En el marco del Volcano Innovation Summit, cumbre tecnológica y de innovación, los científicos internacionales Marino Morikawa y Rubén Ramos de la Fuente, junto con Evelyn Rodas, de la Asociación para la Investigación e Innovación Biotecnológica por el Agua (Ibagua), indicaron que ya comenzaron a analizar la situación del Lago de Amatitlán para presentar soluciones basadas en las nuevas tecnologías que han desarrollado en los últimos años.
De acuerdo con Rodas, en Ibagua se han dedicado a realizar estrictos monitoreos para ver las causas de contaminación del Lago de Amatitlán y han compartido los resultados con Morikawa y Ramos para buscar nuevas soluciones. Conforme avanza la tecnología más respuestas se tienen para los problemas.
“Algo maravilloso de la ciencia es que, cada vez que se investiga, se encuentra más analogía con la naturaleza. Incluso, el avance de la tecnología se ha inspirado en procesos naturales y sin químicos. A eso es a lo que le vamos a apostar”, dice la profesional.
Análisis de contaminantes
El científico peruano, especialista en nanotecnología y limpieza ecológica, Marino Morikawa, afirma que todo hábitat natural se puede recuperar si se trabaja en equipo. Su filosofía se basa en un triángulo equilátero.
En el primer ángulo del triángulo se encuentra la ciencia, la cual ayudará a analizar la salud del hábitat, conocer los causales contaminantes y brindar alternativas de solución. En el segundo ángulo está la sociedad, ya que los seres humanos debemos conocer y ser conscientes de qué acciones son las que perjudican a la naturaleza porque nosotros mismos somos los guardianes y defensores del lugar. El tercer ángulo es la política, ya que por medio de ella se crean regulaciones y legislaciones ambientales con las cuales se trabajarán las soluciones.
Actualmente Morikawa se encuentra analizando la situación del lago, conociendo los causales de contaminación. “Es la primera vez que estoy en Guatemala, así que lo primero que hice fue conocer el Lago de Amatitlán y me reuní con actores clave como la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán (AMSA) y la agrupación Amigos al Rescate del Lago de Amatitlán”, comenta.
Durante su visita, que forma parte del pre monitoreo para identificar los causales contaminantes, identificó como punto principal de contaminación el río Villalobos. “Con Rubén estamos viendo ahora cuál sería la tecnología adecuada para reducir los contaminantes y que a Amatitlán ya llegue el agua tratada”, añade.
Nuevas alternativas
Algunas de las tecnologías que podrían ofrecer están basadas en nanotecnología. Rubén Ramos, ingeniero creador de la tecnología BubbleTech, comenta que su innovación se concentra máquinas que generan millones de burbujas por minuto y que ayudan a reducir el impacto de los contaminantes.
“Las máquinas generan millones de burbujas. Cuando estas se descomponen generan una lluvia de partículas acuosas que son pasadas al medio aeróbico y en ese momento atrapan gases y precipitan la contaminación. De esta forma se pueden limpiar caudales sin agregar químicos y se logra con maquinaria que funciona con energía solar”, explica. Las burbujas pueden mermar el crecimiento de virus y bacterias.
El método que usan este tipo de maquinarias es muy simple, con el objetivo de que sean asequibles y sostenibles. “La magia de la ciencia reside en la simpleza”, afirma.
Esta tecnología iría acompañada de otras técnicas como la captura de desfogues que están directos al Lago de Amatitlán y colocar plantas modulares de tratamiento de agua. “Estas plantas no deben ser grandes, sino que hay alternativas para hacerlas compactas para estar en un espacio reducido. Incluso, pueden ser flotantes”, dice Rodas.
“Rubén ha trabajado un concepto que podría funcionar muy bien en Guatemala, que es capturar los contaminantes como fuentes de materia prima. Nosotros somos ricos en arsénico, los pozos están sacando arsénico, las aguas residuales también tienen, entonces la propuesta es capturar ese contaminante y venderlo”, agrega Rodas.
Según explica Rubén Ramos, el arsénico tiene un precio elevado a nivel mundial, ya que se usa para procesos de metal. Por ello, si se saca de los ríos y lagos, estos se convierten en una mina y varias industrias estarían interesadas en limpiar el agua porque se convertiría en un negocio.
“En los próximos 10 años las personas se comenzarán a pelear los ríos contaminados porque llevan mucho dinero. El contaminante vale más que el agua”, opina.
Los científicos indicaron que en los próximos meses continuarán analizando la situación del Lago de Amatitlán para después comenzar a proponer soluciones. “De acá pueden venir nuevos proyectos, pero lo primero es salvar el lago de Amatitlán. Incluso, ya tenemos nuestra frase ‘Amati Team’ que es la unión de varios grupos que tendremos como objetivo salvar este hábitat natural”, dice Morikawa.