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Cierre de consultas externas repercute en atención a pacientes no covid-19

Las consultas externas de la red hospitalaria publica llevan más tres meses cerradas. Si bien la medida se implementó para evitar la propagación del covid-19, esto tiene un efecto colateral: la desatención a pacientes con morbilidades ajenas al nuevo coronavirus.

Las consultas externas de los hospitales permanecen cerradas desde hace tres meses, dejando desatendida a gran cantidad de pacientes, como los enfermos crónicos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Las consultas externas de los hospitales permanecen cerradas desde hace tres meses, dejando desatendida a gran cantidad de pacientes, como los enfermos crónicos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

En estas áreas no solo se da seguimiento a enfermedades crónicas sino también son la puerta para que los pacientes puedan ingresar al hospital a cirugías electivas. Por ejemplo, si una persona tiene un problema de vesícula es a través de la consulta externa que tiene acceso a tratamiento o a una intervención quirúrgica.

Quienes padecen enfermedades como epilepsia o lupus, que necesitan controles mensuales, allí es donde reciben medicamento. La suspensión del servicio pone en un riesgo alto su vida.

Estos vacíos en el sistema se acentuarán más con los días, por dos razones: la atención está priorizada para el tema de covid-19 y porque los hospitales y servicios de salud han debido reestructurarse para dar respuesta a esta emergencia, menciona Zulma Calderón, defensora de la Salud de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH).

Lo que esto demuestra, agrega, es que no se tenía un plan integral para responder a esta crisis, y hasta el momento no se ha presentado una alternativa o solución para que los pacientes reciban asistencia médica.

“En el momento que se reabran las consultas externas, si ya traíamos una presa grande de pacientes esperando por la atención, sobre todo en las áreas de especialidades, cuando se reprogramen las citas se hará quizá hasta para dentro de año”, dice la defensora de la PDH.

Zulma Calderón, defensora de la Salud de la PDH

Antes del ingreso de la pandemia al país, a diario en el Hospital Roosevelt se atendían alrededor de 1 mil 500 consultas, mientras que en el Hospital General San Juan de Dios unas 1 mil 100, los dos principales centros de referencia. Aunque en ambos se asegura que no se no ha dejado de recibir casos que necesitan tratamiento especializado, el resto de los enfermos debe acudir a los centros y puestos de salud para tener asistencia médica.

El problema es que hay serias deficiencias en el primer nivel de atención, como la falta de insumos y de personal, además de la baja cobertura y que la mayoría de los servicios están concentrados en los cascos urbanos. Esto deja sin atención a muchos, que ya en un estado avanzado de la enfermedad acuden a las emergencias de los hospitales, en ese punto ya es difícil tratarlos.

Como producto de ello, Adrián Chávez, analista y exviceministro técnico de Salud, menciona que vendrá “una tercera ola” de enfermos complicados y de pacientes fallecidos por la desatención del sistema de Salud que no tendrán relación con el covid-19.

Dos en uno

Aunque en los hospitales se hace el esfuerzo por no descuidar la atención a otras enfermedades, la emergencia del covid-19 rebasa sus capacidades.

Calderón indica que “hoy tenemos dos hospitales en uno, el área que atiende covid y la que atiende otras enfermedades, esa división ha limitado un sinfín de cosas, porque funcionan con el mismo personal, con el mismo equipo”.

Para la defensora de la PDH el que los nosocomios de referencia, como el San Juan de Dios y el Roosevelt, se sumaran a la atención de pacientes covid-19 debía haber sido la última estrategia, por lo que se tenía que apostar a fortalecer los temporales, como el del Parque de la Industria, pues ahora se sacrifica a “los pocos hospitales que tenemos y que todo el tiempo han sido débiles, han estado saturados y ahora enfrentan este gran desafío de no solo seguir atendiendo las enfermedades de siempre sino también responder al covid”.

El hospital Roosevelt se enfoca cada vez más en atender a pacientes con coronavirus. En la foto, personal de la PDH hace una inspección. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Esta es una emergencia sanitaria inédita que merma los recursos del país enfocados a la Salud, pero también ha diezmado al personal sanitario, que ante la exposición al virus están en cuarentena.

En estos tres meses de consultas externas cerradas, el médico Marco Antonio Barrientos, director del Hospital Roosevelt, indica que no se han dado unas 85 mil consultas, sin embargo, hay áreas en las que no se puede dejar de atender cómo hematooncología, donde el espacio se acondicionó para dar atención clínica y que los pacientes reciban quimioterapia. La unidad de enfermedades infecciosas, nefrología, endocrinología y la clínica de tumores continúan activas, porque la vida de las personas depende del tratamiento oportuno.

