El país tiene todas las piezas macroeconómicas estables y la fortaleza para activar la producción; sin embargo, la incertidumbre y la falta de certeza jurídica impactan en el clima de negocios.
Linares Martínez recalca que este programa de reactivación económica puede brindar las señales en el proceso de transición política que se surgirá entre el 2018 y el 2019.
¿Cuál es el pulso de la economía desde la visión de la ABG?
Dentro de las fortalezas, el país cuenta con una estabilidad económica calificada que a organismos internacionales les llama la atención de manera positiva.
La estabilidad se refiere al índice de precios al consumidor, las tasas de interés estables y al tipo de cambio, que marca su estacionalidad del año; también el fortalecimiento de las reservas monetarias internacionales con más de US$12 mil millones y la estabilidad del sistema financiero, sólido, líquido y solvente.
Si los indicadores están bien, ¿qué es lo que se necesita?
Todas las piezas que tocan la estabilidad macroeconómica están en su lugar, como para que una buena política económica haga el abandono de la tendencia de desaceleración que traemos actualmente y que pueda reiniciar recuperación.
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¿Qué está incidiendo?
Desafortunadamente los conflictos políticos e institucionales no contribuyen a cambiar el ritmo o la tendencia que trae la economía hacia una desaceleración.
Luego hay que subrayar que, para fomentar la inversión, que es lo genera fuentes de trabajo, producción, la certeza jurídica es puesta con un alto grado de cuestionamiento.
Lo que no permite el crecimiento de la economía es la incertidumbre de lo que va a suceder en lo queda de la actual administración y las nuevas autoridades que se elegirán el próximo año.
Hay algunos casos que preocupan, como la mina San Rafael y, recientemente, la ocupación de la hidroeléctrica Sacjá.
¿Por qué es importante ese plan?
Hay una preocupación de que Guatemala no cuenta con un plan de reactivación económica, que sea compartido, creíble y que tenga la decisión tanto del Estado como del sector privado de seguirlo.
Con esto no quiero decir que no exista alguno, pero lo que nos hace falta es un plan consensuado, con la participación de los diferentes sectores y discutido con la suficiente voluntad política para llevarlo adelante.
Ese plan deberíamos tenerlo no solo de lo que hace falta del actual período presidencial, sino es importante que el nuevo gobierno pueda contar con ese plan y lo pueda ejecutar.
¿Es un pedido generalizado?
Lo que yo le manifiesto no es una apreciación personal, sino una preocupación de muchos guatemaltecos y de estudios económicos que no observan un programa de corto y mediano plazo para que el país pueda salir adelante.
La ruta del crecimiento la tenemos, con la estabilidad macroeconómica y que dieran otros países con esa estabilidad.
La estabilidad es un punto de requisito sólido para poder crecer económicamente.
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¿El viento está a favor para lograr una reactivación económica?
En este momento, todas las piezas están en su lugar para poder iniciar una reactivación y crecimiento económico. Pero desafortunadamente no hay un plan articulado, consensuado y creíble, que es lo que se tiene trabajar.
¿Quién debe convocar a ese plan?
Hay varias instituciones, pero en el Foro Guatemala existe una representación de diferentes sectores. El plan que necesitamos es corto para realizar la reactivación y luego, de crecimiento económico.
¿Qué sectores pueden responder para activar la economía?
Está la infraestructura, como el tema de carreteras, puertos, aeropuertos y un componente importante, que es la vivienda.
También entra la infraestructura en escuelas, hospitales, entre otros. Por eso decimos que todas las piezas están en su lugar y lo que se necesita es un plan.
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