Y aunque en los hechos la juramentación como presidente de Guaidó no ha trastocado las vidas cotidianas de un importante segmento de la población venezolana que busca el cambio, el líder de la Asamblea Nacional aseguró en entrevista exclusiva a Forbes, que desde el primer momento que asumió el cargo como mandatario, inició una serie de acciones para enviar un mensaje al mundo de que está en marcha un nuevo gobierno en Venezuela y que el apoyo recibido no ha disminuido conforme han transcurrido las horas y los días, sino lo contrario, se mantiene vigente y crece gracias a la violencia en contra de la ciudadanía que se mantiene por parte de la dictadura.
En medio de esto, los detractores de Guaidó acusan que su toma de protesta no tiene bases jurídicas, puesto que la Constitución es “clara” en señalar que la Asamblea Nacional solo llamará a elegir a un presidente interino en caso de ausencia del primer mandatario.
Guaidó y su equipo aseguran que su juramentación está dentro del marco legal, en tanto que Nicolás Maduro es “un presidente impuesto” y no electo democráticamente.
“Hoy la legitimidad para asumir el Ejecutivo la tiene el presidente del parlamento nacional; es decir, yo.
Esto, para lograr el cese de la usurpación del gobierno (de Nicolás Maduro) y permitir la reinstitucionalización del país, crear condiciones mínimas de gobernabilidad e institucionales para lograr una elección libre. El presidente soy yo”, dijo Guaidó.
Pero la situación no se torna sencilla para los propósitos del líder de la oposición.
Maduro rechazó una nueva convocatoria a elecciones presidenciales, argumentando que no aceptará el chantaje de nadie en el mundo, aumentando con ello, de nuevo, la tensión en las calles.
Pese a ello, Guaidó confía en que Maduro y su gobierno tienen las horas contadas.
Esta es la entrevista que Forbes le realizó al presidente interino en Venezuela.
Las condiciones para lograr lo que comentas no parecen haberse modificado del todo desde aquel momento en que te proclamaste presidente al día de hoy. Maduro sigue ahí. Su gobierno se mantiene operando. ¿Qué le hace pensar que hay condiciones para encabezar un proceso de transición?
Todavía vivimos en una dictadura en Venezuela, pero el día de ayer, por ejemplo, nombramos embajadores en los países que ya nos reconocen. Hace una semana solicitamos la protección de activos de Venezuela en Estados Unidos, inicialmente, y esperamos que EE. UU.ropa nos reconozca en los próximos días.
Todo esto lo hacemos pensando en el futuro de Venezuela. Son insostenibles los actuales índices y montos asociados a la corrupción venezolana.
El Plan País a nivel nacional que presentamos va a derivar en algunas leyes marco, en algunas propuestas de desarrollo de estabilización de la economía, de qué hacer con el petróleo, de qué hacer en el futuro para recuperar la industria petrolera.
Estamos trabajando muy duro para lograr las tres fases que nos hemos puesto como objetivos: que termine la dictadura en Venezuela, estabilizar el país a través de un gobierno de transición y poder iniciar elecciones libres.
¿Pese a las últimas declaraciones de Maduro ve condiciones para lograr un entendimiento pacífico con su gobierno?
El régimen de Maduro es una dictadura, las dictaduras no cambian un día y dicen: ‘bueno nos robamos una elección, destruimos el país, generamos la migración más grande en la historia (más de tres millones de personas) y cambiaremos nuestra posición ahora’.
Va a ser la presión ciudadana, la presión institucional, la presión internacional, el llamado que hemos hecho a las fuerzas armadas, entre otras cosas, las que generen el cambio.
¿En sus escenarios está la posibilidad de una guerra civil, con todo lo que eso implica en cuestión de violencia?
En Venezuela no hay posibilidad de una guerra civil, y no hay esta posibilidad porque el 90% de la población quiere cambio.
Hay una pequeña élite, una pequeña cúpula, los beneficiados en este momento del secuestro del poder, que se aferran. Como lo hemos visto en las últimas movilizaciones, la gran mayoría quiere cambio y voy a hacer una referencia puntual: el 23 de enero vimos 53 movilizaciones a nivel nacional, vimos 200 ciudades en el mundo respaldando el proceso de cambio en Venezuela, y vimos un pequeño mitin de quien hoy dice ser presidente, es decir, Maduro.
A lo mejor hay grupos violentos que todavía responden a Maduro y es un circulo que pretende agredir como lo están haciendo hoy. Han asesinado a casi 60 niños y jóvenes en la última semana, han secuestrado a 700 personas.
Usted habló de un plan de reactivación económica para salir de la profunda crisis. ¿En qué consiste?
Lo primero que haremos es estabilizar la economía; lo segundo es buscar dinero fresco que puede ser a través de apoyos financieros y del fondo de activos, producto de la corrupción, que estamos activando para poder recuperar la mayor cantidad de dinero que se robó de Venezuela.
También puede venir de organismos multilaterales, pero también el foco, obviamente, va a ser reactivar la industria petrolera. La industria petrolera venezolana pasó de 3 millones y medio de barriles diarios a un millón. Lo grave de esto es que se invirtieron US$300.000 millones en la industria petrolera.
