Los rumores sobre una posible bancarrota de Evergrande, cuyos pasivos totales ascienden a más de US$300 mil millones, sacudieron los mercados globales esta semana.
Mientras que Wall Street inició la semana con una caída del 1.78%, la bolsa de Sao Paulo cedió un 2.33% el pasado lunes, en un jornada que llegó a hundirse el 3.5%.
Sin embargo, en las tres últimas sesiones bursátiles, las principales plazas globales rebotaron y cerraron con ganancias, en un movimiento que indica que “en parte, el mercado está confiado de que (Evergrande) va a lograr a honrar o renegociar sus compromisos”, según explicó el economista del centro de estudios Fundaçao Getulio Vargas (FGV) Mauro Rochlin.
“Quizás el mercado haya entendido que el riesgo no es así tan sistémico, de cierta manera él ya está fijado en los precios”, dijo Rochlin en una entrevista con Efe, al agregar que, así, se desvanecería “esta pretensa crisis sistémica que para algunos era probable”.
Sin embargo, el economista ponderó que una eventual quiebra del gigante inmobiliario podría resultar en la desaceleración puntual de la economía china, lo que tendría reflejos directos en el mercado de materias primas y en las economías de sus principales socios comerciales, como es el caso de Brasil y otros países latinoamericanos.
Mayor socio comercial, cliente e inversor productivo de Brasil, China es el destino de más del 25% de todas las exportaciones brasileñas, además de ser el mayor comprador de hierro, ya que responde por casi dos tercios del mineral enviado por el país al exterior.
“Si consideramos que una desaceleración de la economía china hará que China importe menos e invierta menos, podemos entender que, por la dimensión que el país representa para Brasil, el impacto no será irrelevante”, sostuvo.
Lo mismo pasaría en las demás economías latinoamericanas, ya que la demanda por materias primas, que “tanto consume China”, sufrirían un “parón” importante, según el investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, Carlos Malamud.
“Las materias primas se verían afectadas, habría una disminución en la demanda de productos energéticos pero también de minerales como el hierro o el cobre, muy utilizados en la construcción”, dijo.
No obstante, Malamud evaluó que la situación china “no preocupa demasiado a día de hoy”, pero alertó de que “hay que estar muy pendientes de esto”, pues un nuevo golpe para la economía china sería importante y con serias consecuencias para las economías latinoamericanas”.
Posible obstáculo para la retomada
Así, el eventual -aunque “improbable”- declive del gigante asiático supondría un “obstáculo más” para la retomada consistente de las economías locales, entre ellas la de Brasil, que cerró 2020 con una contracción del 4.1% en su PIB y nunca llegó a recuperarse del batacazo sufrido entre 2015 y 2016, cuando se desplomó un 7%.
Para este 2021, Brasil se afrenta una galopante inflación, una tasa de interés actualmente fijada en el 6.25% anual y números aún modestos en sus principales indicadores de consumo, un panorama que podría potencialmente ser agravado por la reducción en los negocios con China.
Según Rochlin, Brasil “colecciona factores” que impiden un crecimiento más robusto y, a ello, “se puede incluir el factor China, el factor Evergrande, como uno que puede ser otro obstáculo más” para la anhelada recuperación de la principal economía de Suramérica.
En la misma línea se manifestó el coordinador del Núcleo de Estudios China-Brasil de la FGV, Evandro Menezes de Carvalho, quien puntuó que el principal temor del mercado ante una posible desaceleración china recae sobre todo en el futuro del hierro.
Si bien el precio del mineral viene bajando de forma sistemática desde el pasado marzo, tras una fuerte apreciación a inicios del año, la crisis de Evergrande podría acelerar los reajustes en el mercado.
“Estamos siempre a merced de estas oscilaciones del mercado, entonces eso puede afectar las exportaciones, en especial las de hierro”, explicó Menezes de Carvalho.
No obstante, subrayó que la situación de Evergrande se enmarca en un enorme proyecto del Gobierno chino de reestructurar la economía y los modelos de regulación del país, en el que destaca un ambicioso plan de doblar la llamada clase media y su PIB nominal hasta 2035, por lo que las perspectivas a medio y largo plazo son “positivas”.
“Se trata de un reajuste fuerte en la regulación de la economía, que alcanza no solo Evergrande sino todas las grandes compañías” del país, puntuó.
“La buena noticia es que no será el fin de la economía ni el colapso de la economía china. Todo lo contrario, pues las previsiones de China es precisamente doblar su PIB” en la próxima década, recalcó.