Tres políticas “imperativas” pueden ayudar a dirigir esa balanza, según Lagarde: la apertura, la reducción de la brecha entre pobres y ricos (y entre zonas urbanas y rurales), y la inversión en I+D.
Estas tres claves, destacó la directora gerente, están recogidas en el nuevo Plan Quinquenal aprobado por las autoridades chinas la semana pasada y “ayudarán a China a conseguir un crecimiento de mayor calidad, más inclusivo y más sostenible” si son implementadas.
Este XIII plan quinquenal establece las políticas a seguir por el Gobierno entre 2016-2020, y busca un crecimiento económico de al menos un 6,5 % anual para doblar en 2020 el producto interior bruto (PIB) y la renta per cápita que el país tenía en 2010.
“Claramente, el plan articula la visión del presidente Xi del camino para rejuvenecer el país”, valoró Lagarde durante su intervención en el foro.
La transición de la economía china, señaló la directora gerente, es “buena para China y buena para el mundo” , pero alertó de que, como en cualquier gran transición, el camino tendrá “sobresaltos”.
Durante el foro, el viceprimer ministro, Zhang Gaoli, también se refirió a las reformas y apostó hoy por dar un nuevo impulso a la transformación estructural de la economía, según publica la agencia oficial Xinhua, uno de los pocos medios con acceso al evento.
El plan quinquenal, aprobado por el plenario de la Asamblea Nacional de China (Legislativo), busca modernizar el anticuado entramado industrial de China, especialmente en el sobredimensionado sector público, mientras reserva un lugar central a la innovación y diseña políticas de distribución de mano de obra, tecnología y capital para potenciarla.