o Q25, según la distancia.
Por ahora solo entrega a pedido en línea, por medio de sus redes sociales como Facebook e Instagram, con el nombre Flacos Bean Bags.
A fin de expandir el negocio, su idea es buscar locales para instalar tiendas, para lo cual debe ampliar su modelo de producción y no solo fabricar bajo pedido, sino tener disponibles variedad de modelos, refiere.
La temporada de más demanda es durante las fiestas de Navidad y Fin de Año. Luis afirma que también ha aprendido a lanzar ofertas para temporadas específicas, como noviembre y diciembre o durante el pago del bono 14 y del aguinaldo. Para ello promueve concursos en redes sociales o participa con algún negocio exponiendo su producto.
Comenzar un negocio propio cuesta. Por eso no está mal preguntar y pedir consejos, comenta Luis.
La motivación debe estar al tope, hay que tomar decisiones e impulsar el proyecto. Para eso ayuda tomar cursos, los cuales disfruta. En su caso, siempre lleva libros que le ha regalado su padre, acerca de cómo alcanzar el éxito.
Durante su emprendimiento confiesa que ha pasado dificultades, como aprender contabilidad y toda la tramitología. Asegura que es bueno asesorarse.
Otro de los obstáculos que tuvo que superar fue tener el capital necesario para el negocio. “Al principio cuesta conseguir y mantener el capital necesario para rotarlo y seguir produciendo”, expone.
Luis ve otras oportunidades de negocio y también diversifica la producción, ya que fabrica playeras promocionales y también camas para mascotas.