Durante la espera recordé el estudio elaborado hace algún tiempo por el Banco Mundial, “Trade and Logistic in Central America” (Comercio y Logística en Centroamérica), que concluía —entre otros— que el costo logístico de llevar tomates de San José de Costa Rica a Managua —430 kilómetros— es más caro que hacerlo hasta California, a más de 5 mil 400 kilómetros, algo difícil de comprender.
Según el estudio, para un pequeño productor, los costos logísticos pueden representar hasta el 41% del precio final de sus tomates. Gasta tres veces más en llevar su producto hasta la frontera e invierten en tiempo cinco veces más que un productor grande. Para el pequeño productor, el costo de transporte puede significar más del 20%.
Los costos relacionados a los trámites aduaneros y parafiscales —permisos sanitarios, por ejemplo— pueden significar el 10% del precio final de venta, y en promedio, el tiempo invertido puede implicar hasta 10 horas de permanencia en la fronteras, esto sin bloqueos como los de esta semana.
También es bueno recalcar que, si bien es cierto en la mayoría de los casos los camiones llegan a los puestos fronterizos con la papelería lista para completar la exportación, lo cual es un proceso expedito a través del sistema SAQBE de la SAT, muchas veces los impuestos relacionados con la importación —IVA o impuestos de venta— no se han realizado por el importador, lo cual provoca grandes colas en frontera.
El objetivo de la política comercial de Guatemala desde mediados de los años 1990 se fundamenta en un concepto en el que la gran mayoría de los economistas está de acuerdo: los mercados ampliados y abiertos son mejores y más convenientes que los mercados con barreras comerciales; esto es especialmente aplicable a economías pequeñas, como la guatemalteca.
El productor-vendedor de lichas que veía todos los días en la carretera entre Esquipulas y la frontera de Agua Caliente prefiere poner esa pequeña fruta en mercados no solamente de Chiquimula, sino también en Ocotepeque y en Copán, Honduras. Es la misma lógica para el productor de sillas plásticas, jabones o cardamomo que exporta a través de puertos y carreteras.
Al hacerlo deberá invertir en contratar a otro colega que distribuya su fruta en otras plazas y mercados, con lo cual se convierte en un generador de nuevos empleos.
En otras palabras, la principal fuente de generación de nuevos empleos en el país, el comercio internacional, es afectado por los costos logísticos, principalmente el costo de transporte. Estos costos dependen de factores como infraestructura vial en mal estado, condiciones de inseguridad en carretera o regulaciones de gobiernos locales que limitan la circulación desde o hacia centros industriales o vialidades que obligan a atravesar centros urbanos.
Otro elemento que incide es la tramitología que debe hacerse en las fronteras. Tal como lo han confirmado recientemente autoridades de la Sieca, a mediados del próximo año se concretaría la primera fase de la Unión Aduanera con Honduras. Esta será una clara oportunidad para simplificar o automatizar mucha de esa tramitología.
Al final del día, lo importante para el vendedor de lichas en Esquipulas es ampliar su mercado y que le sea tan fácil hacerlo en cualquier lado de la frontera; claro está, deberá formalizarse y contribuir con sus impuestos a que todo esto suceda.