Estamos rompiendo el paradigma de grandes estructuras, monumentales organigramas, personas importantes, grandes capitales, crédito o financiamiento y relaciones influyentes como prerrequisito para triunfar empresarialmente. Ahora se pone de moda un modelo de negocio que hace viviente la frase de Drucker: “Hagamos sencillas las cosas difíciles y no compliquemos las fáciles”.
La innovación para las nuevas marchas empresariales incorpora nueva teoría: vehículos autónomos, menos billetes en las transacciones, más rayos de sol en la producción de energía, creación de zonas y ciudades inteligentes, entre otras; estas nuevas empresas crean y consiguen que los mercados compren. Se transforman ciertos paradigmas: clientes-proveedores y mercado se integran a través de productos y servicios para crear otros mercados.
Las ideas innovadoras se vincularon a la tecnología y dejaron de ser locales para convertirse en emprendimientos globales, renunciamos a medirnos con empresas promedio; ya las variables de comprobación son diferentes.
Actuamos con alto riesgo, trabajamos con poco capital, contratamos personal fuera de las fronteras, nuestros clientes son del mundo, podemos abrir oficinas y sucursales en diferentes ciudades y países, por ello se dice que no crecemos linealmente, lo hacemos como un acordeón. Usamos el mismo sistema del ser humano, crecemos a saltos.
Nos olvidamos de complejos procesos de reclutamiento; nuestra consigna está regida por tres factores: conocimiento, pasión por lo que se hace y compromiso con los resultados, acabamos con las jefaturas y las supervisiones, el liderazgo es un vocablo en plural y no en singular, ahora no es importante dónde esté o dónde decida cumplir la meta, la oficina es lo de menos.
Se quebró el hecho de que tecnología y humanidad no podrían estar juntas, las nuevas marchas empresariales demuestran esa gran alianza, su crecimiento no es por evolución o crisis, obedece al conocimiento, no se determina un mercado, se visualiza la masificación, con una clara propuesta permanente; no trabajamos en promocionar y vender un producto o servicio, nuestra pregunta constante es: ¿Cómo resolver las nuevas dificultades del mercado? Quien resuelve la pregunta, lidera.
Los colaboradores demuestran que lo más importante no es conseguir una pensión, es la satisfacción personal y de clientes, por ello se valora la comunicación directa, el correo electrónico es simplemente una herramienta, no la clave en la resolución de los problemas.
No se premia el silencio, se vive en un sistema disruptivo, que permite una nueva marcha empresarial en el corto plazo. Hasta la próxima.