“Es una concepción de la competencia tremendamente anticuada”, afirmó.
Por eso, dijo que, de cara al futuro, hay que modificarla porque “es indispensable para la industria francesa, para la industria europea y para la construcción europea”.
Según Philippe, la política industrial que sustenta el dictamen de Bruselas “no se puede hacer en el marco actual”, ya que “no tiene en cuenta el mundo tal como es”.
El primer ministro se mostró confiado en el futuro de Alstom, pese a la negativa a su fusión con la compañía alemana Siemens porque, argumentó, “es una gran empresa” que dispone de recursos para salir adelante.
El titular francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, anunció por su parte que el Gobierno va a estudiar “posibilidades de consolidación para Alstom” e insistió en que la negativa a la operación con Siemens “va a servir a los intereses” de China y el gigante ferroviario de ese país CRRC.
Tras conocerse el dictamen del Ejecutivo comunitario, Alstom explicó en un comunicado que “va a proyectarse a partir de ahora en un futuro nuevo y definir su hoja de ruta estratégica, que incluya una atribución apropiada del capital”.
Anticipando el dictamen negativo de Bruselas, su presidente, Henri Poupart-Lafarge, había señalado en una entrevista publicada este miércoles por el periódico “Le Figaro” que no habría “una segunda oportunidad” para el proyecto de unión con Siemens y que las dos empresas irían cada una por su lado.
El rechazo a la fusión fue bien recibido, sin embargo, en los sindicatos de Alstom, que consideraban que el proyecto solo iba a beneficiar a los accionistas y acarrearía pérdidas de puestos de trabajo.
Alstom entierra la fusión
Vestager defendió en rueda de prensa la decisión asegurando que “ningún proveedor chino ha participado hasta ahora en una oferta pública en Europa para vender su señalización, ni suministra un tren de alta velocidad fuera de China”.
El grupo francés anunció por su parte que entierra su proyecto con Siemens. “Alstom se concentrará a partir de ahora en continuar con su crecimiento como líder mundial del sector de la movilidad”, indicó en un comunicado.
El veto de Bruselas deja una marca personal en Vestager a los ojos de Francia y Alemania, después de ser considerada durante años una estrella en ascenso de la UE.
La comisaria europea fue aclamada como una heroína europea después de enfrentarse a los gigantes tecnológicos estadounidenses Google, Facebook y Apple.
En la estela de estos sonoros anuncios, Vestager podría estar llamada a asumir un papel más importante en Bruselas tras las elecciones europeas de mayo.
La Comisión Europea cree que esta alianza aplastaría a los grupos más pequeños y aumentaría los precios para las empresas ferroviarias, con la fusión en una posición dominante para la venta de trenes de alta velocidad, entre otros.
Tecnócratas testarudos
Las autoridades de la competencia de Reino Unido, Países Bajos, Bélgica y España apoyaron firmemente a Vestager, temerosos del aumento de los costos de sus ferrocarriles nacionales.
Los partidarios de la operación querían no obstante que la comisaria mirara más allá de Europa hacia el auge del CRRC, entidad nacida de la fusión de empresas chinas, antes de que sea demasiado tarde.
“¿No hay áreas como la aviación, los ferrocarriles o los bancos en las que se debería tomar como referencia el mercado mundial en lugar del europeo?”, había dicho el ministro de Economía alemán, Peter Altmaier.
Altmaier aseguró este miércoles la voluntad de Francia y de Alemania de cambiar las reglas de competencia de la UE. Antes de hacerse pública la decisión, su par francés, Bruno Le Maire, había calificado de “error” que la Comisión no aceptara la fusión.
Atrapado en una tormenta política, el jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker, defendió el martes su política de Competencia y, en una aparente respuesta a Kaeser, cargó contra quien dice que su institución está compuesta de “tecnócratas ciegos, estúpidos y testarudos”.
La propuesta de fusión era crear un gigante ferroviario con operaciones en 60 países y una facturación anual de 15.600 millones de euros (17.800 millones de dólares).
Los ingresos anuales de CRRC de unos 26.000 millones de euros superan a los de los tres pesos pesados occidentales Bombardier, Siemens y Alstom, estimados en unos 8.000 millones anuales cada uno.
El constructor ferroviario canadiense Bombardier celebró la decisión de Bruselas, ya que la operación de sus rivales habría “comprometido gravemente la salud y la competitividad del conjunto del mercado ferroviario europeo”.
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