Quienes requieren atención por enfermedades como hipertensión o diabetes, son referidos a centros de salud periféricos cercanos a sus casas para darles seguimiento.

“No es que las estemos descuidado (las enfermedades no covid) es que las circunstancias han obligado a tener ciertas medidas, sobre todo a nivel hospitalario. Los hospitales grandes -Roosevelt y San Juan- se han tenido que enfocar a atender al paciente covid, pero ahorita es donde el primero y el segundo nivel de atención se van activando y tomando su función de poder atender mucha de estas consultas”, dice Barrientos.

En el caso del Hospital General San Juan de Dios se atiende a una alta cantidad de pacientes que debería ser asistida en el primer nivel de atención. Si bien no se le ha negado la atención a nadie, según el epidemiólogo Camilo Molina, se hace el llamado a “la población para que asista a los centros de atención primaria, esto nos permitirá tener una mejor capacidad de respuesta” a la emergencia sanitaria.

No se tiene certeza de cuánto reabrirán las consultas externas de los hospitales, pues la cantidad de personas contagiadas del covid-19 sigue en aumento, por lo pronto, Barrientos menciona que en el Roosevelt se trabaja en un plan para poder atender a los pacientes con distanciamiento físico, y adelanta que las citas serán escalonadas para que las personas lleguen en pequeños grupos y así minimizar el riesgo de contaminación.

Baja cobertura

La pandemia vino a evidenciar una problemática histórica en el Sistema de Salud Pública, según Chávez, que se veía desde antes del covid-19 con la saturación en los servicios. Lo que se ve ahora es el cobro de la factura a la “incapacidad” de los gobiernos de invertir en el tema de la Salud para garantizar el bienestar de la población.

Siete de cada diez guatemaltecos deberían ser atendidos por los servicios de salud pública, dado que no posee ningún tipo de seguro en salud, pero por la poca capacidad de cobertura efectiva, muchos recurren al sector privado, esto les conlleva a financiar con sus propios recursos el servicio, lo que representa un gasto de bolsillo del 52.2%, menciona el informe Agenda de Desarrollo: Salud y Nutrición, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien).

Cerca del 40% de la población es la que al final recurre al servicio público sanitario, y es a ellos a quienes afecta directamente el cierre de las consultas externas, no solo cuando buscan asistencia médica y tratamiento, sino también aquellos pacientes que salen de los hospitales y necesitan someterse a chequeos para su recuperación.

La opción para ellos es acudir a los puestos y centros de salud, que conforma el primer nivel de atención, pero la red de servicios es insuficiente para atender de manera eficiente a toda la población. Hay un déficit serio.

El informe del Cien refiere que en el 2015 había 1 mil 165 puestos de salud, cuando para la cantidad de habitantes en el país se requería, en ese entonces, unos 4 mil. En el tema de centros de salud tipo A -con servicios de internamiento- se contaban 55, mientras que se necesitaban 471; centros de salud tipo B -dan servicios de promoción, prevención, recuperación y rehabilitación- eran 278 y la proyección era de 773.

A esto se suma que la mayoría de los establecimientos están distribuidos a nivel departamental de manera inequitativa. En la capital se concentran una buena cantidad, razón por la cual viajan desde otros departamentos en busca de salud a los centros considerados de referencia.

Otro aspecto a tomar en cuenta es el poco personal que hay en estos puntos de asistencia. Por ejemplo, en un puesto de salud hay uno o dos auxiliares de enfermería que tienen el apoyo de voluntarios comunitarios, entre ellos comadronas. Este debe cubrir a una población de unos dos mil habitantes.

Sin embargo, dada la emergencia del covid-19, el personal de los puestos y centros de salud, además de atender las enfermedades habituales, se ha dividido para visitar a pacientes positivos que están asintomáticos y les dan seguimiento. Esto diezma aún más al personal, mucho del cual también está en cuarentena.

El informe del Cien indica que nivel de atención primaria debería sea la puerta de entrada al sistema de salud, pero, en la práctica, los mecanismos de referencia y contra referencia son débiles y los pacientes suelen saltarse los puestos de salud e incluso los establecimientos secundarios en busca de servicios directamente en los hospitales. Pero estos hoy están volcados en atender a pacientes con covid.

 

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