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Alza en precio de granos básicos agudiza la crisis alimentaria en el país

El primer caso de covid-19 en el país se reportó el 13 de marzo, a los cinco días el quintal de maíz blanco subió de precio, cerca de Q80. Es el incremento más alto del grano en lo que va del año. Lo mismo ocurrió con el frijol negro, por el cual se pagó Q63 más que en febrero, y continúa al alza.

El precio del maíz se incrementó con la pandemia del covid-19, lo que complica la crisis alimentaria que se vive en el país. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El precio del maíz se incrementó con la pandemia del covid-19, lo que complica la crisis alimentaria que se vive en el país. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Este encarecimiento repercute drásticamente en la mesa de las familias vulnerables, pues la pandemia trajo consigo desempleo y vino a tocar el bolsillo de los guatemaltecos, agudizando el riesgo de inseguridad alimentaria y nutricional.

 

De acuerdo con el informe mensual de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), sobre la reserva y el precio del maíz y frijol del productor, en Guatemala hay suficiente producción de ambos granos para abastecer a la población, el problema radica en que por la pandemia las personas se volcaron a hacerse de provisiones, entonces, la demanda de los productos creció, hubo acaparamiento y, por consiguiente, aumento de precios.

A principio del año el quintal de maíz se cotizó en Q128, y para el 18 de marzo este llegó a Q205, al siguiente mes descendió a Q168 y para el último día de junio se encontraba en Q155. Bajó, pero aun así el precio es alto y supera el promedio de los últimos cinco años, con un incremento del 18.32%, indica el reporte de la FAO.

Con el frijol sucede lo mismo, pero acá el aumento es mayor. De Q369 que se pagaba por un quintal en enero, para mediados de marzo este llegó a Q433. El precio siguió al alza, y para el 30 de junio costaba Q560. Hoy se cotiza un 38.5% más caro de como estaba hace cinco años.

Es en la región del occidente donde el precio del quintal de maíz blanco es más alto, se cotiza en Q170, mientras que en el caso del frijol negro, este es más caro en el norte del país, con un promedio de Q605.

La tendencia en el incremento de los precios continuará durante julio y agosto, y quizá llegue a septiembre, lo cual es normal según el informe, debido a que en esta época del año no hay cosecha de dichos granos en el país. Luego de este período los precios tienden a bajar.

Pero mientras esto sucede, las familias de escasos recursos están limitando su consumo de maíz y frijol, que son básicos en la dieta de los guatemaltecos.

Con menos en el plato

“Lo que hacen es racionar la comida: consumen menos o en lugar de tres tiempos hacen dos. Lo primero que dejan de comer es el frijol porque es más caro y porque llena menos, y comienzan a consumir hierbas, van buscando alternativas. En cambio, el maíz es el último que dejan de comer”, menciona Gustavo García, técnico de FAO en Guatemala.

La crisis golpea fuerte en el área rural, donde las restricciones de movilidad impiden a los pobladores trasladarse a ofrecer mano de obra fuera de sus comunidades.

En el corredor seco, por ejemplo, lo poco que las familias logran producir en sus terrenos les alcanza para cubrir tres o cuatro meses de alimentación, y para esta época del año ya no tienen reserva de granos. Así que deben trabajar en el corte de caña, café o de melón. Son Q65 los que aproximadamente reciben de jornal, pero ahora no cuenta con ese ingreso.

“A principios del año se fueron a la costa y antes de marzo los regresaron por las restricciones debido al covid-19, regresaron a sus casas con menos dinero y no lograron comprar su reserva de granos básicos para el resto del año”, señala García.

Mientras que en el norte del país lo que ocurre es que las familias, pese a que tienen más extensión de tierra, tienen mejores condiciones de suelos y suelen cultivar más, consumen lo que producen y venden otro poco, este año como daño colateral del covid-19, la reserva de alimento que tenían debieron venderla para generar algo de dinero y comprar otro tipo de alimentos. Esto es algo atípico en la región.

El documento Evaluación de emergencia en seguridad alimentaria señala que 2.3 millones de personas no tienen acceso a alimentos y que necesitan de asistencia para acceder a los alimentos. Afecta con más saña en el área rural donde viven cuatro de cada diez guatemaltecos y la tasa de pobreza alcanza el 73%, de acuerdo al BIDeconomics Guatemala elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo.

Pero esta crisis también alcanza a las zonas urbanas, de acuerdo con Diego Recalde, representante Interino de la FAO en Guatemala, pues acá las familias que no tienen tierra para sembrar o espacio para la crianza de animales, de donde podrían echar mano para alimentarse. “La pobreza urbana se hace más dura en este período”, agrega.

El frijol se va a México

El informe de la FAO menciona como otro factor que afecta en el aumento de precios, en el caso del frijol negro, es que desde mayo el grano que se produce en el norte del país es comercializado en México, donde lo compran a un mejor precio. Mientras que la producción de la zona del oriente la llevan al norte y allí lo venden más caro.

Esto disminuye la oferta en los municipios del corredor seco y por consiguiente el producto se encarece en esa zona del país, y al no tener las familias poder adquisitivo suficiente, deben prescindir del producto.

“Se ha observado disminución del consumo de frijol negro, principalmente en las familias que están en situación de inseguridad alimentaria aguda severa. La mezcla de frijol negro con maíz representa una fuente importante de proteína en la dieta de estos hogares”, dice el Pronóstico de seguridad alimentaria y nutricional de la Secretaria de Seguridad Alimentaria Nutricional (Sesán), del segundo trimestre del año.

La situación con el maíz es diferente. García indica que en el país hay un déficit por la baja cantidad que se produce, sin embargo, esto se compensa con el grano que ingresa de México, con lo cual se logra abastecer el mercado local.

Pero esa escasez del producto nacional también obedece a que en los últimos cinco años ha disminuido el área de siembra en el país, pues el uso de la tierra ha cambiado y muchas de las regiones maiceras ahora están destinadas a la palma africana y al banano.

Además, las sequías prolongadas que se han registrado durante los últimos años en el Guatemala desestimulan al pequeño agricultor que desiste de sembrar, y que también ve una seria competencia con el grano que ingresa desde México a un precio menor, pero esto se debe a que en el país vecino los productores reciben un subsidio de parte del gobierno.

“No es que haya escasez del grano, sino que la oferta disminuyó y eso lo que hace es incrementar los precios, pero grano para suplir las necesidades del país sí hay”, recalca García.

A partir de septiembre los precios del maíz y del frijol podrían normalizarse, pues pese al confinamiento las familias continúan con las labores de siembra en sus terrenos, la agricultura nunca paro, y con el comportamiento que ha tenido la temporada de lluvia se prevé una cosecha que les permita abastecerse y paliar esta escasez de alimento.

Debido a una potencial crisis alimentaria aguda, Recalde refiere que es urgente establecer programas de apoyo a la población, como transferencias de efectivo para que las familias tengan la posibilidad de compra productos, lo que resulta más ágil, que transportar alimentos para repartir entre los más vulnerables.

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