La presentación del superintendente Solórzano, para el período 2016-2020, se concentró en cuatro grandes Objetivos Específicos: aumentar la recaudación de impuestos, recuperar la confianza de los contribuyentes, recuperar el control de las aduanas y fortalecer la moral del personal de la SAT.
Para lograr lo anterior, identificó siete ejes transversales de trabajo:
1. Transparencia y combate a la corrupción. 2. Incrementar la eficiencia institucional. 3. Ampliar la coordinación y cooperación. 4. Tecnología. 5. Auditoría fiscal y lucha contra la evasión. 6. Desarrollo del personal. 7. Servicio al contribuyente.
En el apartado de labores realizadas durante los tres primeros meses, se enfatizó la investigación de casos de corrupción y defraudación, la reciente creación de la Gerencia de Asuntos Internos, la divulgación de listados de puestos y salarios, refuerzos y rotación de personal en aduanas, la implementación de procesos de confiabilidad al personal actual en áreas de riesgo (polígrafos), la recuperación de adeudos millonarios (Aceros, etc.), la reactivación de la Comisión contra el Contrabando, la aprobación del nuevo Régimen de Factura Electrónica (2), la coordinación con administraciones aduaneras de otros países y el apoyo internacional de instituciones como el Banco Mundial, BID, CAPTAC-FMI, Cicig y la Organización Mundial de Aduanas, y fortalecer las relaciones con gremiales del sector privado.
Asimismo, informó de la creación de una Intendencia de Atención al Contribuyente, el Rediseño del RTU, la creación de Centro de Capacitación, estudios de puestos y salarios, establecimiento de carreras administrativas y mejoramiento de infraestructura.
En tecnología, el diseño de una plataforma integrada, automatización de las aduanas y aplicaciones (app) móviles para denuncias.
En lo relativo a reformas a la Ley Orgánica de la SAT, menciona cuatro temas: integración del Directorio (nueva), integración del Tributa (tribunal aduanero y fiscal), acceso a la información bancaria de los contribuyentes y Asuntos Internos.
En esta columna he procurado tratar la mayoría de estos temas de manera vertical e integrada haciendo propuestas específicas, desde la perspectiva de la mejor práctica internacional y la realidad guatemalteca. Dejo a otros columnistas su interpretación de lo que implica “aumentar la recaudación de impuestos” y “acceso a información bancaria de los contribuyentes”, temas altamente sensibles con efectos, digamos, desconocidos.
Tanto el presidente como la SAT han cumplido a cabalidad con lo que se requiere en esta fase, dibujar las grandes áreas de trabajo, las prioridades y algunas acciones específicas de impacto inmediato.
¿Qué debemos esperar en el siguiente informe? La certeza de que se harán informes trimestrales, la transparencia implica también elaborar y presentar indicadores de desempeño, por ejemplo, disminución de tiempo invertido en desaduanaje, grado de asertividad en revisiones físicas (más goles con menos tiros a portería), cantidad de nuevos profesionales contratados con posgrado o maestría, (mayor) cantidad de trámites que se pueden hacer por el portal sin necesidad de ir a la SAT, adeudos recuperados, juicios ganados, (menores) horas de espera en cruces fronterizos para camiones en tránsito o exportación y muchos indicadores en los que seguramente se está trabajando.
Un buen Gobierno —abierto— en la SAT implica traducir estos buenos deseos en indicadores tangibles y fácilmente comprensibles por cualquier ciudadano. Iniciativa como el Plan de Acción del Gobierno Abierto 2016-2018 podrían orientarse a la creación de estos indicadores de desempeño que responden a la rendición de cuentas, la realidad es que, “obras son amores y no buenas razones”.