IDEAS PARA NEGOCIOS CON FUTURO
Naturaleza del conflicto
La primera pregunta que surge es: ¿Por qué denominamos la mediación forma alternativa para resolver diferencias, si en realidad debería ser tratada como una forma natural, igual que la negociación, conciliación o el arbitraje, todas incluidas en nuestra legislación?
La denominación debería ser métodos naturales para resolver conflictos. En el mismo nacimiento de la humanidad, nuestras sociedades primitivas, los individuos y grupos, entienden que la fuerza y la venganza sin límite generan auto-destrucción, con medidas como “ojo por ojo diente por diente” y surge la necesidad inteligente de someter los conflictos a terceros elegidos por las comunidades.
Apareciendo la figura del mediador, donde su principal aporte era exhortar a las partes en conflictos a someterse a un arreglo pacífico, y ese personaje independientemente de la categoría o jerarquía que tuviese, carecía de jurisdicción, su participación solo actuaba cuando las partes aplicaban lo que hoy conocemos como principio de voluntariedad, y desde aquel entonces sabíamos que no podían imponer su voluntad a ninguna de las partes, pero que sus intervenciones eran definitivas en la distinción de grupos societarios que prefieren la paz a la guerra.
La segunda pregunta es: ¿Y por qué no son tan populares y no los usamos? Algo ha sucedido, en especial con aquellos que proponemos mejor negociar y mediar que pelear, nos ha faltado talante para insistir y persistir que el conflicto no es nocivo, y reforzar su naturaleza, la cual proviene, de lo diferente que encarna cada humano. Y muy probablemente reforzar que el conflicto no es lo malo, lo incorrecto es el tratamiento que le venimos dando, si no observamos la sobrecarga de casos en los organismos judiciales de nuestros países.
He tenido la oportunidad de participar en el diseño de los pensum para las universidades, en especial las facultades de Derecho, y desafortunadamente los métodos naturales no ocupan una lugar preponderante en el estudio de los abogados, donde se ha logrado un avance, tal vez, estudian un semestre y el resto está dedicado a encaminar nuestras diferencias a los tribunales, Alvin Toffler nos define como sociedades guerreras.
Si examinamos lo anterior en nuestras organizaciones, seguimos la misma creencia, ante una dificultad con un colaborador, cliente o proveedor, no se usa el método natural, tenemos una oficina que pelea en los tribunales. Hasta la próxima.