En Wall Street, el Dow Jones caía en un 4.75% en la apertura y el Nasdaq perdía 5.50%.
Las materias primas no se quedaron atrás: el petróleo cayó por debajo de los 40 dólares, su nivel más bajo en seis años.
Ante el desplome de los mercados bursátiles mundiales, en el de la deuda los inversores penalizaban a los países del sur de la zona euro, que veían incrementarse los intereses que pagan en el mercado secundario para endeudarse.
Shanghai lideró el desplome general de las bolsas, con una caída del 8.49%, después de haber llegado a perder el 9% durante la sesión. La semana pasada se había dejado más del 11%.
En Tokio, el índice Nikkei cerró la jornada con una pérdida del 4.61%, cayendo a su nivel más bajo en seis meses, tras cinco sesiones consecutivas en rojo.
El contagio llegó hasta la Bolsa de Taiwán, que cerró con una caída del 4,84% tras llegar a ceder un 7.46%, y Hong Kong que perdió más del 5%.
En la estela de las asiáticas, la Bolsa de Sídney se dejó un 4.09% y cayó a su nivel más bajo en dos años, y Seúl un 2.47%.
A los inversores les preocupa la coyuntura mundial en general, al inicio de una semana rica en publicaciones de indicadores en Estados Unidos y Europa, y en particular China.
Los indicadores decepcionantes se suceden y crece la desconfianza general: el índice PMI sobre la actividad industrial de referencia en la segunda economía mundial, publicado el viernes, señala una drástica contracción de la actividad manufacturera en agosto.
“Hoy tenemos todos los ingredientes para presenciar en los mercados la peor jornada en cinco años” , comentó Evan Lucas, corredor de IG Markets.
“La reacción de los mercados asiáticos refleja el sentimiento de los inversores y su convicción de que un desplome brutal (de la economía china) es inevitable” , añadió.
– Pekín no convence –
La sorpresiva devaluación del yuan el 11 de agosto — percibida como un intento desesperado de las autoridades chinas para impulsar sus exportaciones y su actividad económica — no hizo más que aumentar la inquietud general, causando una oleada de impactos en los mercados.
Desde entonces, se han esfumado al menos el equivalente a 5 billones de dólares en valor de las Bolsas mundiales.
Con un espíritu tranquilizador, China anunció el domingo -en una directiva recogida por los medios estatales- que el gigantesco fondo de pensiones nacional invertirá en las bolsas.
El fondo de pensiones podrá invertir hasta un 30% de sus activos netos en acciones. Con anterioridad, sólo podía invertir en bonos del Tesoro y depósitos bancarios.
La medida, que puede llevar a compras masivas de títulos por el fondo de pensiones, no parecía tranquilizar a los inversores chinos, en su inmensa mayoría particulares y pequeños portadores.
“Pasará mucho antes de que lleguen las intervenciones del fondo de pensiones, y las valorizaciones siguen siendo demasiado altas, ni siquiera el fondo hubiera podido hacer nada en este momento” , comentó Qian Qimin, analista del corredor Shenwan Hongyuan.
De hecho, persisten los temores de una “burbuja” : antes de hundirse a mediados de junio, la Bolsa de Shanghai había ganado un 150% en el lapso de un año, impulsada por el endeudamiento y de manera totalmente desconectada de la economía real.
“El mercado todavía se va a hundir más. Sería lo lógico, ya que los mercados bursátiles de todo el mundo caen al mismo tiempo” , agregaba Qian Qimin.
“La economía está muy mal, ciertos sectores están sobrevalorados y las presiones a la venta en todos los mercados mundiales contribuyen a bajarle la moral a las plazas chinas” , resumía Wu Kan, gerente del fondo JK Life Insurance en Shanghai, citado por la agencia Bloomberg.
Desaparecen compradores de Wall Street
Durante años, los inversionistas en acciones estadounidenses restaron importancia a las amenazas —la paralización del gobierno de Estados Unidos, el temor al desplome del euro, la posibilidad de que Estados Unidos incurriera en mora— y seguían comprando valores. En el sexto aniversario del mercado alcista en marzo, el índice Standard and Poor’s 500 se había triplicado con creces. Ahora es difícil hallar compradores.
Una ola de ventas ha sacudido los principales índices bursátiles y el S&P 500 perdió casi el 6% la semana pasada. Fue su peor caída desde 2011. Los indicadores mostraban otra caída pronunciada el lunes, lo que Wall Street califica de “corrección” , o sea, una caída de un 10% luego de alzas recientes.
Las correcciones son normales en un mercado alcista, una pausa en la marcha hacia arriba y esta se veía venir desde hacía tiempo. Suelen llegar cada 18 meses y la última había sido hace cuatro años.
El principal desencadenante de ventas la semana pasada fue la evidencia de una desaceleración de la economía china, pero hay muchos otros factores preocupantes que inciden ahora en el mercado.
Pese a los esfuerzos de China por mantener la calma, su bolsa de valores ha sufrido vaivenes inesperados este verano. La semana pasada el gobierno anunció la devaluación de su moneda y el viernes, un índice sobre manufactura indicó que ese sector clave sigue contrayéndose.
Lo que ocurre en China incide sobre el resto del mundo y no solamente por ser la segunda economía mundial. La decreciente demanda china ha hecho bajar los precios de materias primas y su sorpresiva devaluación hizo que otros gobiernos hicieran lo mismo, suscitando temores de una posible guerra de divisas.
La fuerte baja en el precio del petróleo el mes pasado ha sido una fuente de preocupación para los corredores. El petróleo cayó el viernes por debajo de los 40 dólares el barril, el menor precio desde la crisis financiera de hace seis años. Si el petróleo sigue bajando, probablemente arrastrará consigo el índice S&P 500, que incluye perforadores y empresas energéticas. Las acciones de esas empresas han caído el 35% en los últimos 12 meses.
Lo positivo de la baja del precio del petróleo es que el dinero que los automovilistas ahorran puede significar que lo inviertan en otros productos, pero los estadounidenses están optando por pagar deudas en vez de hacer compras. La nueva frugalidad ayuda a explicar por qué el principal impulsor de los precios de las acciones —ganancias empresariales— han sido tan decepcionantes últimamente.
La Reserva Federal ha indicado que, con la mejora de la economía, podría empezar a aumentar las tasas de interés para mantener la inflación a raya, quizás a partir del mes próximo. Durante años, los inversionistas han opinado que el mercado podría bajar fuertemente cuando el banco central empiece a elevar las tasas, que han permanecido casi en cero y a las que se acredita el alza en los precios de las acciones.
Esta semana los inversionistas empezaron a preocuparse exactamente por lo contrario. En las actas de la reunión del banco central en julio, difundidas el miércoles, los funcionarios del banco manifestaron preocupación de que la desaceleración china imponga riesgos a la economía estadounidense. Los inversionistas se preguntaron si eso significa que el crecimiento aquí es frágil y empezaron a vender acciones.
Ernie Cecilia, director de inversiones de Bryn Mawr Trust, dijo que el cambio de impresión es paradójico. “El mercado decía empiezan a aumentar las tasas’ y ahora está preocupado de que la Reserva se preocupe de que la economía se esté desacelerando” .