Economía

Por qué las empresas y los consumidores quedaron en medio de la guerra comercial entre China y EE. UU.

El mayor problema de las tensiones entre China y EE. UU. es que, aunque todo se resolviera de repente “por milagro”, establecer de nuevo confianza puede durar toda una generación.

Cadenas de supermercados en EE. UU. han confirmado que aumentarán los precios como resultado de los aranceles de la administración Trump sobre los productos chinos,. (Foto Prensa Libre: AFP)

Cadenas de supermercados en EE. UU. han confirmado que aumentarán los precios como resultado de los aranceles de la administración Trump sobre los productos chinos,. (Foto Prensa Libre: AFP)

Las tensiones o guerras comerciales son tan antiguas como el propio comercio internacional, pero las guerras comerciales siguen siendo un asunto de poderosas repercusiones para el Sistema Multilateral de Comercio.

Las tensiones o guerras comerciales son tan antiguas como el propio comercio internacional, pero las guerras comerciales siguen siendo un asunto de poderosas repercusiones para el Sistema Multilateral de Comercio.

Este tipo de guerra es muy poco productiva, con una gran influencia negativa sobre el bienestar social y económico de las naciones implicadas.

Con el incremento de los aranceles y las retaliaciones, la guerra se incrementa paulatinamente, la pregunta es cómo responderá el resto del mundo cuando empiecen a sentir los efectos en sus propias economías.

El duelo comercial entre Estados Unidos y China va peligrosamente en aumento, si los equipos de Washington y Beijing no logran llegar a un acuerdo pronto.

Quién lleva la peor parte

Para los países pobres, por ejemplo, no tienen la posibilidad de otorgar subsidios a sus sectores económicos, por lo que son más vulnerables a este tipo de guerra comercial, tal es el caso de la agricultura en Europa, cuyos subsidios han impedido de cierto modo la competencia procedente del exterior, o al menos la ha limitado.

Al elevar la protección contra la exportación de productos más baratos, los países pobres se exponen a que estos productos sean demasiado caros para que su economía los pueda producir y puedan competir en esos mercados.

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Hasta el momento la situación es que, el total de aranceles estadounidenses aplicados exclusivamente a China: US$ 250 mil millones y el total de aranceles chinos aplicados exclusivamente a los Estados Unidos: US$ 110 mil millones.

¿Un daño irreversible?

Los aranceles son las armas comerciales preferidas, ya que ambas partes intentan mejorar su capacidad de negociación. Los consumidores y las empresas se encuentran atrapados en el fuego cruzado. Los gravámenes aumentan los costos, confundirán las cadenas de suministro y aumentan la incertidumbre.

Los consumidores de la clase media creciente de China están usando su nueva riqueza para comprar más autos, iPhones y zapatos. Esa es una oportunidad de crecimiento masivo para General Motors, Apple y Nike.

Un barco que se está descargando en el puerto de Qingdao, en la provincia oriental china de Shandong. – Las firmas de la UE están “atrapadas en el fuego cruzado” de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, (Foto Prensa Libre: AFP)

 

La transición de China a una economía dirigida por el consumidor crea oportunidades enormes para las compañías extranjeras, especialmente las estadounidenses. China depende de los consumidores estadounidenses.

China también desempeña un papel fundamental en el financiamiento de la asombrosa deuda de Estados Unidos. Con US$1.1 mil millones de bonos del Tesoro, China es el principal acreedor extranjero.

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Está justo por delante de Japón y es aproximadamente igual a las tenencias combinadas del Tesoro de Brasil, Reino Unido, Irlanda y Suiza. Washington usa esa deuda para financiar todo, desde recortes de impuestos hasta aviones de combate.

Algunos temen que el daño a la relación entre Estados Unidos y China será difícil de deshacer y que reparar la relación no sería fácil. El problema es que, aunque todo se resolviera de repente por milagro, establecer de nuevo confianza puede durar toda una generación.

Estados Unidos tiene un déficit comercial con China que asciende a US$375 mil millones. Trump considera esto una “derrota” para su país, la cual justifica las medidas y amenazas en las que ha prodigado últimamente.

Los posibles pasos futuros

Tal vez estamos a inicios de una guerra comercial o frente al inicio de una negociación y es una guerra en desarrollo con nuevos eventos que suceden inesperadamente en el tiempo.

Los Estados Unidos puede que estén probando fuerzas para sentarse a negociar y restringir voluntariamente las importaciones, como recientemente se hizo con Corea del Sur.

Hay que recordar que en la última gran guerra comercial que comenzó durante las primeras etapas de la Gran Depresión en la década de 1930, cuando los países buscaban proteger a sus propias industrias y trabajadores, y lo que sucedió fue lo contrario, las ventas cayeron, innumerables empresas cerraron y millones de trabajadores perdieron sus empleos.

