“La penosa verdad es que (…) la CFI no sabe dónde van a parar la mayor parte de sus fondos, si ayudan o si son nefastos” , afirma Nicolas Mombrial, director de la oficina de Oxfam en Washington.
Contactada por la AFP , la CFI asegura que toma “muy en serio” las conclusiones de este informe publicado en momentos en que una posible rival del Banco Mundial, la china BAII, tiene gran éxito diplomático.
Oxfam se refiere principalmente a préstamos otorgados por el CFI a intermediarios financieros de países (bancos, fondos de inversión…) que luego son destinados a proyectos sin que se lleven a cabo las “verificaciones necesarias” sobre el impacto humano y social.
La ONG cita, entre otros, el ejemplo de un préstamo concedido a una empresa en Honduras, sospechosa de estar implicada en asesinatos y expulsiones de campesinos para defender un sitio de producción de aceite de palma.
Una investigación interna del BM había revelado ya estos abusos en enero del 2014.
Asimismo, Oxfam menciona un proyecto de una presa en Guatemala o de una central eléctrica en India que, según la organización, son solo “la parte visible del iceberg” .
Este tipo de préstamos a intermediarios financieros privados están en plena expansión en el BM. Suman 36.000 millones de dólares entre 2009 y 2013, es decir dos veces más que los fondos dedicados a la salud en el mismo periodo, según el informe.
Oxfam pide a la CFI limitar este tipo de inversión mientras no disponga de un “sistema adecuado para manejar y reducir los riesgos” .
A principios de marzo, el mismo Banco Mundial había hecho su mea culpa admitiendo que algunos de sus proyectos de desarrollo han dado lugar a desplazamientos forzados.