Japón, al igual que la Unión Europea, exige estar exento de las tasas anunciadas el jueves por Trump, de 25 por ciento para las importaciones de acero y 10% para las importaciones de aluminio.
Inicialmente las tarifas no se aplicarán a México y Canadá, y Trump también incluyó a Australia en la lista de posibles países exentos.
“Fue una franca discusión” pero “no obtuvimos claridad inmediata sobre el procedimiento para quedar exentos y las negociaciones continuarán la semana que viene” indicó Malmström.
“Somos un aliado cercano y un socio comercial de Estados Unidos y, como tal, la Unión Europea debe estar excluida de las medidas anunciadas” por el presidente Trump, insistió Malmström.
El encuentro también abordó la cooperación entre los tres socios para luchar contra el “dumping” y los problemas que plantea la sobrecapacidad en el sector siderúrgico. La delegación europea consideró que se lograron buenos resultados en esta parte de la reunión y esperan que Trump tenga en cuenta sus esfuerzos.
Aunque ni europeos ni japoneses esperaban obtener una decisión este sábado, quisieron aprovechar para presionar a los estadounidenses.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ya había advertido el viernes a Trump sobre las consecuencias de su decisión.
“Tales medidas contra países aliados, que respetan las reglas del comercio mundial, no serían eficaces para luchar (contra) las prácticas desleales”, afirmó. “Europa responderá de forma clara y proporcionada a cualquier práctica infundada y contraria a las reglas del comercio mundial”, advirtió.
Contramedidas europeas
La UE prepara represalias en caso de que Trump mantenga su intención de sancionar a sus productos siderúrgicos.
La más inmediata, que sería aplicable en tres meses, consistiría en imponer fuertes aranceles a algunos productos muy representativos de Estados Unidos, como los pantalones vaqueros, las motos de gran cilindrada o la manteca de cacahuete.
La estrategia del Ejecutivo comunitario también pasa por adoptar medidas de salvaguardia, para proteger la industria europea de un eventual desvío de las exportaciones de terceros países señalados por Washington, y una posible demanda ante la Organización Mundial del Comercio.
Europa exportó a Estados Unidos 5.300 millones de euros en acero y 1.100 millones de euros en aluminio en 2017.
“No podemos aceptar que la administración estadounidense divida a la UE”, advirtió Jyrki Katainen, apelando explícitamente a los británicos, en plenas negociaciones del Brexit. El vicepresidente comunitario recordó que “Reino Unido sigue siendo miembro de la Unión Europea y que eso le impone obligaciones”.
Desde el jueves, aliados y rivales de Estados Unidos expresaron su indignación por el giro proteccionista, que denunciaron como un ataque contra el libre comercio.
Alemania, uno de los mayores exportadores mundiales y señalado directamente por Trump, fue especialmente dura, denunciando una “afrenta” a los aliados de Washington.
El ministerio chino de Comercio denunció un “abuso” y el jefe de su diplomacia, Wang Yi, prometió una “respuesta apropiada” en caso de guerra comercial con Washington.
China, un país que está muy lejos de ser el mayor productor mundial de acero, es mencionado habitualmente como origen de la sobrecapacidad del sector, por las inmensas subvenciones que otorga.