Además, en los aparatos incautados a la banda se hallaron videos que explican el comportamiento delictivo de los miembros del grupo, así como el uso y entrenamiento en el manejo de armas de fuego.
Cada uno de los implicados tenía más de 500 contactos en su teléfono y sobresalían los sobrenombres de Comisario, Comisario 2, Comisario 3, Investigador, Alejandro PNC, Marlon Dinc, Comisario SAIA, Jayron PNC.
Todos esos números son parte de las investigaciones que lleva a cabo la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), que en una nueva etapa de las pesquisas pretende establecer quiénes son esos comisarios y agentes que mantenían comunicación con los sicarios.
En el expediente, que obra en poder del MP, las autoridades aseguran que continúan con las investigaciones para dar con todos los integrantes de esa organización delictiva.
Los agentes suponen que ese tipo de contactos les permitía actuar con total impunidad en secuestros, asesinatos y robos de drogas, dinero y armas.
De acuerdo con el desplegado de las llamadas telefónicas, los contactos operaban en la capital y Escuintla. Entre estos figura personal del Ministerio de Gobernación y de la División de Investigación Criminal (Dinc) y de la División de Análisis e Información Antinarcótica (DAIA), entre otras unidades.
El análisis de las más de cien mil llamadas y mensajes también establece que sus contactos trascendían a El Salvador y Nicaragua.
Las comunicaciones se efectuaban desde centros comerciales y plazas ubicadas en la capital, Ciudad Vieja, Villa Nueva y Escuintla.
Los integrantes
Las autoridades establecieron que esa banda está integrada por dos ex policías y dos agentes activos, un ex militar y cuatro particulares con antecedentes de sicariato, tráfico de drogas, lavado de dinero, secuestros y extorsiones.
La vinculación de los agentes se debe a que los jefes de esa organización —al menos cinco— también eran miembros de la PNC.
La Fiscalía Especial para la Cicig señala a William Gilberto Santos Divas, Miguel de Jesús Ordóñez Barrios, José Armando Ruano Gaitán, Balmore Guzmán Orellana, Jesús Manuel Cardona Medina, Lucas Josué Santiago López, Samuel Girón Cóbar, Edwin Idelmo López y Byron Estuardo Santos Divas de ser los autores materiales del crimen de Rosenberg, ocurrido el 10 de mayo del 2009.
La acción no incluye a Carlos Humberto Aragón Cardona, quien espera acogerse a la figura de colaborador eficaz para obtener un beneficio judicial. Mario Luis Paz Mejía, otro de los involucrados, logró su libertad de esa forma, la semana última.
Qué los delata
La Fiscalía empezó a escuchar los teléfonos del grupo del 8 de agosto al 22 de septiembre del 2009.
Eso le permitió oír conversaciones que comprobaban los nexos con agentes de la PNC, los sobornos que les entregaban y la planificación de diversos hechos delictivos.
“Nos toparon los del Dinc. Les tuve que dar billete, pero ya son cuates”, expresó Willliam Santos en una de las conversaciones.
“Se puede trabajar allí, porque el jefe es cuate”, mencionó Paz Mejía cuando le explicó a otro miembro de la banda que no tenían problemas para cometer delito en la zona 1. En otra comunicación afirmaban que hacía falta probar suerte en el Estado Mayor —de la Defensa—.
Los mensajitos telefónicos no se quedaban atrás, ya que de esa forma se informaban de los hechos delictivos que estaban cometiendo, reclamaban sus pagos y enviaban sus números de cuenta para que les depositaran el producto de sus fechorías.
Carlos Aragón, en su declaración en el MP, dijo que después del asesinato de Rosenberg, Paz Mejía lo llamó y le dijo que William lo iba a esperar en el parque central de la zona 1, donde le dio la siguiente indicación: “Va a venir un carro tipo picop, Chevrolet. Allí va a haber droga, 50 kilos de coca, solo lo van a dejar parqueado”.
En su relato afirmó una vez más la presencia de agentes de la PNC. “Se coordinó con más personal de la Policía, con patrullas, para que pararan el carro”, dijo.
La declaración de uno de los testigos permitió determinar que uno de los miembros de la banda, llamado Marlon, laboraba en la Dinc y que a su vez es el cabecilla de una organización de Ciudad Vieja que se dedicaba a asaltos, asesinatos, secuestros y robos, entre otros hechos ilícitos.
Otros delitos
Esta organización, que mantenía poder en al menos cuatro departamentos, era una de las más cotizadas en acciones de sicariato. El pago era de Q320 mil, US$25 mil y US$35 mil.
Sus integrantes se rotaban las armas, algunas se las prestaban para un hecho específico y luego se las devolvían. Robaban autos y les cambiaban los números de las placas.
Después del asesinato de Rosenberg, esta banda siguió cometiendo varios delitos, entre los cuales se cuentan secuestros, robos y apropiación de cargamentos.
En las escuchas telefónicas quedó al descubierto el plagio del comerciante de origen coreano Youn Thuel Kimun.
Según Paz Mejía: “Era un ciudadano coreano que iban a entregarlo en la carretera que de Escuintla conduce a Antigua Guatemala. En el lugar había otras personas que se lo llevarían en otro carro. Iban a pagar Q50 mil solo por entregarlo allí”.
“Tres días después darían US$25 mil y Q10 mil para la gasolina, pero eso ya no se hizo porque Wiliam dijo que era muy poco. Entonces Aragón comentó que era para secuestrarlo. Solo William se quedó con los Q10 mil de la gasolina”, explicó Paz Mejía.
Más fechorías
Carlos Aragón señaló que también tenían otros encargos. “Un señor dijo que necesitaba a alguien para matar a una persona que le había hecho algo a su niña —de apellido Barahona—, y dijo que quería que se lo volaran, pero eso ya no se hizo”, contó.
Las escuchas telefónicas también les permitieron determinar y frenar acciones como un robo de Q500 mil y el asesinato de dos personas en la zona 6.
Además, se oyeron conversaciones sobre la planificación del robo de un vehículo que transportaría entre US$300 mil y US$400 mil, y se logró abortar un plan para robar 50 kilos de cocaína en la zona 10, el 4 de septiembre del 2009.
A esto se suma la planificación para emboscar y asesinar a unas personas que viajarían hacia una finca.
También se identificó que planearon el asesinato del alcalde de Moyuta, Jutiapa, por el cual al principio solicitaron Q350 mil.
También ametrallaron una camioneta blanca en la que se transportaban una señora y una niña, para robarles una maleta que supuestamente estaba llena de droga.
El 8 de septiembre del 2009, la Fiscalía escuchó una conversación en que Santos Divas fue advertido por otro integrante del grupo de que López había redactado un documento en el cual relataba el crimen de Rosenberg y se lo dejó a un general del Ejército que lo haría público si algo le sucedía.