Se trata de un mostrador donde dos simpáticas chicas atienden a los interesados, fundamentalmente extranjeros, en invertir un mínimo de US$5 mil en proyectos artísticos y negocios, a partir de una cartera de pequeños empresarios privados interesados, confeccionada por Orta.
Un norteamericano maduro, vestido de negro, es atendido con esmero en inglés por una de las chicas, pero después rechazó comentar con un “no habla” en mal español.
Aunque el 17 de diciembre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro iniciaron el proceso de restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, para terminar con 54 años de ruptura a rajatabla, aún los norteamericanos no pueden invertir ni visitar Cuba como turistas.
Pensamos en “hacer una obra para entrar en el espacio de la economía, quizás hacernos pasar por economistas, pero haciendo una obra de arte” , señala Orta.
El arte como paraguas
“Es una prueba piloto de lo que puede ser una bolsa de valores usando al arte como paraguas” , pero “si funciona puede ser un negocio rentable” , dice el artista con una sonrisa ligera debajo de su barba negra.
Desde 1959 con la revolución de Fidel Castro, desapareció la economía capitalista en Cuba y su símbolo, la Bolsa de Valores. El antiguo edificio de la Lonja de Comercio es ahora una inmobiliaria sede de oficinas de empresas y agencias de prensa.
El proyecto ya tiene 21 asociados, y se inscribió en la XII Bienal de La Habana, que comenzó el viernes, para atraer clientes.
Se trata de “convertir a todos los espectadores que vienen a la Bienal, con un cierto nivel económico alto, proveniente del extranjero, en inversores de estos negocios” , dice Orta.
Ante la duda de los oyentes, aclara, “si lo quieres entender como una obra de arte, te quedas en el universo simbólico que te expresa la obra de arte, digamos que el cinismo desde la economía hacia la ideología” .