El objetivo, apuntó en declaraciones, es que los trabajos efectuados en el Corredor Seco, fuertemente afectado por la canícula desde el 2014, sirvan de ejemplo y puedan ser replicados en otras comunidades de la zona.
Hasta la fecha, los proyectos impulsados por FAO y Unicef con la colaboración de la cooperación sueca, se han centrado en mejorar la capacidad de las comunidades en adaptarse al cambio climático a través de la formación y de la puesta en marcha de iniciativas para optimizar la producción agrícola y la gestión del agua.
“Sí hay agua, pero no está disponible. Ese es el problema”, resaltó Recalde
Desnutrición
Paulo Polanco Álvarez, de 82 años, en la aldea El Chupadero, Nueva Santa Rosa, Santa Rosa, tiene 16 hijos y ocho viven con él. Entre lágrimas cuenta la difícil tarea de mantener a su familia, debido a la escasa cosecha de maíz y frijol en los últimos años, a causa de la sequía.
La edad, el abandono y la falta de trabajo lo condenan a vivir en la extrema pobreza, y con alta posibilidad de que él o alguien de su familia sufra desnutrición aguda o crónica.