Con esa idea en la mente, y junto a sus amigos de trabajo Cecilia —Cecilia, Candy y Pablo—, asistió al hospital San Juan de Dios para llevar regalos, alegría y, sobre todo, aliento, a pacientes que padecen leucemia.
“Nos comentaron que muchos de ellos casi no reciben visitas; algunos porque sus familiares viven lejos y no tienen dinero para el pasaje, y otros porque no tienen parientes cercanos que los visiten”, comenta Gabriela.
Por varias horas, la convivencia se llenó de alegría y armonía que dibujó las sonrisas en las personas del lugar, situación que para Gabriela fue como una “misión cumplida”.
“Con un momento de alegría que todos pudiéramos dar a quienes lo necesitan, lograríamos aliviar muchas necesidades de las personas; quizás no las físicas pero sí las emocionales que son importantes para salir adelante”, dice la altruista, quien asegura que ahora valora más las cosas importantes de la vida.