Economía

Tras el cierre de Silicon Valley Bank en EE. UU., inician los temores de contagio a otras entidades bancarias

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió el sistema bancario de su país tras la quiebra de dos entidades, en medio de una incertidumbre que comienza a afectar las inversiones.

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Usuarios del banco Silicon Valley buscaban el lunes 13 de marzo retirar sus ahorros, luego de la quiebra de la entidad. (Foto, Prensa Libre: AFP).

La reciente debacle del banco regional Silicon Valley Bank (SVB) de California, el decimosexto banco estadounidense por capitalización, ha desatado un temblor financiero en el país, que puso en aprietos a una decena de corporaciones medias y pequeñas, y en menor medida, a las acciones de los gigantes financieros.

Desde que las autoridades ordenaron el pasado viernes la intervención de este banco centrado en la atracción de depósitos de empresas tecnológicas emergentes, se han multiplicado tanto las llamadas a la calma, como los análisis que apuntan a que su caída responde más a una mala gestión de su capital, que a debilidades del sistema.

Reacción inmediata

Los efectos se siguieron sintiendo en Wall Street, especialmente entre empresas de mediano y pequeño tamaño pues ahora, muchos inversionistas temen que otros bancos, sobre todo aquellos expuestos al mismo tipo de clientes, sufran una huida repentina de depósitos que no puedan gestionar, por lo que se han lanzado a la venta de sus acciones.

First Republic (-51.42%), llegó a caer durante la jornada un 78%, y es uno de los bancos regionales más afectados por las ondas sísmicas causadas por la intervención de SVB. Otros como Western Alliance (-49%), PacWest (-47%), Comercia (-26%), Zions (-18%) o Charles Schwab (-8,69%) intentaban mantener ayer la compostura, a pesar de las caídas de sus títulos.

Frist Republic intentó ayer, sin éxito, calmar los sentimientos del mercado con un comunicado en el que aseguraba haber mejorado y diversificado aún más su posición financiera a través del acceso a liquidez adicional del Banco de la Reserva Federal y JPMorgan Chase.

Al cierre de la bolsa, el subíndice KBW de bancos, dentro del Nasdaq, cayó 9.29%, aunque el sector financiero bajaba solo 2.57%, en parte gracias a que la gran banca, aunque se ha visto fuertemente afectada por la venta de acciones, sufría una sangría menor.

Entre las corporaciones más grandes del país, JPMorgan Chase perdía un 1.20%, Bank of America un 3.8%, Citigroup un 6.43%, Wells Fargo un 5.42% y US Bancorp un 7.21 %.

Este ambiente de preocupación también contagió al otro lado del Atlántico, donde los descensos más abultados fueron para el alemán Commerzbank, el suizo Credit Suisse y el italiano Unicredit. En tanto los españoles BBVA y Banco Santander perdieron 8.24% y 7.35 %, respectivamente.

En el Reino Unido, los títulos de Barclays bajaron 6.31% de su valor y los de HSBC, que anunció la compra de la filial británica del SVB, cayó 4.13%.

En tanto la jornada en Wall Street en la Bolsa de Nueva York terminó dispar, y el mercado resistió el impacto de quiebre de bancos, en un contexto de fuerte repliegue de las tasas de los bonos del Tesoro.

Garantizan fondos de depositantes

El lunes 13 de marzo por la mañana, el presidente Joe Biden trató de transmitir tranquilidad a usuarios e inversionistas, aunque sostuvo que no entrarían a rescatar bancos, pero pidió una investigación y aseguró que los estadounidenses pueden tener confianza en que el sistema bancario es seguro y que “en mi administración, nada ni nadie está por encima de la ley”.

Hasta ayer por la tarde, solo un banco, el neoyorquino Signature Bank, había sufrido el mismo destino que SVB, pues el domingo, las autoridades decidieron cerrar e intervenir la entidad.

Por aparte, la Reserva Federal (Fed, el banco central) anunció que investigará las condiciones de supervisión y regulación del banco californiano SVB, ya que “los acontecimientos alrededor del Silicon Valley Bank exigen un análisis en profundidad, transparente y rápido por parte de la Fed”, declaró el presidente del organismo, Jerome Powell.  Los resultados del informe serán publicados el 1º de mayo.

La Casa Blanca defendió el lunes que la situación actual con la caída de los bancos SVB y Signature Bank es muy diferente a la que se vivió en 2008 con una crisis financiera que tuvo su origen en el colapso de la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos.

“Esto no es 2008”, repitió en varias ocasiones la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en declaraciones a la prensa a bordo del avión presidencial Air Force One, y rechazó las críticas de algunos miembros de la oposición republicana.

El domingo por la noche, el Departamentos del Tesoro, la Reserva Federal (Fed) y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) anunciaron un plan para proteger los depósitos en ambos bancos y aseguraron que los recursos provendrán de un fondo de garantías al que contribuyen los bancos de Estados Unidos y no estará financiado con el dinero de los contribuyentes, algo en lo que puso especial énfasis, la portavoz de la Casa Blanca.

En respuesta a la crisis de 2008, el entonces presidente George W. Bush (2001-2008) aprobó un rescate de US$700 mil millones para bancos y otros servicios del sector financiero.

Biden y otras autoridades aseguraron que a partir del lunes los usuarios podrían pasar por sus ahorros. La FDIC garantiza depósitos, pero solo hasta US$250 mil por cliente y por banco, pero la ley federal bancaria, le permitiría proteger depósitos no asegurados, si no hacerlo puede poner en riesgo el sistema, reportó el Washington Post.

¿Cómo se originó el problema?

  • SVB captó miles de millones en depósitos entre 2020 y 2022 gracias a la buena marcha de las tecnológicas durante la pandemia y utilizó la mayoría de ese dinero en la compra de Bonos del Tesoro a largo plazo. Con la crisis postpandemia y el alza de tasas de interés por parte de la Fed, que encareció el dinero, sus clientes aumentaron los gastos y bajó el ritmo de sus depósitos.
  • Para hacer frente a la necesidad de liquidez de las empresas, el banco vendió Bonos del Tesoro sin madurar por US$21 mil millones, lo que conllevó a una pérdida de US$1 mil 800 millones, que intentó compensar con una ampliación de capital.
  • Luego del anuncio de esta operación, sus acciones se desplomaron un 60% el jueves 9 de marzo, la captación de capital se frustró y muchos clientes retiraron sus fondos, lo que ahondó la caída de sus títulos el viernes, y llevó a las autoridades a intervenir la entidad para evitar que la situación se agravara.

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