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5 arquitectos que destacaron en la historia de Guatemala y cuya huella sigue viva en las calles de algunas metrópolis del país
Cada 5 de septiembre se celebra en Guatemala el Día del Arquitecto, ocasión para recordar a cinco de los profesionales que dejaron una marca indeleble en sus obras.
Edificaciones emblemáticas de Guatemala fueron creadas por insignes arquitectos. (Foto Prensa Libre, Hemeroteca PL)
En cada época en la historia de Guatemala se han erigido obras arquitectónicas significativas de la autoría de talentosos profesionales que dejaron rubricado en ellas su característico estilo.
El Día del Arquitecto en Guatemala nació del hecho de que el 5 de septiembre de 1958 se creó la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac). El primer graduado fue Hermes Marroquín Campos, en 1963.
A lo largo del tiempo varios nombres han destacado entre los maestros mayores de obras. El primer gran delineador fue Juan Bautista Antonelli, ingeniero militar que trazó la ciudad de Santiago en 1542, en el valle de Panchoy, y el último en ocupar el puesto fue Luis Díez Navarro, originario de España, que vino como ingeniero mayor en 1741, después de haber trabajado proyectos arquitectónicos en México, nombrado delineador oficial de la Nueva Guatemala de la Asunción, el 5 de diciembre de 1775, expone Verle L. Annis en su obra La arquitectura de Antigua Guatemala (1543-1773) (1968).
Los arquitectos que se desempeñaron como tales dentro del período entre Antonelli y Díez de Navarro principiaron como carpinteros, albañiles o aprendices, y ganaron su título de maestro mayor de obras, constructor o arquitecto, gracias a años de experiencia, la demostración de habilidad y exámenes exigidos, refiere Annis.
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Vale la pena mencionar que los más importantes arquitectos del XIX y principios del XX fueron extranjeros, como Francisco Durini, José de Bustamante y Guido Albani, pues aún no existía la Facultad de Arquitectura.
En este espacio se presentan cinco de los arquitectos guatemaltecos más relevantes, propuestos por el urbanista Celso Cerezo y Roberto Cruz, licenciado en Bellas Artes y especializado en arquitectura antigua.
Bernardo Ramírez
En el siglo XVIII se distinguieron dos familias guatemaltecas de arquitectos, los Estrada y los Ramírez, expone la Historia General de Guatemala. De esta última destaca Bernardo, nacido en 1741, quien en 1770 fue nombrado maestro mayor de obras públicas. Colaboró con su padre, Manuel, en la construcción del Colegio Tridentino y edificio de la Universidad. Se le encargó el traslado a la Nueva Guatemala de la Asunción (1776) de todos los materiales útiles, después de haber sido abandonado Santiago, señala Annis, tarea que comenzó el 16 de enero de 1775.
En su informe declaró que edificios, iglesias, conventos y casas eran inhabitables, por los terremotos de 1773, por lo que la ciudad no se debía reedificar en el mismo lugar.
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Se comisionó a Ramírez para proveer de agua a la ciudad, al construir un sistema que inició en 1777 y finalizó en 1789, aunque funcionaba desde 1787. El complejo hidráulico consistió en dos acueductos, uno subterráneo, desde Mixco, y otro que aprovechaba el montículo de La Culebra, desde Santa Catarina Pinula, dice Aníbal Chajón en su libro Crónicas de Asunción.
Ramírez diseñó el recinto original del templo del pueblo de Ciudad Vieja, actual zona 10, en 1787, e hizo el trazado de los pueblos aledaños a la capital, de Jocotenango, San Pedro y Ciudad Vieja. Otras obras suyas fueron el templo de Capuchinas, conventos de Santa Catalina y Santa Teresa y el beaterio de Santa Rosa, todos desaparecidos, así como el Real Palacio y la Casa de la Moneda provisionales. Falleció en 1820.
Diego de Porres
El desarrollo de la arquitectura de Santiago, actual Antigua Guatemala, y del Reino de Guatemala, estuvo a cargo de una familia de arquitectos que dominaron la mayoría de construcciones religiosas y civiles de mayor envergadura, los Porres, quienes fueron nombrados maestros mayores de arquitectura por el Cabildo, desde mediados del siglo XVII hasta mediados del XVIII, refiere Roberto Cruz.
