Don Tomás Aquino Carrera Mendoza, de 72 años, lleva mucho tiempo de dedicarse a la elaboración de estos artefactos explosivos, también conocidos como juegos pirotécnicos.
Este es un oficio delicado y arriesgado; sin embargo, con la experiencia de más de 40 años de don Tomás, y gracias a la orientación de su maestro de aquel entonces, don Hipólito Herrera, aprendió a fabricar estos artefactos, que si se toman en cuenta todas las medidas de prevención se convierten en alegría y diversión de grandes y chicos.
El material base para la fabricación de estos juegos es la pólvora, misma que se prepara con salitre, azufre y carbón de guarumo (árbol), en un barril que debe agitarse durante cinco horas para obtener una buena mezcla, que servirá para rellenar las bombas y cohetillos.
Gusto de colores
Estos juegos pirotécnicos se fabrican de acuerdo con el gusto del cliente, es decir que si los desean de color rojo, se empleará la amobalca; verde, el nitrato de varita; blanco, el aluminio, y azul, el estroncio de potasio.
También utilizan el carrizo para fabricar un juego de caña o cohete de vara. Este material se corta en trozos, y también se utiliza la pita de maguey y la brea, que se extrae de los bosques de pino.
Durante las fiestas patronales y de fin de año, los pedidos de toritos de fuego se incrementan, pero los castillos son los que más trabajo llevan y de mayor atracción, afirma don Tomás.
En lo que concierne a las mechas, éstas se elaboran de hilo cantel: se mojan con agua, se revuelcan en la pólvora y se soban rápidamente para después cubrirlas con papel de china.