Como parte de las medidas aplicadas para combatir el virus, en varios países se impulsó la aprobación, desarrollo, fabricación y distribución de vacunas seguras y efectivas, las que han sido determinantes para reducir la mortalidad, desfogar los sistemas de salud y mitigar las secuelas de las medidas implementadas para contener los contagios. Y Guatemala podría ir por el mismo camino.
Según la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el control de la pandemia aún se enfrenta a desafíos que incluyen nuevas cepas peligrosas del virus, la competencia mundial por un suministro limitado de dosis y el escepticismo público sobre las vacunas. Y principalmente, que el 90% de las personas en países de bajos ingresos no tendrán acceso a ninguna vacuna en el presente año.
En ese contexto, ambas organizaciones señalan que solo algunos países han avanzado de forma rápida para inmunizar a sus poblaciones, pero hay otros en los que el acceso a dosis es aún limitado, como el caso de Guatemala: El total de personas vacunadas en el país con una primera dosis asciende hasta el 22 de noviembre del presente año a 5 millones 706 mil 207; y con esquema completo van 3 millones 805 mil 733, para un total de 9 millones 511 mil 940 dosis administradas
¿Es factible producir vacunas en Guatemala?
El Ministerio de Salud respondió a Prensa Libre, a través del Departamento de Comunicación Social, que es posible el llenado de vacunas para prevenir el covid-19 en Guatemala y no descartan analizar esa posibilidad. Sin embargo, no brindaron más detalles si es un proyecto que están trabajando y en qué consistirá el mismo.
Salud estimó que para su factibilidad, se tiene que convocar a la industria farmacéutica nacional, al Gobierno de Guatemala, a las universidades y las entidades que sea necesario para trabajar en el proyecto. Por lo tanto, “es un tema por evaluar”, aunque es el presidente de la República quien puede autorizarlo.
Los beneficios que tendría el país serían en temas de generación de nuevos empleos e ingreso de capital a la economía. Además, a nivel internacional, Guatemala sería atractiva para proyectos de la industria farmacéutica.
En opinión de Enrique Aguilar, director de la Gremial de Fabricantes de Productos Farmacéuticos, ya hubo una experiencia de fabricación de vacunas en el país, por lo que el departamento de Control de Medicamentos de ese ministerio sería el encargado de echar a andar un proyecto de fabricación a corto o mediano plazo.
Deborah Wellmann de Motta, directora del Núcleo Farmacéutico de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), coincidió en que es viable la fabricación de vacunas contra el covid-19 en Guatemala, porque el país ya cuenta con una sólida industria farmacéutica que cumple con normativas internacionales de calidad.
Además de fabricar productos para el mercado local, la industria farmacéutica guatemalteca exporta alrededor de US$300 millones anuales hacia el exterior. “Por ejemplo, desde hace muchos años existen empresas que fabrican vacunas para animales. Los principios básicos de la fabricación de estos biológicos son muy similares a los que se destinan a uso humano”, afirmó.
Acuerdos de transferencia
Wellmann planteó los siguientes aspectos a considerar para fabricar vacunas contra el covid-19 en el país:
- Guatemala cuenta con personal técnico-científico muy competente y capaz.
- La industria farmacéutica guatemalteca ya cumple con normativas internacionales de calidad.
- Sin embargo, dada la complejidad de este tipo de productos, una vez se ha hecho el desarrollo de la vacuna, se necesita realizar estudios clínicos fase I, II y III en pacientes.
Por lo anterior, considera que la mejor opción sería realizar acuerdos de transferencia de tecnología ya aprobada en otros países y que cuenten con todos los estudios de respaldo para garantizar al paciente un producto seguro y eficaz, en un tiempo menor que si se inicia el desarrollo desde cero.
Se pueden establecer alianzas entre la empresa que otorga la transferencia tecnológica y la empresa guatemalteca, pero la profesional resaltó que aún hay que trabajar en el marco técnico regulatorio, ya que actualmente la normativa considera el registro de los productos biológicos en el país, pero no la fabricación de vacunas de uso humano.
“Tanto a nivel gobierno como industrial, se están dando pasos para buscar esa transferencia de tecnología, dada la alta importancia que representa para el país el acceso universal a la salud”, expresó.
Una inversión de este tipo puede estar alrededor de US$10 a US$20 millones, dependiendo de la capacidad instalada y el volumen de producción. Uno de los principales beneficios sería contar con vacunas seguras y eficaces en un plazo más corto que el que nos ha tocado en esta pandemia. Sumado a ello, la industria podría generar muchísimo más en fuentes de trabajo, tanto a nivel operativo como técnico-científico, enfatizó.
“El hecho de contar con fabricación local de vacunas para control epidemiológico de covid-19 y las enfermedades que nos aquejan sería un logro muy importante”, concluyó.
Actualmente, la industria farmacéutica nacional genera alrededor de 10 mil empleos directos y 70 mil indirectos.
Énfasis en la cadena de suministro
El informe de la Organización Mundial de Comercio (OMC) llamado: “Desarrollo y distribución de vacunas contra el covid-19 en todo el mundo”, planteó que el éxito de los programas de inmunización depende de una cadena de suministro y un sistema logístico funcionales de un extremo a otro.
La función de la cadena de suministro es asegurar el desarrollo, fabricación, almacenamiento, manipulación y gestión de las existencias de vacunas de manera eficaz; el control riguroso de la temperatura en la cadena de suministro; y el mantenimiento de sistemas adecuados de información de gestión logística.
El objetivo es garantizar la disponibilidad ininterrumpida de vacunas de calidad desde su fabricación hasta su distribución, de modo que no se pierda la oportunidad de vacunar, por problemas logísticos.
Varios miembros de la OMC subrayaron, entre otras cosas, la importancia del buen funcionamiento de las cadenas de suministro y la necesidad de facilitar las corrientes transfronterizas de insumos y servicios médicos esenciales.
Aun reconociendo que los Gobiernos pueden adoptar medidas de emergencia para hacer frente a los problemas de salud pública, incluida la escasez de tecnologías contra el covid-19, los ministros de Comercio del G-20 han pedido a los países que se aseguren de que cualquier medida restrictiva del comercio que se adopte para promover la salud pública sea “selectiva, proporcionada, transparente y temporal”.