El linaje de arquitectos comenzó con Joseph de Porres (1635-1703), quien durante los últimos 40 años del siglo XVII construyó importantes obras como la finalización de la catedral metropolitana, en 1680, el antiguo palacio episcopal, el templo de Santa Teresa y su convento, templo de la Compañía de Jesús, San Francisco y su convento, y Belén. Su estética o estilo se inspiró en el renacentista e introdujo el barroco a Santiago. En documentos se les describe como “mulatos o pardos libres”, lo que refleja el amplio mestizaje común entre españoles, indígenas y afrodescendientes.
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Joseph fue alumno y asistente del mulato Juan Pascual, que construyó la iglesia de San Agustín, se lee en la obra de Verle L. Annis La arquitectura de Antigua Guatemala. Fue el primer maestro mayor de Arquitectura de Santiago, nombrado por el Ayuntamiento en 1687.
Su hijo, Diego, nacido en 1677 y nombrado maestro mayor de obras en 1703, continuó construyendo los templos más suntuosos de la ciudad, pues aprendió el arte de la arquitectura desde temprana edad. Después de los terremotos de 1717 tuvo a su cargo reparar edificios principales.
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Entre sus obras se puede mencionar la iglesia y convento de La Recolección, entre 1703 y 1717; la Escuela de Cristo (1730, el primer edificio revestido de piedra en la ciudad); iglesia y claustro de San Felipe Neri; iglesia y convento de Capuchinas; el primigenio Palacio de los Capitanes Generales, anterior al actual; Palacio Arzobispal (1743) e iglesia y convento de Santa Clara (1734). Asimismo, Real Casa de la Moneda (1734-1739) y la Fuente de las Sirenas, ubicada en la Plaza Real (1739).
“El barroco guatemalteco se inicia y desarrolla con este prolijo arquitecto, al haber introducido la pilastra serliana, que constituye la esencia de este estilo, el cual se aprecia en la fachada de Santa Clara y la Escuela de Cristo”, puntualiza Cruz.
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Durante el segundo y tercer cuarto del siglo XVIII, bajo influencia de Diego de Porres, se usaba piedra labrada de tamaño pequeño e irregular como revestimiento en el exterior de algunos templos y edificios públicos. Falleció en 1741.
Rafael Pérez de León
Nació en Guatemala en 1896. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, donde concluyó su formación en 1927. El gobierno le otorgó una beca para estudiar arquitectura e ingeniería en París, Francia, donde se graduó en 1936.
Cuando regresó de Francia fue contratado como ingeniero consultor por el Gobierno. En ese puesto atendía las consultas o trabajos específicos que se le requerían. En especial, los que provenían del presidente Jorge Ubico.
Pérez de León ganó el concurso para diseñar un palacio de gobierno, construido junto con los ingenieros Enrique Riera y Luis Ángel Rodas. En esta obra aplicó sus conocimientos académicos en la construcción en concreto, se indica en la Historia General de Guatemala.
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En la obra Tiempos de Jorge Ubico en Guatemala y el mundo, de Carlos Sabino (2013), se expone que el imponente edificio fue diseñado por Pérez de León, el profesional más reconocido de aquel tiempo en Guatemala, a quien la Junta Revolucionaria de Gobierno designó como secretario de Fomento en 1944.
En una entrevista a El Imparcial, Pérez de León expresó que fue el presidente quien le había señalado el estilo que deseaba: renacimiento español del siglo XVI, complementado con el barroco de Antigua Guatemala. Fue inaugurado en 1943. Para su construcción se utilizó concreto armado, ladrillo y recubrimiento de piedra artificial verde.
Ingeniero y arquitecto Rafael Pérez de León. (Foto Prensa Libre, Hemeroteca PL)
Otras de sus obras están el edificio de la Dirección General de Correos y Telégrafos, la terminal del aeropuerto La Aurora (ahora FAG), edificio de Sanidad Pública, el Club Guatemala, la Aduana Central, y el edificio que incluye a la Biblioteca Nacional, la Hemeroteca Nacional y el Archivo de Centro América (1957). Durante el mandato de Juan José Arévalo fue ministro de Comunicaciones y Obras Públicas y cofundó la Universidad Popular en 1922. Se dedicó a la pintura en óleo y acuarela. Falleció en 1958.
