Fue el 29 de abril de 2006 cuando el gobierno de aquel entonces decidió adelantar los relojes una hora para ahorrar energía eléctrica y paliar los efectos del aumento al petróleo y sus derivados.
La medida duró cinco meses, desde la medianoche del sábado 29 de abril hasta las cero horas del 1 de octubre de ese mismo año. Así, Guatemala se sumó a otros países que aplican el horario de verano, con lo que “aprovecharía al máximo la iluminación natural en el período en que los días son más largos que las noches”, así lo expresó en su momento quien fungía como ministro de Energía y Minas, Luis Ortíz, según consigna una nota en la hemeroteca de Prensa Libre.
En la actualidad, al ser consultado el Ministerio de Energía y Minas (MEM), para saber el por qué no se ha vuelto a tomar la decisión de adelantar la hora en verano, esta entidad del Estado se limitó a indicar que “el tema no se ha discutido o considerado por el momento”, sin más detalles.
Buscando respuesta a la pregunta inicial, del por qué Guatemala nunca más volvió a implementar esta medida en verano, Prensa Libre consultó a otros actores involucrados en el tema de energía en el país.
Así fue como se llegó al Consejo de Industria Eléctrica (CIE), en donde Víctor Asturias, director ejecutivo, explicó que en Guatemala, la decisión de no cambiar el horario estacional se fundamenta en varios factores:
- El principal fue que, contrario a los resultados esperados, al analizar los beneficios se encontró que el ahorro de energía no fue significativo.
- El mínimo ahorro se debió a que el país está ubicado en una zona cercana al Ecuador, lo que limita la variación de horas de luz durante el año.
- En consecuencia, los ahorros energéticos no fueron lo suficientemente notorios.
De acuerdo con Asturias, estos factores llevaron a la decisión de mantener un horario estándar durante todo el año, evitando así las complicaciones y los posibles impactos negativos que conlleva el cambio de horario sin obtener beneficios sustanciales en ahorro energético.
De hecho, tras el experimento, el Ejecutivo intentó replicar el ajuste de horario en 2007, sin conseguirlo, pues el Gabinete de Seguridad consideró que hacer el cambio de hora “significaría aumentar las horas peligrosas para la ciudadanía”.
Uno de los puntos clave que influyó en la decisión de mantener un horario estándar en Guatemala es que el consumo de electricidad ya no varía significativamente entre el día y la noche. En comparación con otros lugares donde el cambio de horario podría impactar en el ahorro de energía debido a un consumo desigual durante el día y la noche, en Guatemala, esa variación no es tan notoria.
“En muchas regiones, el cambio de horario busca maximizar la coincidencia entre las horas de luz natural y las actividades diarias, con la intención de reducir el uso de iluminación artificial. Sin embargo, en la actualidad, el consumo eléctrico no está tan sesgado hacia el uso durante la noche”, agregó Asturias, quien además indicó que el país cuenta con un patrón de consumo más uniforme a lo largo del día, lo que significa que el ahorro potencial derivado de un cambio en los horarios de luz natural y actividades diarias no es tan significativo.
Guatemala, país de baja latitud
En tanto Jorge Álvarez, gerente general del Administrador del Mercado Mayorista (AMM), entidad que coordina la operación, el establecimiento de precios de mercado de corto plazo y garantiza la seguridad y el abastecimiento de energía eléctrica, explicó que el horario de verano en latitudes como Guatemala, marca una diferencia de apenas media hora o máximo 45 minutos, entre el verano y el invierno.
Esto significa que la diferencia entre la hora que amanece y anochece en Guatemala, entre verano e invierno, es tan corta que prácticamente un ahorro energético es casi imperceptible. Porque Guatemala es un país de baja latitud, es decir que está ubicado en una zona cercana al Ecuador.
Álvarez explicó que la diferencia con otros países como Estados Unidos (EE. UU.), Canadá y jurisdicciones de Europa, es que están ubicados en una alta latitud, y la diferencia entre la hora que amanece y anochece en verano e invierno son de hasta tres horas.
“Por esta razón ningún Gobierno lo ha vuelto a contemplar y no creo que lo hagan porque no tendría mucho sentido, no conviene hacerlo”, agregó el entrevistado.
Además, Álvarez trajo a colación el caso de México que siendo un país de más alta latitud comparado con Guatemala, tras 26 años, en octubre de 2022 derogó el horario de verano que estaba estipulado en la Ley del Sistema de Horario, dejando una excepción para los municipios fronterizos con Estados Unidos, a fin de no afectar el intercambio comercial.
En esa ocasión, de acuerdo con la agencia EFE, Félix Salgado Macedonio, senador por Morena, expuso que en 1996 se aprobó el denominado horario de verano por mandato de Estados Unidos, por lo que durante 26 años significó “una tortura para la población y en especial a la infancia y la juventud”.
En tanto, Joel Padilla Peña, senador del Partido del Trabajo, expresó que el horario de verano “afectó la salud del sueño y del ritmo cardiaco, aumentando la irritabilidad y cambios de humor en los mexicanos, así como el negativo efecto en la actividad económica”.