“Ella y su esposo subsisten de la venta de granizadas y alimento para palomas en la Plaza Central. Así lo han hecho durante 19 años. Quise cambiar esa rutina y darle felicidad”, comenta la joven.
Aunque en un momento fue difícil romper el hielo, ya que como señala Damaris, “no es común que un desconocido ofrezca una ayuda”, logró crear un lazo de amistad.
“Uno de los momentos conmovedores fue cuando doña Zenaida me dijo que me había convertido en su ángel de la navidad”, dice.
Mientras el día transcurría, el encuentro pasó de la alegría a la emotividad. “Se me hizo un nudo en la garganta cuando una de las nenas me agradeció y me dijo que Dios me bendijera”, relata la joven.
Surgió de este encuentro un compromiso de parte de Damaris, quien asegura que apoyará a doña Zenaida con los útiles escolares de sus hijas.
“Todos podemos sembrar semillas positivas si ayudamos a los demás. Solo así lograríamos más sonrisas en la sociedad”, afirma.