La localización del joven fue resultado de una muestra de saliva que su madre proporcionó y de la cual se obtuvo el ADN. Esta se comparó con otras que se encuentran en bancos de datos genéticos de personas desaparecidas en el extranjero, con el fin de identificar a las que mueren por diversas causas en el camino hacia Estados Unidos. Se trata de un programa echó a andar el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) el 11 de julio con la colaboración del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex).
A la fecha, de acuerdo con Nancy Say, coordinadora del Banco de Datos Genéticos del Inacif, se ha logrado recopilar más de 50 muestras y ubicado a dos personas, una de ellas el joven con el que comienza esta nota.
Con la guía de un coyote él migró a Estados Unidos. Al comienzo de su travesía se comunicaba a diario con su madre y le enviaba mensajes por WhatsApp para indicarle dónde se encontraba. Le escribió que iba a cruzar el desierto mexicano y le avisaría una vez hubiese cruzado la frontera. Fue lo último que supo de su hijo.
Después de varios días sin noticias la mujer comenzó a desesperarse y la invadió el temor de que algo malo le había ocurrido. Por varios medios intentó comunicarse con el traficante y con otras personas del grupo que viajaban con su hijo. Insistió por varios meses y por fin el hombre al que le pagaron para que lo llevara a suelo estadounidense le contó lo sucedido.
“Mire, le voy a decir la verdad. Su hijo se quedó. Se desmayó y lo tuvimos que dejar en el desierto. Allí quedó y de seguro está muerto… Ya no me moleste”, fueron las palabras que escuchó en una llamada telefónica y no supo más, pues el coyote cambió de número de teléfono.
Durante dos años la mujer se acercó a varias instituciones en la capital para obtener más información de cómo localizar a su hijo, puso denuncias por su desaparición y no obtuvo respuestas. No fue sino hasta que tuvo noticias del programa que trabaja el Inacif y el Minex, que vio una luz en ese camino de incertidumbre.
Aunque su esposo estaba renuente a que ella diera una muestra de saliva para obtener su perfil genético, dice que en un sueño su hijo le decía: “Mamá, ayúdeme”, y eso la alentó a acercarse a la institución e iniciar con el proceso de búsqueda a través de su ADN.
Say indica que ese instinto maternal al final tuvo frutos, pues se logró identificar el cuerpo del joven entre otros que han fallecido en México o EE. UU. en su intento de tener un mejor porvenir. Hay otras familias que buscan a sus parientes que migraron de manera irregular a Sudamérica y Europa.
La búsqueda
El proyecto se denomina Mecanismos de protección para la identificación humana con fines humanitarios y civiles a través de programas de ADN forense. Este tiene como fin ayudar en la identificación y probable repatriación de connacionales que están desaparecidos o han muerto en el extranjero en su intento de migrar hacia otro país.
Si una persona en Guatemala tiene un familiar que decidió salir del país en busca de mejores condiciones de vida y en esa travesía perdió contacto con él, hay dos maneras de acercarse a este programa. Una es ingresar al sitio web del Inacif, donde encontrará una pestaña que lo dirigirá a un formulario que debe llenar con datos personales y detalles de su caso.
La otra es llamar al número de teléfono 1541, para recibir orientación paso a paso. El horario de atención es de lunes a viernes de 9 a 17.30.
Con la información obtenida se abre un expediente y se programa una cita para la toma de muestra de saliva. Este es un proceso sencillo que se obtiene con un hisopo que se frota en la parte interior de las mejillas, dentro de la boca. De esa manera se obtiene el material genético que será analizado.
Luego se hace una entrevista a la persona para tener pormenores del familiar desaparecido. Say remarca que esta información es “totalmente confidencial”, al agregar que es un proceso gratuito y voluntario.
Al tener la muestra biológica comienza el trabajo de análisis en los laboratorios del Inacif. Allí se obtiene un perfil genético y dicho resultado se ingresa a un banco de datos.
En otros países, como México, EE. UU. o de Europa, también se hace este proceso en personas o cadáveres sin identificar, de los cuales se sospecha son de origen centroamericano.
La idea es que a través de la tecnología se puedan hacer cruces directos entre los perfiles genéticos recopilados en los distintos países, con el fin de hallar una coincidencia.
En el caso del joven de esta historia, de la muestra de saliva de la madre se obtuvo el ADN y se cruzó con la información de un banco de datos en EE. UU. Say no especifica el lugar, pues es información que el Inacif mantiene bajo confidencialidad. Hubo coincidencia con el cuerpo de un joven que encajaba con la descripción del guatemalteco desaparecido.
