Según la Policía Nacional Civil, Morales falleció de tres impactos de bala, calibre .9 mm., la noche del martes último.
El cadáver fue hallado por la empleada doméstica de la víctima. La trabajadora había salido de la casa minutos antes a comprar gaseosas, y dejó a Morales en compañía de un hombre y una mujer que habían llegado a visitarlo.
Cuando la empleada regresó a la vivienda, ubicada en el barrio Belén, encontró a Morales muerto. El hombre y la mujer habían desaparecido.
Superviviente
Morales Flores sobrevivió en julio a una balacera en la que murieron nueve personas que lo acompañaban, en San Benito, Petén.
Una semana después, cuando Morales Flores y su hijo, Ricardo Armando Morales, de 29 años, eran trasladados del aeropuerto La Autora al Hospital Roosevelt, en una ambulancia de Bomberos Municipales, fueron atacados.
Ricardo Morales hijo pereció en este suceso, y uno de los bomberos que acompañaba a los mencionados resultó herido.
Los rifles empleados en la masacre de julio fueron decomisados esa misma semana por la PNC en un allanamiento efectuado en una finca petenera, propiedad de otro conocido terrateniente, Byron Berganza. Precisamente, Berganza fue atacado a balazos en la capital, en septiembre.