El año pasado, Malasia alcanzó un PIB per cápita de 10,830 dólares, superando por primera vez la media mundial de 10,804 dólares, y tiene como objetivo situarlo en 15,000 dólares, el límite por el que se califica a un país como desarrollado, en 2020.
En comparación, en 2010 el PIB per cápita de Malasia era de 8,752 dólares, un 8 % por debajo de la media mundial, entonces establecida en 9,513 dólares.
Zakri destacó el éxito de Malasia en indicadores como pobreza, que el país asiático ha reducido de más del 50 % de la población desde la década de los años setenta a alrededor del 6 % en la actualidad.
En los últimos años, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha insistido en que los países latinoamericanos tienen que aumentar sus inversiones en educación primaria, secundaria y superior para mantener los objetivos de reducción de la pobreza de la región.
Tras una década “prodigiosa” de crecimiento económico, Latinoamérica ha sido capaz de reducir la pobreza en la región del 44 % al 30 %, según los datos de instituciones internacionales, pero la ralentización de la economía mundial en los dos últimos años y la caída de los precios de las materias primas amenazan esos avances.
La reducción de la pobreza y el aumento del PIB per cápita es uno de los mandatos del Consejo Asesor Global en Ciencia e Innovación (Gsiac, por su sigla en inglés) establecido por las autoridades malayas y del que forma parte el profesor Zakri.
Gsiac, en el que participa la Academia de Ciencia de Nueva York, mantuvo su quinta reunión anual el lunes en Nueva York.
Tras el evento, Zakri señaló que “ciencia, tecnología e innovación” son elementos fundamentales para el éxito de desarrollo económico de Malasia y una receta a seguir por otros países en desarrollo.
El experto añadió que “la estabilidad política, fomentar el papel del sector privado y el incremento de la capacidad humana a través de fuertes inversiones en educación para toda la población” son claves para el crecimiento.
“Malasia está ayudando a fomentar la internacionalización de la ciencia para agrandar nuestra capacidad doméstica a través de asociaciones globales” , explicó.
“Los vínculos internacionales, ya sean redes, asociaciones o colaboraciones, ayudan a encontrar soluciones globales a desafíos domésticos y a integrar tecnologías en todos los sectores de la economía” , concluyó.