La razón: los cálculos simplemente no cuadran por distintos motivos. Unos se olvidan de agregar un refresco y otros más omiten la propina, por ejemplo.
El patrón de consumo es otro factor, ya que algunos comensales pagan con tarjeta y otros, en efectivo.
Al final, el problema es que el mesero o la persona que se encarga de recolectar el total no tiene suficiente “sencillo” para saldar lo consumido.
Si viviéramos en Suecia otra historia sería.
“Aquí no sucede eso. A nosotros el mesero nos da la cuenta y una sola persona se encarga de cancelar el total. Luego los demás sacamos el teléfono móvil y mandamos la cantidad respectiva mediante una aplicación al instante”, explica por correo electrónico Ángel Elías Barillas, un ingeniero guatemalteco que reside en Falköping, un pequeño pueblo localizado a 200 kilómetros al suroeste de Estocolmo, Suecia.
Así como en Suecia, en Dinamarca el dinero en efectivo es prácticamente una reliquia. De hecho, muchos comercios se autodenominan “libres de efectivo”, donde el único medio para realizar las transacciones es con tarjeta de crédito o débito, o a través de celulares conectados a una cuenta bancaria.
“Aquí hay muy pocos cajeros automáticos”, refiere Elías Barillas.
Para el economista Óscar Erasmo Velásquez, una de las razones por las que en Guatemala el efectivo es el medio de pago más utilizado es porque no toda la población tiene acceso y las facilidades para usar las transacciones de carácter digital, además de que la mayoría de personas tiene un ingreso promedio bajo.
“Si se le quiere dar una mesada a un niño o adolescente, solo se les transfiere a una cuenta que tengan en el banco. Los medios de transporte no aceptan efectivo —solo tarjetas prepago o de alguna entidad financiera—, mientras los quioscos de hot-dogs solo reciben pagos electrónicos”. El avance en el uso del dinero plástico ha sido tal que los diezmos en las iglesias se hacen de manera virtual a través de la aplicación llamada Swish.
Si quiere sorprenderse aún más, los vendedores ambulantes llevan lectores electrónicos de tarjetas.
El mismo patrón tienen Holanda y el Reino Unido.
En términos económicos, los medios de pago son todos los instrumentos que se utilizan para hacer transacciones.
El dinero en efectivo —billetes y monedas—, según Sergio Recinos, presidente en funciones del Banco de Guatemala, es el medio de pago más conocido y utilizado en el país. Sin embargo, existen otros como los cheques y las tarjetas de crédito y débito.
Los registros indican que la cantidad de billetes y monedas en circulación, a inicios de mayo, era de Q78 mil 275.7 millones, monto del cual Q30 mil 740.6 millones corresponden al numerario en circulación y Q47 mil 535.1 millones a los depósitos monetarios en moneda nacional.
Bancarización
¿Sucederá en Guatemala lo que pasa en Europa? Quizás en un futuro muy, pero muy lejano.
“En los países escandinavos la bancarización es de cien por ciento, mientras que en nuestro país apenas llegamos al 36 por ciento”, comenta Javier Ramírez, subgerente de Banca Moderna de Banco Industrial.
Luis Díaz, gerente de Desarrollo Comercial de Mastercard para Guatemala, opina que a pesar de eso, existen soluciones tecnológicas que cambiarán la forma como se efectuarán las transacciones, las cuales ayudarán a desplazar al efectivo.
Se calcula que en la actualidad en Guatemala las transacciones a través de medios electrónicos están en torno al 13 por ciento, lo cual está por debajo del promedio de América Latina —Brasil, por ejemplo, eleva la estadística hasta 33 por ciento—.
Datos del banco central refieren que al 4 de mayo último el saldo por el uso de tarjetas de crédito se ubicó en Q9 mil 484.4 millones.
Sin embargo, según Recinos, el Banguat no cuenta con un registro diario de le cantidad de transacciones en efectivo y al crédito que se realizan.
Tecnología
De momento, entre las tecnología disponibles se cuentan tarjetas con microcircuito, las cualesofrecen mayor nivel de seguridad. Este es el paso previo a lanzar los plásticos contactless, o pagos sin contacto.
Con este sistema solo hay que acercar una tarjeta con chip a una terminal de pago POS (punto de venta), lo cual promete agilizar el tiempo de cobro, además de ofrecer seguridad al cliente y a los comercios.
Según Ramírez, en Guatemala este sistema se aplicará a fin de año. Aparte del contactless, están por introducirse las billeteras digitales y los MPOS (unidades de POS móviles).
Todo esto se sumará a otros sistemas disponibles, como la aplicación Visa-pagos y transferencias (VPT), que funciona desde hace unos siete años, explica Rogelio Sánchez, vicepresidente de Visa para Centroamérica.
También existen los pagos a través de códigos QR, los tókens –con claves dinámicas- y las transferencias móviles.
“Yo puedo entregarle a alguien Q100 para que los retire de un cajero automático. Para ello, esa persona solo debe ingresar un código, y listo”, expone Ramírez.
Asimismo, se prevén los NFC (Near field communication) con los que se pueden hacer pagos desde los smartphones, tal como Apple Pay y Samsung Pay.
Los medios de pago tienden a crecer en el tiempo, asociado al crecimiento económico y al incremento de los precios.
El Banguat estima que en los siguientes cinco años los medios de pago en el país registrarán un crecimiento de entre 7 y 11%.
Aunque en el país ya existen plataformas de servicios digitales financieras, los bajos ingresos que percibe la mayoría de la población, la informalidad, hasta aspectos culturales predominan en el avance y uso de estas plataformas.
Para el economista Óscar Erasmo Velásquez, una de las razones por las que en Guatemala el efectivo es el medio de pago más utilizado es porque no toda la población tiene acceso y las facilidades para usar las transacciones de carácter digital, además de que la mayoría de personas tiene un ingreso promedio bajo.
En el 2016, el ingreso promedio de los trabajadores era de Q2 mil 158 —US$294—, según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos.
En los países escandinavos, Carmine Venosa, un italiano residente en Barcelona, España, pero que viaja constantemente por negocios a Dinamarca, comentó vía Skype que a pesar del avance de esos nuevos medios, para las personas de la tercera edad es difícil desprenderse del efectivo. Venosa se refiere al tema al relacionar ese comportamiento con la falta de conocimiento.
Comenta que a pesar de ser países tan avanzados en el tema, muchos ancianos piden que otros hagan sus pagos, incluso para comprar los abarrotes o la medicina.
¿Alguna vez desaparecerá el papel moneda? “No lo creo”, dice Venosa. “¿Qué pasaría si quiero pagar una comida y se cae el sistema? No queda más que el efectivo”, puntualiza.