Sergio es originario de Sumpango, pero reside en Jocotenango donde se dedica a la docencia en la Asociación Los Patojos. “En el 2015, quise enseñar a mis alumnos algo nuevo y diferente. También tenía el deseo de que conocieran parte de la cultura guatemalteca, así que los motivé para hacer un barrilete”, relata.
Este deseo dar a conocer la cultura de Guatemala por medio del arte lo llevó a que, por dos años seguidos, con sus alumnos de quinto y sexto primaria elaboraran un barrilete de dos metros en el año 2015 y 2016.
En el año 2017 surgió la encrucijada de por qué un barrilete de Jocotenango estaba en el festival de Sumpango, ya que una de las reglas estipuladas es que los organizadores o representantes del grupo participante deben ser oriundos de este municipio de Sacatepéquez. De lo contrario, pueden presentar su barrilete, pero no participar en el concurso en donde se califica el diseño, tamaño, colores y temática.
“En ese momento hablé con personas del Comité Permanente de Barrileteros y les conté el deseo de participar. Les expliqué que yo soy de Sumpango, pero el barrilete es elaborado por artesanos y artistas de Jocotenango, que en su mayoría son niños y jóvenes. Al final, la regla del festival se cumple”, indica Sul.
Después de una reunión, por mayoría de votos en donde nadie se opuso, consideraron que el objetivo del festival es dar a conocer el arte, el cual es para la comunidad. Entonces, les permitieron participar el año siguiente.
Desde el 2018, la agrupación, que decidió llamarse “Barrileteros Los Patojos”, ha participado de manera consecutiva con barriletes de cuatro metros. En su elaboración han participado niños, jóvenes, artistas, padres de familia y maestros.
Proceso de elaboración
El proceso de elaboración les lleva alrededor de tres meses. En agosto se reúnen los tres artistas, entre ellos Sergio Sul, para platicar acerca de qué temática llevará el barrilete de ese año. Luego de tomar la decisión, cada uno trabaja en un boceto, el cual exponen ante los demás integrantes del grupo.
En esta reunión, se escogen los elementos que más les gustó de cada propuesta y se hace un cuarto diseño, que es el que trabajarán en los próximos meses.
“A mí me gusta que en el diseño se usen elementos que hay en los huipiles de Guatemala, porque en cada uno de ellos se cuenta parte de nuestra historia. Básicamente el lienzo del barrilete es como un libro en el que se relata nuestro pasado, presente y futuro. Colocar elementos culturales crea identidad”, opina.
Sergio comenta que cuando crearon el primer barrilete pidieron ayuda a las familias de los estudiantes, quienes les donaron papel de china. Sin embargo, al comenzar a trabajar este se desteñía y cuando lo terminaron, el diseño estaba pálido.
Sin embargo, recibieron la visita de un representante de un grupo de barrileteros de Sumpango, quien les explicó que para hacer los barriletes se debe usar el papel de china nacional, ya que este no tiene lado derecho ni revés, no tiene brillo. Además, que es más resistente, por lo que es apto para esta creación.
“También nos enseñó a hacer mezclas para combinar colores. Es como crear una obra de arte con pintura, pero con papel de china. Por ejemplo, el color corinto lo hacemos mezclando papel de china rojo y negro. La magia la hace la goma, pero hay que diluirla con agua, para crear más colores. Al saber esto comenzamos a hacer otros diseños con diferentes tonalidades, sombras y hasta rostros en el lienzo”, señala.
Respecto a la estructura del barrilete, Sul indica que el secreto es que la caña debe estar bien seca ya que si está verde pesa demasiado, por lo que no se logrará la elevación. “La cola debe tener una buena estructura. Se elabora con retazos de tela y es trenzada con pita. En Sumpango se le conoce como Patzunga”, añade.
De acuerdo con Sul, mientras menos material pesado tenga el lienzo del barrilete es mejor. Además, que todo tiene que ser artesanal y en papel de china. Es decir, que si quieren resaltar un color no pueden usar marcador y otros materiales.
Ahora, para la estructura, se hace “la ruta del bambú” que consiste en que varios integrantes de los grupos de barrileteros viajan a Masagua, en el departamento de Escuintla, para ir a traer la caña y el bambú que utilizarán para sus barriletes del año en curso y del próximo. En el caso de Los Patojos, los utilizan como postes o parales para la exposición de su barrilete.
“Considero que hacer barriletes gigantes lo llevamos en las venas todos los que nacemos en Sumpango. Para mi es de mucha satisfacción que por medio de esta actividad se hayan unidos dos municipios. Así nos damos cuenta de que el arte y la cultura no tienen límites”, opina Sergio Sul.
El sueño del docente es que a largo plazo se creen más grupos de barrileteros en Jocotenango y participen en el festival de Sumpango. Además, que en el municipio en donde vive también se pueda realizar este tipo de actividades.