Según dijo una portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Joanne Talbot, esta norma no “representa una nueva política”, puesto que ese departamento ya accedía en el pasado a la información disponible de manera pública en las redes sociales.
No obstante, esa cuestión ha desatado una gran preocupación entre grupos defensores de los inmigrantes y de los derechos civiles, como la Unión Americana de Derechos Civiles (ACLU), que considera que la norma forma parte del “preocupante crecimiento” de la vigilancia de EE.UU. sobre los internautas.
Un centenar de personas se concentró este miércoles delante de la Casa Blanca para protestar por las políticas migratorias del presidente Donald Trump, y para pedirle que abandone sus esfuerzos para prohibir la entrada de musulmanes al país.
Trump ha intentado hasta en tres ocasiones implementar un veto migratorio, cuya primera versión fue proclamada el 27 de enero.
Después de un gran caos en los aeropuertos y numerosos reveses judiciales, Trump proclamó en marzo su segunda iniciativa contra refugiados y países de mayoría musulmana, que entró en vigor en marzo y que fue sustituida por ese tercer veto, proclamado en septiembre y que comenzó a aplicarse este jueves de manera parcial.
En las últimas horas, Trump recibió dos golpes judiciales en contra de su tercer veto migratorio, proclamado el 24 de septiembre y que impide de manera indefinida la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de ocho países: Irán, Libia, Siria, Yemen, Somalia, Chad, Corea del Norte y Venezuela.
Dos jueces -primero uno de Hawái y, luego, uno de Maryland- bloquearon de manera temporal el veto migratorio de Trump al considerar que podría dirigirse contra una minoría religiosa y, por tanto, violar la Primera Enmienda de la Constitución, que protege la libertad de culto.
En un fallo emitido el martes por la noche y dado a conocer este jueves, el juez de Maryland, Theodore D. Chuang, consideró que las declaraciones que Trump hizo en Twitter y durante la campaña de 2016 pueden ser prueba de que, en realidad, el mandatario busca crear un “veto musulmán” para prohibir la entrada a EE. UU. de miembros de esa religión.