Este pico de casos coincide con el comienzo del período de hambre estacional, que cada año ocurre a partir de abril y en el que la escasez de alimentos es la constante en los hogares rurales que subsisten de la agricultura, riesgo que en 2021 se prevé más agresivo, y que traerá mayor inseguridad alimentaria.
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Los actuales reportes evidencian ese escenario, pues en 2020 los casos de desnutrición aguda registrados en la semana epidemiológica 15 eran 201, y en el mismo período este año suman 770, hay un incremento de 383 por ciento de población infantil afectada.
Al revisar los datos recientes hay 537 niños con desnutrición aguda moderada, según el reporte del Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan), mientras que 233 tienen un cuadro severo.
El acumulado de casos identificados, de estos, seis de cada 10 tienen entre seis meses y dos años, pero hay un nueve por ciento de niños afectados que están por debajo de ese rango de edad.
El Siinsan coloca a Escuintla, Retalhuleu, Zacapa, San Marcos, El Progreso, Alta Verapaz, Guatemala e Izabal como los departamentos donde la población infantil está en mayor riesgo de padecer desnutrición aguda, que es el resultado de la pérdida de peso asociada con períodos recientes de hambre o enfermedad, que se desarrolla rápidamente. Esta condición puede llevar a la muerte, y en lo que va del 2021 han fallecido cinco menores de dos años.
Si bien se observa que la curva de casos va en aumento, estos datos aún deben ser verificados por cada unidad de Salud, debido a que el Ministerio de Salud cambió el año pasado el sistema de registro.
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A criterio de Jorge Pernillo, coordinador de la carrera de Nutrición de Universidad Panamericana (UPANA), el incremento de casos es claro a partir de abril, debido al limitado acceso y disponibilidad de alimentos que comienza a darse, sumado a la mayor prevalencia de enfermedades comunes de la época en los niños. También suma las pérdidas agrícolas que trajo las tormentas Eta e Iota, la crisis del covid-19, y la poca asistencia que las familias han recibido por parte del Gobierno, con lo que habrá más población infantil en riesgo.
“Es importante recordar que un niño desnutrido tiene posibilidades de morir hasta 15 veces más que uno saludable y bien nutrido. Las fallas del sistema de registro es solo un reflejo de lo deficiente que es el Sistema de Salud para prevenir y tratar la desnutrición”, indica Pernillo.
Menos presupuesto
Mientras que los casos de desnutrición infantil van en aumento, intervenciones que el Ministerio de Salud lidera y que están enfocadas a combatirla hoy tienen menos fondos para llegar a la población.
Se hicieron modificaciones presupuestarias y se redujo Q11.3 millones dentro del Programa 14 denominado Prevención en la mortalidad de la niñez y de la desnutrición crónica, tal como aparece en el reporte del Sistema de Contabilidad Integrada (Sicoin) del Ministerio de Finanzas Públicas, al 3 de mayo.
Esto no es nuevo, el año pasado durante los primeros meses de la crisis generada por la pandemia del covid-19, la cartera, bajo la dirección del médico Hugo Monroy, redujo Q146 millones a varias intervenciones enfocadas en la Venta de los Mil Días, con la explicación de que los fondos serían utilizados en la atención del Estado de Calamidad Pública, y que se devolverían a los programas luego de que el Congreso de la República aprobara el presupuesto para atender la emergencia sanitaria.
De las 15 acciones para combatir la desnutrición infantil, nueve tuvieron una modificación presupuestaria este año. Al monitoreo de crecimiento, necesario para identificar a niños que sufren desnutrición a través de la medición de peso y talla, se le redujo Q2.2 millones.
La dotación de micronutrientes para niños menores de cinco años y a mujeres en edad fértil tiene una disminución de Q5 millones.
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El servicio de desparasitación y la atención por enfermedad diarreica aguda a población comprendida entre 1 y 5 años ahora tienen Q2.6 millones menos.
Las otras intervenciones que tienen menor presupuesto son Atención por infección respiratoria aguda, Servicio de vigilancia de la fortificación de alimentos, Diagnóstico y tratamiento de la desnutrición aguda, y Servicio de vigilancia de desarrollo infantil, a las que se les quitó Q1.3 millones.
Pernillo menciona que la reducción al presupuesto de nueve actividades del Ministerio de Salud para prevenir y tratar la desnutrición no es más que la falta de voluntad política para abordar la problemática.
Pero la situación se agrava cuando se ve el presupuesto por municipios, el coordinador de la UPANA cita el caso de Panzós, en Alta Verapaz, donde en 2018 fallecieron cinco niños por desnutrición aguda, mientras que este año murieron dos niñas con problemas respiratorios, pero el presupuesto para tratar y diagnosticar estos casos es nulo en el municipio y para tratar infecciones respiratorias agudas es de Q35 mil, que no se ha ejecutado.
“La crisis sanitaria bien pudo ser la oportunidad de fortalecer el sistema preventivo de salud y no lo contrario, y es igual de peligroso con los demás programas, porque los servicios se están concentrando en covid-19 y dejando por un lado los 18 programas del Ministerio de Salud”, dice Pernillo, por lo que no está lejos el aumento de mortalidad infantil por el debilitamiento de los servicios preventivos.