La situación de ahora es muy diferente de lo que era en ese entonces. La economía mundial, se viene recuperado de la última crisis económica de hace una década, y está creciendo a la tasa más rápida en años. La economía mundial también está más integrada, y el apoyo al libre comercio es posiblemente la más amplia, lo que puede hacer la diferencia.

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Si la guerra comercial continúa por un largo tiempo, pueden tener un impacto devastador en las economías de otros países. Pueden afectar severamente a industrias enteras, hacer que aumente el desempleo y elevar el precio de los bienes vitales en ambos o en todos los países involucrados. Y con un presidente que manifiesta que las guerras comerciales “son buenas y fáciles de ganar”, el peor escenario no parece ser exagerado.

La guerra comercial es una perspectiva particularmente desconcertante para muchos exportadores en otros países, ya que las acciones de represalia se pueden salir de control.

Los comerciantes trabajan en el piso de la Bolsa de Nueva York (NYSE) el 20 de mayo de 2019, un día en el que el promedio industrial Dow Jones cayó en las operaciones de la mañana debido a los continuos temores de una guerra comercial con China. (Foto Prensa Libre: AFP)

 

El Presidente Trump tuiteó que si la Unión Europea, de hecho, emite aranceles de represalia, tomaría represalias contra sus represalias abonando aranceles a los automóviles europeos. Si eso sucediera, es posible que Europa intente nuevamente igualar el puntaje y el ciclo podría continuar indefinidamente.

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Una relación de codependencia

China y Estados Unidos se necesitan mutuamente, no solo coexisten. Sus enormes economías están profundamente entrelazadas en formas que hacen que la intensificación de la guerra comercial pareciera ser insostenible.

La clase media en auge de China es un motor de crecimiento crítico para empresas grandes como Boeing, Apple, Nike y otras marcas estadounidenses. Se puede esperar que China siga creciendo en importancia como comprador y el apetito de Estados Unidos por productos baratos ha creado una fábrica china gigante que emplea a millones de trabajadores.

Las dos economías más grandes del mundo con un comercio de casi US$ 700 mil millones en bienes que fueron enviados entre China y Estados Unidos solo en 2018. Además, como se menciona antes, con US$ 1,1 billones de bonos del Tesoro, China es el mayor acreedor extranjero de Estados Unidos.

Lo cierto es que, la Organización Mundial del Comercio es la organización internacional quien mejor puede evaluar los efectos del comercio mundial que tiene la guerra arancelaria que mantienen enfrentados a los grandes colosos comerciales.

La OMC hizo una contundente advertencia en un informe difundido por la organización. Los expertos creen que la actividad podría remontar en 2020 hasta el 3% si se despejan las nubes que se ciernen sobre el horizonte económico, diciendo que “el comercio mundial continuará afrontando fuertes vientos en contra en 2019 y 2020 después de crecer más lentamente de lo esperado en 2018, debido a las tensiones comerciales y al aumento de la incertidumbre económica”.

El Director General, Roberto Azevêdo, advirtió que “si olvidamos la importancia fundamental del sistema de comercio basado en reglas, corremos el riesgo de debilitarlo, lo que sería un error histórico con repercusiones para el empleo, el crecimiento y el crecimiento mundial”.

Cronología: Una historia de acciones y reacciones

El inicio de las diferencias comerciales a las que nos referimos, fue con el incremento de los aranceles a las importaciones a Estados Unidos de acero en un 25% y de un 10% en el aluminio de México, Canadá y la Unión Europea.

Marzo 2018

Trump anuncia que impondrá aranceles por US$50 000 millones a los productos chinos,, argumentando un historial de prácticas desleales de comercio y el robo de propiedad intelectual.

Abril 2018

China impuso aranceles a 128 productos estadounidenses, incluyendo chatarra de aluminio, aviones, automóviles, productos derivados del cerdo y la soja.

Abril 2018

La USTR publicó una lista de más de 1300 categorías de las importaciones chinas para gravar, como piezas de aviones, baterías, televisores de pantalla plana, dispositivos médicos, satélites y armas.

Abril 2018

En represalia, China impuso un impuesto adicional del 25% a los aviones, los automóviles, y la soja, que es la principal exportación agrícola de Estados Unidos a China.

Mayo 2018

China cancela pedidos de soya estadounidense y la Casa Blanca anuncia la imposición de un arancel del 25% a US$50,000 millones en productos chinos de tecnología industrialmente importante.

Junio de 2018

La Casa Blanca declara que Estados Unidos establece aranceles adicionales del 10% a otros US$200,000 millones de importaciones chinas, si China responde a las medidas estadounidenses.

Agosto de 2018

China presenta una demanda ante la OMC contra Estados Unidos y lo acusa de haber iniciado una guerra comercial mientras comienzan a regir los aranceles contra sus exportaciones.

Mayo de 2019

Google, siguiendo órdenes de Trump, anuncia que dejará de proporcionar actualizaciones de su sistema operativo para móviles, Android a los propietarios de teléfonos de esta marca.

* Eduardo Sperisen-Yurt es Representante Permanente de Guatemala ante la OMC

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