En los últimos años solamente tres países en el mismo periodo invirtieron más: Rusia, Arabia Saudita y EE. UU.. Esos países producen alrededor de 10 millones de barriles diarios. Hay que atender la industria petrolera, hay que reactivar el aparato productivo nacional.
Hay un elemento fundamental en la economía que es la confianza en el país, la seguridad jurídica, la estabilidad; eso con un nuevo gobierno se puede generar rápidamente; en turismo el potencial que vemos es enorme; hay un potencial agroindustrial también muy importante, eso es parte inicial del abordaje del plan, que será acompañado de plan de rescate.
¿Ya entabló conversaciones con organismos internacionales que pudieran ayudar a Venezuela en el rescate económico que menciona?
Hoy Venezuela todavía vive una dictadura, es importante decirlo, pero a pesar de eso no solo hemos iniciado las gestiones para desarrollar un Plan País, sino para buscar fuentes de financiamiento.
No podemos decir hoy todavía que están aprobadas, pero pudiéramos decir que con un nuevo gobierno sería muy fácil obtener no solamente un auxilio financiero, sino también poder implementar parte de estos fondos que fueron robados.
Están siendo recuperados bienes, producto de la corrupción y también estos activos que protegimos. Una vez que ocurra el cese de la usurpación inmediatamente podremos hacer no solamente uso de esos activos, sino reactivarlos y activar el aparato productivo.
El apoyo de EE. UU. fue muy importante para que gobiernos de otros países se sumaran a tu reconocimiento. Sin embargo, Donald Trump no goza de mucha popularidad en el mundo. ¿Le resta o le suma su apoyo?
Debo reconocer la posición determinada y muy clara, sin medias tintas, de EE. UU., pero tengo que decir también que no es EE. UU. solamente quien nos apoya, es Canadá, es el Grupo de Lima, es el parlamento, que acaba de anunciar un proyecto de acuerdo que consiste en el reconocimiento pleno de nuestras competencias.
También es Australia, Israel, Marruecos; es decir, esto no es un respaldo de EE. UU., esto es un respaldo a la democracia, a la constitución, al reconocimiento de una tragedia económica y humanitaria sin precedentes en Venezuela.
En el país los pacientes se mueren por falta de electricidad en los hospitales porque la planta eléctrica nunca arrancó. El 80 u 82% de la población vive con 3 dólares al mes. La gente no vive, sobrevive, entonces no es un tema de reconocimiento solamente, sino es el entendimiento del mundo democrático del proceso que se vive aquí.
Qué sigue para Juan Guaidó en los siguientes días y semanas? ¿Cuál es la estrategia que pretende poner en marcha para fortalecer un camino hacia la transición?
El plan es, primero, que ingrese ayuda humanitaria a Venezuela. Hoy estuvimos en un hospital donde murieron siete personas hace dos semanas por falta de electricidad y es urgente, de verdad, poder atender esto.
En segundo lugar, intentaremos seguir consolidando una coalición internacional que nos dé respaldo y sostén.
Adicionalmente continuaremos con movilizaciones y protestas en la calle. Y, por último, seguiremos hablando y viendo a las fuerzas armadas como parte importante en este proceso.
Se ha cuestionado mucho que la constitución venezolana marca claramente que sólo en caso de ausencia del presidente, la Asamblea Nacional puede elegir a un presidente interino, pero siendo que ya se tenía un presidente, Maduro, una proclamación como la suya no aplica. ¿Qué dice a esto?
El artículo 233 de nuestra constitución legitima a un presidente electo.
El primer supuesto es que para que alguien sea presidente tiene que ser electo. Maduro no fue electo para un nuevo periodo; a eso nos referíamos como ausencia, porque no hay un presidente electo, y la ley dice que el presidente de la Asamblea Nacional debe encargarse del ejecutivo para convocar a elecciones en el menor tiempo posible.
Entonces por eso hemos dicho que mientras dure un dictador usurpando funciones debemos lograr el cese de esa usurpación, estabilizar al país para reinstitucionalizarlo, es decir, un nuevo consejo nacional electoral, abrir el registro electoral permanente, entre otras cosas para lograr cumplir con mis funciones.
¿Qué mensaje les manda a los migrantes venezolanos que están en otros países?
Varios mensajes. Uno es que un venezolano es un venezolano en pleno derecho esté donde esté.
Es nuestro rol también y nuestra responsabilidad poder velar por sus derechos, no importa en qué situación ni en qué parte del mundo se encuentren.
Lo segundo es que sabemos que están llevando su talento a muchas partes del mundo, que representan dignamente a Venezuela.
Y lo tercero es que se preparen para regresar porque muy pronto Venezuela va a cambiar.
¿Teme por su vida?
Sí. El ejercicio de la política, y no sólo de la política, también de la disidencia en Venezuela, es peligroso.
Hay miles de exiliados, hay asesinados políticos, hay asesinados por causa de la represión, hay torturados, estamos en dictadura, pero nuestro temor y nuestra vida está entregada al servicio público.
Nuestro temor mayor sería que Venezuela se acostumbre a vivir de la manera que lo estamos haciendo hoy.
* Artículo de autoría de Uriel Naum e Ismael Jiménez. Publicado en alianza con Forbes México y Centroamérica
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