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La cifra de este año también es mayor a las que hubo en el 2016 y el 2017, con dos mil 715 y dos mil 556, respectivamente.
En la mitad del país se registra un incremento en los casos de desnutrición aguda, en comparación con el mismo periodo del 2018: Petén, Zacapa, Quiché, Sacatepéquez, El Progreso, Huehuetenango, Guatemala, Chiquimula, Suchitepéquez, Izabal y Chimaltenango.
Ese aumento, según el informe de Salud, hecho público en el Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan), va desde el 4.7 por ciento hasta el 116.1 por ciento.
Los datos de la cartera revelan que Guatemala es el que tiene más población infantil afectada con este problema este año, pues las cuatro áreas de Salud en ese departamento suman 396 casos (Guatemala Central 201, Guatemala nororiente 68, Guatemala noroccidente 65 y Guatemala sur 62).
El segundo departamento con más casos es Alta Verapaz, con 295 casos; le siguen Huehuetenango, con 268 casos, y Escuintla, con 217.
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Otros lugares con más de un centenar de niños desnutridos agudos son Petén, con 188, entre las tres áreas de salud en ese departamento; San Marcos, con 169; Sacatepéquez, con 167; Chimaltenango, con 133; Chiquimula, con 118, Suchitepéquez con 106 y Quetzaltenango con 105.
Del total de niños afectados, dos mil 181 tienen desnutrición moderada y 712 están padeciendo el modo severo. Además, 57 de ellos tienen Kwashiorkor, un padecimiento cuyos síntomas son el retraso en el crecimiento, la pérdida de masa muscular, la inflamación del vientre y las infecciones frecuentes.
Otros 56 niños tienen marasmo, una condición en la que los glúteos están severamente reducidos, los omóplatos salientes, el pecho es pequeño y el abdomen está distendido.
Los huesos de los brazos y piernas de los niños con marasmo se hacen visibles y aparecen cubiertos por una delgada capa de piel arrugada, por lo que adquieren una apariencia de vejez.
Además, hay otros 12 niños que padecen ambos padecimientos.
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En alerta
Según el reporte de Salud, en 13 de los 22 departamentos hay riesgo de que los niños padezcan desnutrición aguda del modo severo, esos son: Sacatepéquez, Guatemala, Escuintla, Chiquimula, Zacapa, Petén, Santa Rosa, Huehuetenango, San Marcos, Izabal, Baja Verapaz, Alta Verapaz y El Progreso.
Por otro lado, la alerta de la desnutrición en sus formas más graves, que los puede llevar al Kwashiorkor y al marasmo es para Chiquimula, Sacatepéquez, Petén, Escuintla, Izabal, Jalapa, Quiché, Santa Rosa, Zacapa, Alta Verapaz y Huehuetenango.
Guatemala ya atraviesa por el periodo de hambre estacional, donde campesinos pobres y sin trabajo se quedan alimento, que se registra cada año entre los meses de marzo y agosto. Según el informe, solo en marzo fueron identificados mil 71 casos de niños desnutridos agudos, lo que quiere decir que este periodo comienza a mostrar sus consecuencias.
El aumento de los casos, según el secretario de Seguridad Alimentaria y Nutricional, Juan Carlos Carías, podría deberse a que los efectos de la canícula no solo afectaron la producción de granos sino la producción en general.
Eso significa, según el secretario, que haya menos producción de alimentos y menos trabajo para quienes se emplean en el sector agrícola, lo que causa efectos directos e indirectos, uno de ellos la desnutrición aguda.
Puede incrementar
Jorge Pernillo, coordinador de la Unidad de Nutrición de la Universidad Panamericana, afirma que las cifras de los niños afectados por la desnutrición aguda pueden ser mayores, pues no todas las áreas de Salud entregan sus reportes a tiempo, por lo que, dentro de algunas semanas, o meses, podría haber una mayor diferencia entre los números.
La situación actual, refiere el experto, es provocada por la canícula prolongada del año pasado, que provocó un aumento de la inseguridad alimentaria, pero también por la deficiencia en los servicios de salud, que no cuentan con insumos para prevenir y atender la desnutrición aguda.
Pernillo señala que, además, aunque ya se está en periodo de hambre estacional, el Ministerio de Agricultura (Maga) todavía no adjudica los concursos para la compra de alimentos que serán entregados como asistencia alimentaria, y resalta que no se entregaron por completo los cupones para apoyar a los afectados por la canícula prolongada el año pasado.
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Por su parte, Armando Barreno, representante de la sociedad civil en el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, asegura que ahora se ven las consecuencias de las acciones que el gobierno no hizo para atender de manera efectiva, oportuna y rápida a las familias afectadas en el 2018.
“Esas familias todavía no han recibido el apoyo necesario para sus cultivos y asistencia humanitaria”, asegura Barreno.
La posibilidad de que se incrementen los casos de niños con desnutrición aguda también es una preocupación para el representante de la sociedad civil, pues señala que según las previsiones del Maga y del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología, se espera que este año haya una situación similar en cuanto al déficit de lluvia.
El plan para atender el hambre estacional, que se aprobó en marzo, debería servir para atender esta situación, y Barreno dice que, aunque se pidió una revisión de este, se dijo que la aprobación era necesaria para comenzar a trabajar, pero a la fecha todavía se desconoce el por qué no se ha comprado el alimento para la asistencia.
Carías afirma que este plan atenderá la crisis de alientos conforme vayan cumpliéndose los procesos de Ley, pues no puede considerarse un caso excepcional.
Además, asegura que los puestos de salud están preparados en el primer nivel de atención, aunque deja claro que debe prevenirse que los niños enfermen y tengan que acudir a estos.
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