Este exestudiante de química en la Universidad de Birmingham, titular de un MBA de la London Business School, convirtió a Ineos en un mastodonte industrial en un país dominado por el sector de los servicios.
Sir Jim pasó varios años en la sociedad de inversiones Advent International antes de lanzarse, a los 40 años, en el mundo de los negocios, y crear Ineos en 1998.
Su grupo realiza ahora ventas anuales por valor de 60.000 millones de dólares y emplea a más de 18.000 personas en 171 sitios en 24 países.
Motos y fútbol
Ineos creció a golpe de adquisiciones, entre ellas en 2005 la del grupo petroquímico Innovene, filial de BP, por 9.000 millones de dólares, lo que le permitió cambiar de dimensión.
Jim Ratcliffe cree mucho en el gas de esquisto, y organizó a fines de 2016 la llegada, procedente de Estados Unidos, del primer cargamento destinado al Reino Unido. El empresario querría incluso explorar el suelo británico, pero sus progresos son lentos en un país que duda en lanzarse en esta aventura.
Amante de nuevos desafíos, Ratcliffe prosigue la diversificación de su grupo en el sector del automóvil, con el objetivo de darle un sucesor al célebre 4×4 Land Rover Defender.
Ratcliffe, que además es corredor de maratones, también ha invertido en otros sectores, y se ha hecho con el especialista de ropa para conductores de moto, Belstaff, o ha adquirido el club de fútbol suizo FC Lausanne, aunque sigue siendo aficionado del Manchester United.
“JR” o “Dr No”
Pese a su éxito, este hombre ha alimentado durante tiempo el misterio, por lo que algunos lo consideran “secreto” o “solitario”, y le ponen motes como “JR” de la serie Dallas o “Dr No”, el malo de la primera película de la saga James Bond, según una semblanza publicada por el Financial Times en 2014.
Esta discreción constituye una imagen de marca del grupo Ineos, que no cotiza en bolsa y por tanto no tiene la obligación de revelar su cuentas.
El empresario ha tomado sin embargo posición en el espinoso tema del Brexit, y es uno de los raros industriales en apoyar la salida de la Unión Europea (UE).
“Los británicos son perfectamente capaces de ocuparse de ellos mismos, y no necesitan que Bruselas les diga cómo hacerlo”, aseguró al Sunday Times un año antes del referéndum de junio de 2016.
Sin embargo, ha preferido asegurarse su patrimonio, y decidió, según la prensa británica, transferir su fortuna a Mónaco, principado conocido por su ventajoso sistema fiscal para las grandes fortunas.
Los temas fiscales ya lo impulsaron a deslocalizar la sede de su empresa a Suiza en 2010, para luego repatriarla a Londres en 2016, cuando afirmó que quería demostrar su confianza en la economía británica pese al Brexit que se viene.