El director ejecutivo de esta entidad, Enrique Lacs, consideró que la venta de pirotecnia con empaques que simulan productos de marcas registradas no solo afecta a esas compañías, sino pone en riesgo a niños y adolescentes, en su mayoría, que podrían consumirlos pensando que son alimentos o golosinas.
“Vamos a accionar contra estos fabricantes porque han hecho uso indebido de las marcas. Es peligroso para el consumir y se debe hacer algo”, aseveró.
Además, e igual de importante, dijo, “porque ponen en riesgo a la población al usar etiquetas de bebidas gaseosas, por ejemplo, con productos pirotécnicos peligrosos que deben estar regulados por las autoridades guatemaltecas correspondientes”.
Según Lacs, exigirán también que las autoridades hagan operativos en mercados y otros puntos de venta para incautar estos productos que a todas luces son ilegales. “No se puede permitir su comercialización”, aseveró.
En el mercado de La Terminal, zona 4 capitalina, pese a que los vendedores han recibido capacitación de las autoridades por el Plan Belén, ya se venden productos que se ofrecen como innovadores.
Pero esa innovación resulta peligrosa por su empaque, pues hay sopas instantáneas a un precio de Q30 que no traen en su interior fideos, sino nueve tronadores fabricados a base de pólvora, como todos los juegos artificiales.
Las sopas, de acuerdo con la información que recabaron Prensa Libre y Guatevisión, funcionan como los tradicionales volcancitos.
Hay otro juego en forma de bebida gaseosa que cuesta Q75 y funciona como un volcancito, pero con tronadores que salen expulsados cuando se prende la mecha.
Hay juegos para todos los gustos, como los que simulan ser botellas de vino y los tradicionales tamalitos envueltos en imitación de hojas de tusa. Su valor es de 25, cada uno, y en su interior contienen 30 tronadores que se encienden por medio de una mecha corta.
Quizás los que más preocupan a las autoridades son los que parecen bombones. Vale Q45 la caja de 20 y son tronadores que luego se prenden en llamas en una pelota de plástico. Pero hay más. Existen imitaciones de botellas de cerveza, a Q60 la docena, y piñas, a Q20. Ambos son volcancitos.
Carlos Vásquez, portavoz de la Diaco, comentó que este tipo de pirotecnia pone en peligro al consumidor, en especial a los niños, porque cada producto que venden “se convierte en un juego, en un suvenir, pero lo que no les dicen es que adentro trae pólvora y es ahí el riesgo”.
El problema, explicó Vásquez, es que el mercado informal ingresa producto pirata que no tiene ninguna etiqueta del fabricante y los venden sin factura.
“El trabajo que hacemos con varias instituciones es disuasivo y se hace para combatir toda esa desventaja que trae esa pirotecnia de mala calidad, que no es legal”, apuntó Vásquez.
Agregó que por ahora vigilan e identifican, junto a otras instituciones, que los productos que se expenden tenga la licencia correspondiente.
“Cada año sale pirotecnia pirata, informal, peligrosa, sin instrucciones, y las personas la consumen, pero la idea es que no la compren porque es muy peligrosa”, comentó el vocero de la Diaco.
Vásquez indicó que deberían haber consecuencias legales para quienes comercialicen productos no autorizados por la autoridad correspondiente.
El único producto hasta ahora prohibido de vender y comprar son los silbadores o cachinflines, por lo peligroso que resultó para los consumidores.