En tanto que la Alianza Nacional de Organizaciones de Mujeres Indígenas por la Salud Reproductiva y Nutrición (ALIANMISAR) refiere que con estos recortes presupuestarios se dejarán de atender a miles niños y mujeres que residen en poblaciones indígenas y rurales, en donde los índices de desnutrición y mortalidad materna son elevados por causas prevenibles.
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Además, señala el poco interés por parte del Estado de cerrar las brechas de desigualdad en el acceso a la salud.
“La recomendación a los políticos y técnicos de gobierno para prevenir una crisis mayor, es por lo menos, asignar presupuesto suficiente por municipio a cada una de las 14 actividades del programa – Prevención en la mortalidad de la niñez y de la desnutrición crónica-. Sería ideal tener una ley que asigne recursos para prevenir la desnutrición por niño”, dice Pernillo.
Con menos presupuesto
De los 15 programas que el Ministerio de Salud tiene para frenar la desnutrición, nueve deben funcionar ahora con menos presupuesto.
Presupuesto Asignado | Modificado | Presupuesto Vigente | Ejecución presupuestaria | |
---|---|---|---|---|
Monitoreo de crecimiento | Q58,804,149.00 | Q2,251,056.00 | Q56,553,093.00 | 31.87% |
Dotación de micronutrientes a niño y niña menor de cinco años | Q53,103,374.00 | Q2,170,028.00 | Q50,933,346.00 | 31.12% |
Dotación de micronutrientes a mujer en edad fértil | Q23,338,339.00 | Q2,874,542.00 | Q20,463,797.00 | 28.97% |
Servicio de desparacitación a niño y niña de 1 a menor de 5 años | Q10,200,895.00 | Q1,046,669.00 | Q9,154,226.00 | 29.10% |
Atención por infección respiratoria aguda a niño y niña menor de 5 años | Q35,067,968.00 | Q935,359.00 | Q34,132,609.00 | 24.52% |
Atención por enfermedad diarréica aguda a niño y niña menor de 5 años | Q27,233,808.00 | Q1,595,297.00 | Q25,638,511.00 | 25.06% |
Servicio de vigilancia de la fortificación de alimentos | Q133,103.00 | Q129,527.00 | Q3,576.00 | 0 |
Diagnóstico y tratamiento de la desnutrición aguda | Q17,261,854.00 | Q184,469.00 | Q17,077,385.00 | 25.24.% |
Servicio de vigilancia de desarrollo infantil | Q169,769.00 | Q122,838.00 | Q46,931.00 | 1.62% |
Reducción total | Q11,309,785.00 |
Cierra centro de recuperación
En medio de la crisis del aumento de casos de desnutrición, el viernes pasado fue el último día que el Centro de Recuperación Nutricional en San Juan Sacatepéquez funcionó, por falta de fondos. Ocho niños con desnutrición aguada que allí estaban internos y que recibían tratamiento fueron enviados a sus casas, aún sin que estuvieran del todo restablecidos.
El centro es el único del Ministerio de Salud en su tipo que cubre el área de Noroccidente, está a unos 35 kilómetros de la capital y atendía principalmente a niños del departamento de Guatemala, pero también recibían pacientes de Chimaltenango, Baja Verapaz, Suchitepéquez, menciona uno de los médicos que se ocupaba de la recuperación de los pacientes.
Incluso referían niños del área de Escuintla, que es el departamento con la mayor tasa de casos con desnutrición aguda en el país, 177.5 por cada 10 mil habitantes. Uno de los niños que tuvo que dejar el viernes el centro residían en ese lugar.
“Tuve que sacar a una niña en desnutrición aguda moderada, que llegó en estado severo, estuvo una semana con nosotros, los demás están en desnutrición leve, pero aún no estaban en condiciones de salir”, se lamenta el médico, pues tuvo que enviar a los menores a sus casas donde no tienen las condiciones alimentarias para recuperase.
El centro abrió sus puertas en enero de este año, luego de permanecer varios meses cerrado por la crisis sanitaria del covid-19, pero de nuevo cierra. A través de una llamada telefónica a la sede se confirmó que no funciona desde la semana pasada.
Previo a la pandemia en el lugar se atendía un promedio de 30 niños que permanecían internados y recibían tratamiento hasta recuperase. En consulta externa, al mes se realizaban controles ambulatorios de peso y talla a unos 200 niños, esta labor les permitía detectar casos de desnutrición para darles seguimiento.
Según el reporte del Siinsa, en San Juan Sacatepéquez hay un acumulado de 71 casos de niños con desnutrición aguda hasta el pasado 17 de abril, el municipio tiene una tasa de 31.1% por cada 10 mil habitantes. Sin embargo, los casos podrían ser más, pues según el médico entrevistado el control local de peso y talla en menores de cinco años ha sido deficiente, y ahora que el centro cierra, esta población estará aún más descuidada.
El centro tenía un área de lactantes, lo que permitía a las madres acompañar a sus niños durante el tiempo que permanecían internados. Esa era una de las razones por la cual las áreas de Salud referían los casos a este lugar.
“La desnutrición tiene muchas consecuencias, disminuye y pone una inmunidad más lenta de lo normal, entonces, los niños son víctimas de muchas otras enfermedades, respiratorias, gastrointestinales, neumonías, diarreas, que eso ya pone en riesgo su vida, porque su sistema inmunológico es muy lento”, agrega el médico sobre el riesgo al que están expuestos los niños con desnutrición aguda. Un riego que se aumentará con el cierre de espacios dedicados a su recuperación.