Guatemala

Autoridades desatienden a discapacitados

Personas con capacidades especiales de zonas urbanas y rurales del país aseguran que persiste la falta de ambientes adecuados para incorporarse a la actividad productiva, y la infraestructura adecuada para movilizarse, ya que a pesar de que existen normativas las autoridades son indiferentes a sus necesidades.

Un invidente afronta dificultad para atravesar una calle en la Ciudad de Quetzaltenango.

Un invidente afronta dificultad para atravesar una calle en la Ciudad de Quetzaltenango.

La carencia de vías de acceso adecuadas y edificaciones acordes a sus necesidades son los obstáculos más visibles que deben sortear los discapacitados, pero los encargados de las entidades que velan por el derecho de estas personas numeran tres principales dificultades que estas afrontan: las barreras físicas y jurídicas y las actitudes de los demás.

Juan Antonio Pérez, vicepresidente de la Coordinadora Departamental de Organizaciones para Personas Discapacitadas (Corazonre-Habil), de Sololá, calcula que el 15 por ciento de la población de ese departamento padece algún tipo de discapacidad pero que no existe ninguna institución gubernamental en el lugar que vele por esas personas, por lo que el obstáculo mayor es el desinterés hacia el problema.

Pérez agregó que 11 organizaciones no gubernamentales atienden parte de las necesidades de ese sector de la población, pero únicamente les es posible atender al cinco por ciento, que, en su mayoría, padece problemas físicos, sensoriales y mentales.

Barreras físicas

Las personas con dificultades físicas, en Huehuetenango, señalan que los problemas más comunes para ellas son la falta de accesos adecuados a sus necesidades, caminamientos, señalización, zonas de servicios e infraestructura que les permita transitar en las arterias principales de los pueblos y edificios públicos.

“Me gustaría que por un instante el alcalde se pusiera en mi lugar para que supiera lo que se siente al no poder utilizar aceras o acceder a edificios públicos”, dijo Noemy Sánchez, representante de la organización Casa Hogar Nazareno Corazón de Huehuetenango, respecto de que se sienten discriminados por las autoridades locales.

Agregó que la falta de infraestructura adecuada se debe al crecimiento descontrolado de los pueblos y la falta de conciencia sobre la atención a personas que se movilizan en silla de ruedas, con bastón o andadores, quienes también tienen derecho a movilizarse en las calles y avenidas.

falta de sensibilidad

Personas con capacidades diferentes consideran que las referidas barreras se ven reflejadas en la ausencia de políticas públicas en infraestructura vial y transporte.

“Aquí en Quetzaltenango hay un desorden en las calles, banquetas desniveladas y agujeros por todos lados. A veces arreglan las calles y no se toman la molestia de señalizar, para evitar accidentes”, refirió Jorge Morán, quien perdió la visión a los 8 años de edad. “Comerciantes sacan cajas o mercadería a las aceras, lo que nos dificulta el tránsito”, se quejó.

Morán indicó que no existe conciencia entre pilotos y ayudantes de autobuses para auxiliar a quienes padecen alguna discapacidad. “Las personas piensan que uno no va a pagar los servicios, y por eso no nos atienden adecuadamente, pues suponen que ignoramos que todo tiene un costo”, expuso.

Sebastián Toledo, encargado de Relaciones Públicas del Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (Conadi), explicó que el 80 por ciento de la población con discapacidad se registra en países y personas con bajo nivel económico, lo que hace que Guatemala cuente con una cifra alta de casos, ya que la discapacidad está relacionada con cierto nivel de pobreza y extrema pobreza.

“Los accidentes laborales, de tránsito y violencia social hacen que las cifras de discapacitados aumenten, así como la mala atención a enfermedades y mala nutrición”, reiteró Toledo.

Rediseño urbano

El arquitecto Jorge Franco opina que crear espacios adecuados para discapacitados en ciertos lugares es complicado, porque se necesita una serie de gestiones, como sucede en Quetzaltenango.

“Es difícil construir rampas y pasarelas en el Centro Histórico, porque se considera patrimonio cultural y hay que hacer consultas al Ministerio de Cultura y a la oficina del Centro Histórico”, enfatizó.

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