“Entre a dejar a mi abuela a la consulta externa, como no podía quedarme con ella salí, estaba cruzando la puerta cuando escuché una explosión y luego comenzó la balacera. La gente corría y gritaba me lancé al suelo para evitar ser herido”, relató Monroy.
El entrevistado dijo que tras este ataque armado lo que hará es llevarse a su abuela a la provincia y cuestionó a las autoridades por el ataque que cobró la vida de una persona. “¿Dónde está la mano dura que prometió el presidente Otto Pérez con los criminales?”, dijo.
El propietario de un automóvil rojo contó a Prensa Libre que “está vivo de milagro” y solicitó a las autoridades hagan algo para detener la violencia que se vive a diario y que afecta a todas las personas.
“Salí del hospital porque dejé a un familiar, caminé a mi vehículo y abrí una puerta de repente comenzó la balacera, lo primero que hice fue tirarme en los sillones del carro. Las balas quebraron los vidrios del vehículo y estoy vivo de milagro”, dijo el hombre que no quiso identificarse.
Integrante del sindicato de vendedores del Hospital General San Juan de Dios hicieron un llamado a las autoridades para que ya no lleven reos de alta peligrosidad al lugar, porque la vida de los pacientes y trabajadores del hospital se pone en “alto riego”.
Versiones del ataque
Varios de los entrevistados por Prensa Libre relatan que no menos seis individuos participaron en el ataque y que se habrían utilizado dos vehículos distintos para el atentado.
Según la versión de testigos dos individuos vestidos con pantalón, sudadero con gorro negro y lentes oscuros y otro más con sudadero gris y lentes negros bajaron de uno de los vehículos y dispararon indiscriminadamente.
Vendedores afirman que mientras las personas gritaban y corrían por las calles para ponerse a salvo, otros dos individuos a bordo de una motocicleta que se encontraban atrás de los agresores dispararon, recogieron los cascabillos y abandonaron la escena.