Otros arquitectos destacados fueron Manuel Moreno Barahona, Wilhelm Krebs, Antonio Holzheu, Francisco Cirici, Juan Domergue y Roberto Hoegg.
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Efraín Recinos
Nació en Quetzaltenango, en 1928. Su padre, José Efraín, era un reconocido artista, por lo que se formó como una persona curiosa, creativa y autodidacta, acompañado de libros y pinturas. A los 5 años dibujaba monstruos, guerreros, soldados y grandes batallas. A los 8 empezó a pintar pequeños paisajes al óleo. A los 13 ya había leído Don Quijote de la Mancha.
Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas y cursó el bachillerato en el Instituto Nacional Central para Varones, donde fue abanderado. En 1956 se graduó de ingeniero en la Usac, porque no existía la carrera de Arquitectura. Estudió Arte en el Instituto Politécnico de Leicester, Inglaterra, y Acústica con Wilhelm Jordan, de Dinamarca.
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Su obra maestra fue el diseño y construcción del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias (1970-1978), un icono de la arquitectura moderna en Guatemala por su diseño innovador, aunque su favorita eran los murales o difusores acústicos del Conservatorio Nacional de Música. En su megaobra “existen características del modernismo y del internacionalismo arquitectónico, al añadirle una gran plástica escultórica con un profundo significado realista mágico, donde el lenguaje de su arte yace en la línea, la forma, el color y la textura”, se lee en la Historia General de Guatemala.
A esa obra le siguió una serie de murales que integró a los diseños arquitectónicos como fuente del Parque de la Industria, el Crédito Hipotecario Nacional y la Biblioteca Nacional. Destacó como escultor y pintor.
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Además de ser un gran conocedor de artes plásticas, el cine y las letras, y cuyas obras han sido reconocidas a nivel internacional, fue un destacado deportista. En 1951 participó en los Juegos Panamericanos, junto a Doroteo Guamuch Flores. Recibió innumerables reconocimientos como la Orden del Quetzal y la Orden Doctor Mariano Gálvez. Falleció en el 2011. El 2012 fue declarado Año Efraín Recinos.
Jorge Montes
Arquitecto mayor de la ciudad, desde el 2006, fue el gran integrador del grupo de ingenieros, arquitectos y artistas que erigieron el Centro Cívico, espacio urbano que inauguró el modernismo en Guatemala. Su legado también incluye otros significativos aportes para el país.
Nació en 1927, hijo de padre español y madre retalteca. Se graduó en la Universidad de Auburn, Alabama, en 1952. Estudió en la escuela del arquitecto Frank Lloyd Wright. Junto con los arquitectos Roberto Aycinena, Carlos Haeussler, Raúl Minondo y Pelayo Llarena crearon, entre las décadas de 1950 y 1960, en diferentes autorías, los cuatro edificios principales del Centro Cívico: Banco de Guatemala, Crédito Hipotecario Nacional, Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y Palacio Municipal. Además, Montes, junto a Aycinena y Haeussler, diseñaron el edificio de la Rectoría de la Usac, zona 12.
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En estas obras, además de la arquitectura, destaca la integración de obras de reconocidos creadores. “Artistas y arquitectos conversábamos sobre los proyectos y los comentábamos. Se trataba de un diálogo abierto que nos llevó a aumentar la obra plástica en los edificios”, indicó Montes en una entrevista para Prensa Libre del 2000.
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Aycinena, Haeussler, Llarena y Montes asistieron al congreso panamericano de arquitectura, celebrado en México, en 1952. Montes fue cofundador de la Facultad de Arquitectura, en 1958, y vicerrector de la Usac.
Antes de la creación de esta facultad, el Departamento de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería funcionó durante cinco años, presidido por Montes, y arquitectos fueron incorporados al Colegio de Ingenieros.
También cofundó la Universidad Rafael Landívar y la Universidad del Istmo. En esta última hay una cátedra que lleva su nombre. Ocupó puestos importantes en el ámbito de la construcción. Falleció en el 2018.