La Laguna del Tigre tiene 337 mil hectáreas y la mayoría están habitadas por comunidades, sin autorización. Personas provenientes de Izabal, Jutiapa, Chiquimula, Zacapa y Quiché usurpan tierras en el lugar.
“Conocemos a dos hombres que lideran a las comunidades ilegales. Uno de ellos es de origen salvadoreño”, explicó Vinicio Morales, director de Laguna del Tigre.
En esa área protegida está identificado el paso de migrantes que podría ser apoyado por las aldeas. Las observaciones han revelado que los viajeros se concentran en la comunidad El Naranjo y siguen unos kilómetros hasta la frontera El Ceibo, pero cruzan por puntos no controlados para llegar a Tenosique, municipio mexicano. “Hay un problema de Estado”, considera Morales.
Nueva ruta
La lógica de la movilidad humana es que mientras los estados cierran pasos comunes, las personas no evitan migrar sino que lo hacen por pasos alternativos. Esa es la explicación de Pedro Pablo Solares, experto en migraciones.
Solares cree que al buscar nuevos caminos los riesgos también aumentan. Un ejemplo es que quienes cruzan por las zonas menos controladas de Estados Unidos mueren en el desierto.
“En Guatemala, la lógica podría ser igual. La gente se va al norte para evitar los pasos controlados. No es por conveniencia estratégica o de cercanía, es porque están huyendo de las autoridades”, opina el experto.
De acuerdo con Solares, estos nuevos caminos en Petén no son coincidencia, sino que responden a estrategias trazadas por redes de coyotes, que ofrecen sus servicios para migrar a EE. UU.
Ilegales en el país
El Parque Nacional Sierra Lacandón comparte 140 kilómetros de frontera con México y decenas de asentamientos humanos en sus 203 mil hectáreas.
Edin López, director del sitio, indicó que saben de mexicanos que están en la región, habitada por 25 mil personas. Esa reserva enfrenta la deforestación y la usurpación de tierras que venden sin título de propiedad.
La migración y el contrabando que sale de esa región también buscan las fronteras El Ceibo y Corozal —esta última, más al sur del parque—; rastrean puntos no controlados que les permitan cruzar.
Las acciones ilegales se han organizado para integrar un grupo de resistencia. “La gente impone la ley y las fuerzas de seguridad no pueden ingresar”, refirió López.