Economía

Informalidad y contrabando, principales retos del comercio en Costa Rica

Los principales desafíos que debe enfrentar el Gobierno de Costa Rica para mejorar la competitividad son combatir la informalidad y el contrabando, junto a los altos precios de los combustibles y la lentitud del transporte de carga.

Velocidad del transporte de mercancías es problema en el Istmo. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Velocidad del transporte de mercancías es problema en el Istmo. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Francisco Llobet, hasta esta semana presidente de la Cámara de Comercio costarricense, manifestó que en Costa Rica el precio de los combustibles es más alto en comparación con el resto de Centroamérica, al igual que la energía, lo que resta competitividad.

Una reducción de la cantidad de trámites, procedimientos de recurso o de revisión más efectivos y mejores prácticas de facilitación de comercio en los procedimientos aduaneros mejorarían las exportaciones e importaciones, según los comerciantes.

Datos de la Cámara indican que el comercio en la región viaja por las carreteras a 16 kilómetros por hora, y un contenedor tarda entre siete y ocho días en cruzar desde Guatemala hasta Panamá, misma cantidad de tiempo que dura en llegar a España.

En Sudamérica, los contenedores viajan a entre 30 y 40 kilómetros por hora.

“Todos estos retrasos encarecen el producto entre un 25% y un 50% y hace que las compañías no sean competitivas, esto aunado a los problemas de fronteras perjudica más el comercio”, explicó Llobet.

Según el expresidente de la Cámara, el contrabando “golpea fuertemente” al sector porque hay mercadería que no paga impuestos, a lo que se suma el exceso de trámites que dificulta la inscripción empresas y productos farmacéuticos y cosméticos.

Cifras de la organización revelan que el Gobierno costarricense, durante el 2015, dejó de percibir US$20 millones en impuestos por el contrabando sólo de licores, cosméticos y medicinas.

“El comercio informal nos expone porque son personas que no pagan impuestos y no pagan seguros, es una competencia desleal y el comercio informal sigue creciendo, hablamos de un 50% prácticamente de informalidad en el país, que se nutre mucho también de contrabando”, afirmó Llobet.

Según el comerciante, en Costa Rica se goza de tranquilidad, seguridad y una estabilidad financiera, que de momento se mantiene, pero que a su opinión podría generar mucha presión este año.

Llobet indicó que el alto déficit fiscal con que el país cerró el 2015 es preocupante, pero las políticas que busca implementar el Gobierno, como la introducción de la renta global y la conversión del impuesto de ventas del 13% en uno de valor agregado del 15%, perjudicarán al sector comercial.

Cifras del Ministerio de Hacienda indican que el déficit fiscal de Costa Rica en el 2015 llegó al 5.9% del producto interno bruto  (PIB), por encima del 57% registrado en el 2014.

Según el presidente de la Cámara, la entrada de estas reformas tributarias podrían provocar un “paro en el crecimiento del país”, ya que las empresas detendrían las inversiones y contrataciones hasta no ver qué puede suceder.

Llobet criticó que el Gobierno costarricense, del presidente Luis Guillermo Solís (2014-2018), quiere más impuestos pero no contuvo el gasto.

Añadió que el presupuesto “bajó en infraestructura pública e inversión y eso no puede ser posible, porque si hay un sector que levanta el empleo es la construcción e infraestructura”.

Para Llobet, el sector comercial es el más importante del país, ya que acoge a un 15% de los empleos formales con 239 mil personas registradas, unas 27 mil empresas corresponden a esta área y representa el 15% del PIB.

En el último año, la Caja Costarricense de seguro social reportó 45 mil nuevos empleos, de los cuales 9 mil corresponden a los comerciantes.

Sobre el papel de Costa Rica en la región centroamericana Llobet expresó que el país lidera con su experiencia en cuanto al conocimiento sobre Tratados de Libre Comercio, por su política sin ejército que le ahorra millones de dólares al año, así como la promoción de la idiosincrasia y sus niveles de seguridad. 

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