“¿Por qué hacemos esto? El ADN es una prueba de alta tecnología y en la actualidad es la técnica más confiable, segura y precisa que tenemos para poder asociar a dos personas e identificar un cuerpo con esta referencia”, dice Say.
Explica que hay guatemaltecos fuera del país que quizá fallecieron o están vivos, pero se desconoce su identidad, y para poder identificarlos se requiere de una prueba de ADN de un familiar. Lo idóneo es que sea de la madre, el padre o de un hijo, cuyos perfiles tienen más coincidencias. Mientras más lejano sea el grado de parentesco, menos información genética compartirán y la búsqueda sería menos efectiva.
Los involucrados
Treinta y dos peritos profesionales del Inacif trabajan en el proyecto, de los cuales la mitad está en el área de genética. Son los encargados de tomar y analizar las muestras.
Say menciona que con su labor ayudan a las familias de los migrantes desaparecidos a cerrar un círculo de zozobra y dolor.
“Como profesionales es un éxito saber que nuestro trabajo da frutos y que otros países acepten nuestros resultados, pues somos un laboratorio acreditado a nivel internacional. Eso nos da cierto nivel de que somos un laboratorio competente. Nuestros resultados son válidos, no solo en Guatemala sino también en cualquier parte del mundo”, afirma.
Si bien el trabajo genera satisfacción en los peritos, también causa pesar el dar la noticia a un familiar de que su pariente fue localizado sin vida.
La labor del Inacif es técnico-científica. Se encarga de obtener la mayor cantidad de muestras de saliva, procesarlas y obtener perfiles genéticos para alimentar el banco de datos.
El siguiente paso lo da el Minex. Al recibir la información del Inacif, se encarga de compartirla con otros bancos genéticos en los que considera es necesario efectuar un cotejo. Esto depende del país donde desapareció la persona.
De acuerdo con Say el desarrollo de este proyecto comenzó hace cinco años, durante los cuales se trabajaron los protocolos y procedimientos por seguir. Se capacitó al personal y tiempo después la institución obtuvo una acreditación a nivel internacional. En julio de este año se puso al servicio de la población.
Cómo funciona
Un perfil genético se puede comparar con una cadena, la cual está compuesta por varios eslabones, como refiere la especialista. El laboratorio secciona en dos porciones ciertos eslabones, para analizarlos. Una, por principio biológico general, contiene información de la madre, y la otra del padre de la persona que dio la muestra.
Luego el Inacif analiza 21 eslabones o marcadores genéticos. La combinación de toda esa información conforma un perfil genético que es como una huella dactilar, pero a nivel de ADN. La prueba genética sirve como una herramienta para guiar la identificación de un individuo y tiene un 99% de confiabilidad.
¿Cómo se hace el cotejo entre un perfil y el otro? La información genética se ingresa a un sistema informático llamado Codice, desarrollado por el FBI y que fue donado a Guatemala en el 2014.
De manera automática el software compara los perfiles que hay en otros países con el fin de buscar asociaciones. De encontrarlas, el perito verifica el resultado a través de evidencias asociadas, estudio antropológico forense y otros análisis.
Say expresa que no hay un tiempo estimado para lograr una coincidencia, porque todo depende de tener el perfil genético de un familiar y de que a su vez, en otra parte del mundo, haya un perfil genético que corresponda a una persona sin identificar.
Así fue como se logró la identificación del joven guatemalteco en mención. El Minex ubicó el último lugar en el cual se tuvo contacto con él y se comunicó con el laboratorio forense del área para hacer el cotejo con los perfiles guardados en su banco de datos genéticos y se hicieron otros análisis para corroborar su identidad.
Ahora la Cancillería se encarga de los procesos administrativos para la repatriación del cuerpo y entregarlo a los familiares.
El Minex participa en el programa como parte de la campaña Para tu temor más grande, a fin de dar protección, asistencia y atención a los connacionales migrantes y apoyar a guatemaltecos que buscan a parientes desaparecidos en el extranjero, a fin de que las familias tengan un alivio emocional al hallar a sus seres queridos por medio de una identificación certera que les da la oportunidad de tenerlos de vuelta y así cerrar un ciclo de luto, como señala la cartera.
- También para víctimas del conflicto armado interno
El cotejo de pruebas de ADN ha permitido que cientos de guatemaltecos encontraran los restos de familiares detenidos-desaparecidos durante el conflicto armado interno. La Fundación de Antropología Forense de Guatemala creó una base de datos con información genética para comparar con cuerpos exhumados de fosas comunes y de tumbas identificadas como XX que datan de ese período. Según información de la institución se ha identificado a más de 3 mil 800 víctimas.
Unas 200 mil víctimas mortales dejó el conflicto armado interno —1960-1996— y 45 mil por desaparición forzada.