Pero no es el único obstáculo. Luis Chilin Urizar tiene una leve discapacidad auditiva, que se llama acucia moderada leve sensorial bilateral, que es una pérdida progresiva de la audición y que se mitiga con unos aparatos que tiene en sus oídos.
Esto lo ha retrasado en su carrera de Ingeniería en Sistemas de Producción, en la Universidad de San Carlos y que inició en 2012, pero que no fue impedimento para que iniciara, hace dos años, su propio emprendimiento de hidromiel artesanal.
Vino nativo maya
En la cocina de su casa, en Amatitlán, Luis inventó la naciente marca de vino Balché, inspirada en la bebida de miel que los mayas utilizaban con una abeja que ellos mismos domesticaban. De acuerdo con el futuro ingeniero agrónomo, esa abeja es nativa de Guatemala, por lo que la bebida tiene potencial para exportarse como producto de origen único.
“Yo llevé un curso de apicultura, pero mejoramos la receta y de eso nació la hidromiel. Se puede colocar en restaurantes, bodas, cumpleaños y eventos de gran magnitud.”, contó Chilin a Prensa Libre. El sueño lo comparte con su socio, Gyorbani Say.
Por ser una bebida alcohólica, Chilin necesita por lo menos Q30 mil para los registros legales que implica su producto en la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), y otros Q50 mil para escalar la producción y hacerla rentable. Actualmente, apenas logra vender unas diez botellas al mes, luego de tres años de pruebas.
Con las capacidades actuales, llegar a la producción ideal de 5 mil a 6 mil botellas le tomaría unos tres años, por lo que la inyección de capital es clave para que su emprendimiento sea viable. En la actualidad, cursa el Programa de Apoyo al Emprendimiento (PAE), un programa gubernamental con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, en el que está aprendiendo la mejor forma de presentar su producto y negociar “con tiburones”, como él mismo lo llama.
Probar, probar y probar…
Para llegar a esta receta, tuvo que hacer unas 15 versiones. “La primera vez que hice la mezcla de miel, la verdad no supo bien (ríe), pero por eso hay que perseverar. Tuve que jugar con los tiempos de fermentación y las cantidades de concentración de miel. Me llevó dos años de producción y 15 pruebas para llegar a la receta final” recuerda.
Además del vino tradicional a base de miel, también tiene listo para comercializar uno con rosa de jamaica, y se encuentra pruebas con otras mezclas como chocolate y ponche de frutas. Ya ganó en tres ocasiones el primero, segundo y tercer lugar el premio de la feria de emprendimiento de la Facultad de Agronomía.
Su sueño es desarrollar su empresa y “apoyar a Guatemala, que los guatemaltecos lo degusten y esté en sus mesas”, y luego proyecta tener un santuario para conservar las especies nativas de abejas del país, y así lograr una producción sustentable.
El emprendimiento Balché es parte del Congreso Nacional de Emprendedores (Conae), celebrado en el Parque de la Industria, en la capital guatemalteca.
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