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45 hospitales de Guatemala solo tienen medicinas para funcionar un mes

El 80% de los medicamentos de inventario estar próximos a terminar, según un estudio de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa).

El desabastecimiento de medicinas, materiales e insumos es recurrente en los hospitales nacionales en los últimos años. Fotografía: Hemeroteca Prensa Libre.

El desabastecimiento de medicinas, materiales e insumos es recurrente en los hospitales nacionales en los últimos años. Fotografía: Hemeroteca Prensa Libre.

La emergencia salubrista en Guatemala está desde antes que la pandemia llegara al país en marzo del  2020, y  los reportes de hospitales con desabastecimiento es un problema cíclico, según Laboratorio de Datos.  

Una complicación que a pesar de no ser nueva para la red salubrista de Guatemala,  la escasez de soluciones que permitan un abastecimiento óptimo de medicinas, y los datos de un estudio así lo confirman.

Fundesa desarrolló una medición en 45 hospitales del país y detectaron que en un mes se estaría agotando el 80% de las medicinas que están en bodegas, lo que trae un nuevo reto a la administración de Alejandro Giammattei.

Este estudio también explica que el Ministerio de Salud ha concentrado sus compras en medicamentos de lenta y baja categoría, es decir, medicinas que no se utilizan todos los días.

De acuerdo con el reporte, el Gobierno ha destinado para medicamentos de lenta categoría Q97 millones 870 mil.42, y para los de baja categoría Q10 millones 316 mil 180.

Pero al verificar la inversión para las medicinas que prácticamente se utilizan a diario en todos los hospitales, el gasto es menor. Para las medicinas de alta categoría se destinan Q51 millones 107 mil 169 y para la categoría media son Q21 millones 77 mil 199.

Entre algunos de los centros asistenciales que están en riesgo por desabastecimiento, según está medición, son el Hospital General San Juan de Dios, el de Mazatenango, Amatitlán, Quetzaltenango, Cobán y Totonicapán. Asimismo, el Hospital Rodolfo Robles, Pedro de Betancourt y el de Puerto Barrios.

Herramienta de medición

Juan Carlos Zapata, director ejecutivo de Fundesa, explicó que desarrollaron una herramienta que permite advertir un patrón de compra para evitar el desabastecimiento de las medicinas.

Esta herramienta la pusieron a disposición de las autoridades desde la pasada administración, pero destaca necesario que se retome está metodología para evitar problemas.

“Importante reconocer que los fondos de emergencia tenían limitaciones para comprar medicamentos, solo que fueran directamente a covid, entonces hay desafíos importantes de la cadena de suministros, de proveedores locales, y eso también derivado del acceso a materias primas por la pandemia”, explicó Zapata.

En los próximos días tendrán una reunión con autoridades del Ministerio de Salud para profundizar en el tema, ya que es necesario que los hospitales cuenten con medicamentos.

“Es un tema prioritario para Guatemala en este momento y que ayudaría también a generarle una mayor eficiencia a la calidad del gasto público. Las autoridades de Salud están conscientes de esta necesidad y de retomar con un enfoque más técnico las recomendaciones de este sistema”, precisó.

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Práctica corrupta

Quien considera que más que problemas externos para la compra de medicamentos la gran complicación es interna, es Karin Slowing, experta en gestión pública e integrante de Laboratorio de Datos.

Slowing estima que en ocasiones se lleva de manera intencional a este tipo de crisis para obligar a que las unidades ejecutoras compren de emergencia, evadiendo grandes filtros de fiscalización y transparencia.

“Se van de hospital en hospital con compra directa, de emergencia, entonces ese es uno de los objetivos que busca la economía del delito, comprar con compra directa y lo pueden hacer con casi cualquier precio, en unidades bajas y tienen la justificación de cobrar más caro”, aseguró, y asegura que el fin sería comprar a proveedores específicos.

“Es una intersección entre temas de corrupción y capturas del Estado con temas de gestión negligente y poca planificación que no se abordan de fondo. Llevamos tres ministros en este Gobierno más todos los previos y no se arreglan estos sistemas”, enfatizó la experta.

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Compras lentas

Por su parte, Francisco Coma, ministro de Salud, señaló que hay tres grandes problemas que les impiden comprar con agilidad, situaciones que los llevan a problemas de desabastecimiento como el que ocurre en la actualidad.

“Muchos eventos se declararon desiertos por desabastecimiento o no hay capacidad de entrega de los proveedores; se manejan precios de referencia que limitan porque los eventos tienen imposibilidad de ser asignados porque esos precios al desviarse de los techos es imposible comprar, ha habido mucha variación en el mercado en los últimos meses”, señala el ministro como uno de los obstáculos.

Pero también resaltó temas de índole administrativo. “Cada unidad ejecutora tiene una responsabilidad directa en manejar sus procesos administrativos de manera eficiente, ya veces los equipos de compras no necesariamente tienen todas las capacidades”, reconoció el ministro.

Coma añadió que otro problema tiene que ver con la cantidad de recursos. “Las capacidades de ejecución presupuestaria son complicadas, y en ocasiones eventos de licitación se caen porque no se cuenta con la disponibilidad de los fondos al momento de respaldar el evento”, precisó.

Para finalizar, el funcionario señaló que no comparte del todo las apreciaciones hechas por Slowing, pues “la percepción de la doctora Karin Slowing es respetable, yo no niego que en determinado momento puedan haber factores de algún interés, pero en este momento los tres primeros que le mencioné son las causas más importantes”.

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