Los campesinos invadieron dicha propiedad desde el 11 de diciembre, argumentando que son subarrendatarios de las tierras donde siembran sus cultivos.
Señalan a varios arrendatarios de amenazarlos para que abandonen los terrenos. Además, los acusan de depredar la montaña, de donde sustraen madera de caoba, cedro, palo blanco, entre otras.
Los campesinos advirtieron que no desocuparán la finca hasta que el Gobierno solucione el problema, pues no están dispuestos a perder sus cosechas, ya que de estas depende la alimentación de sus familias.