Sobrevivir a la era de los robots
En estos días leía un microrrelato sobre la inteligencia artificial donde se contaba un juicio allá por el año 2021, donde un juez acusaba de negligencia a un hospital por haber dejado en manos de un médico humano una cirugía muy delicada y no haber permitido que fuera realizada por un robot.
En teoría, el robot tenía la capacidad de autoaprendizaje a través de lo que se conoce como deep learning, una forma de consumir conocimientos que hacen a las máquinas más capaces utilizando los principios de inteligencia artificial.
Este cuento encierra un mensaje: hay personas que tienen miedo de que las máquinas les quiten el trabajo como si esto se tratara de un futuro lejano, cuando ya es una realidad.
No podemos negar que la tecnología ya ha cambiado procesos en muchos sectores y a la vez, ha venido a mejorar la vida del ser humano.
Caminando por los centros comerciales de la ciudad podemos observar librerías con miles de volúmenes, pero si compras un Kindle tienes acceso a millones de libros que no te ocupan nada de espacio.
A mí me gusta mucho leer y francamente prefiero los ebooks por precio, espacio, pero sobre todo por peso.
El trabajo en el pasado ha cambiado por la tecnología. Ahora, ¿qué pasará con el trabajo en el futuro?
Algunos países de Europa han empezado a considerar la implantación de un salario obligatorio aún cuando no se trabaje, dado que creen que algunas profesiones serán reemplazadas por las máquinas.
Se comenta lo anterior mientras miembros del sector académico afirman que los niños hoy se están formando para trabajos que aún no existen, de tal manera que volvemos a un balance original, personas afirmando que pronto seremos inútiles y otros indicando que habrá tanto trabajo que no nos daremos a basto.
Creo que en este tema no hay nada escrito en piedra. Lo cierto es que existe una realidad en la que coinciden todos los sectores: mientras que un trabajo requiera de sentido común y de creatividad, no estaremos expuestos al riesgo de perder nuestras actividades laborales en un largo plazo.
Evidentemente las máquinas no son creativas, ni tienen sentido común (aún) de tal forma que los humanos tenemos un extenso camino que recorrer en el mundo de la productividad.
Así que un consejo para 2018 adelantándome a las fechas es el siguiente: No dejemos que nos gobiernen las emociones ni los temores, si invertimos en nuestro gadget más poderoso (el cerebro), tendremos un futuro positivo casi garantizado.