En opinión de Transport for London (TfL), el gigante californiano “no es apto para tener una licencia”.
El organismo afirmó haber “identificado un patrón de fallos por parte de la compañía que incluye varias infracciones que pusieron en riesgo a los pasajeros y su seguridad”. Entre ellos figura un elevado número de “conductores no autorizados” inscritos en la plataforma “que se aprovechan de las vulnerabilidades de la aplicación para transportar a miles de pasajeros”.
“Un problema clave identificado” en la aplicación permitió a decenas de conductores sin ningún control falsificar su identidad introduciendo sus fotografías en los perfiles de otros chóferes. Esto “ocurrió en al menos 14.000 trayectos”, subrayó.
“Otro fallo permitió a conductores expulsados o suspendidos crear una nueva cuenta Uber” y seguir trabajando como si nada.
La seguridad, un problema más
Uber es acusada con regularidad de problemas de seguridad, como agresiones a sus usuarios o sus chóferes, lo que contribuyó a ensombrecer una reputación también marcada por las polémicas sobre la insuficiente remuneración de sus conductores y una competencia que los taxistas tradicionales consideran desleal.
Londres es uno de los mayores mercados mundiales de Uber y si pierde aquí definitivamente su licencia tendría graves consecuencias para sus ya maltrechas finanzas.
El alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, afirmó respaldar la decisión. Aunque la capital británica quiere atraer a “las compañías innovadoras”, es “esencial que las empresas respeten las reglas”, afirmó.
Este nuevo revés se suma a los ya registrados por la compañía californiana en Londres, donde ha sido objeto de protestas por los conductores de los tradicionales taxistas negros y ya vio en 2017 su permiso inicial suspendido por cuestiones de inseguridad.
En aquella ocasión, el gigante estadounidense había continuado operando hasta lograr que una corte de apelación le concediese una nueva licencia de 15 meses.
En septiembre, cuando esta expiró, TfL le concedió una prórroga de dos meses condicionado la renovación a una mejora de la seguridad de los usuarios.
Las autoridades londinenses reconocieron el lunes que Uber hizo algunos cambios positivos, pero los consideró insuficientes. Entre las nuevas medidas figura la posibilidad de que los pasajeros se pongan directamente en contacto con la policía o los servicios de emergencia a través de la propia aplicación de Uber.
“Conocer” a los conductores
El sindicato Unite, que representa a los taxistas londinense, aplaudió la decisión asegurando que la compañía pionera en las aplicaciones de transporte provocó “una degradación (en las normas de conducta) que no beneficia ni a los chóferes ni a sus clientes”.
Por el contrario, el sindicato de trabajadores independientes IWGB denunció “un revés masivo” a miles de conductores que trabajan para Uber “en condiciones precarias” y que corren el riesgo “de encontrarse desempleado y cubiertos por una montaña de deudas” para pagar sus vehículos.
En opinión de Shanker Singham, analista del Institute of Economic Affairs, es una mala noticia para la competencia.
“Uber, y otras plataformas similares, ofrecen a los consumidores alternativas reales al monopolio del que disfruta la industria de los taxis negros en Londres”, de precio mucho más elevado, afirmó. “Además, esta medida destruirá las oportunidades de trabajo de miles de personas, incluidos muchos inmigrantes y minorías étnicas”, agregó.
Bolt, uno de los principales competidores de Uber, reaccionó subrayando “la gran importancia para la seguridad pública de no limitarse a verificar sino de realmente conocer a esos conductores e interesarse por su bienestar”.
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