Después de tres años de pandemia ¿cómo se prepararon los colegios privados para recibir de nuevo a los en las aulas?
Hemos aprendido a modificar y flexibilizar la educación de acuerdo con las diferentes situaciones que se presentan. Con la seguridad de que en el 2023 se regresaría a lo presencial, se planificó para abrir las puertas a los alumnos e iniciar un ciclo escolar como debe de ser, en el aula, pues la vida escolar no solo es aprender, sino también convivir.
¿Qué va a pasar con la virtualidad, pues durante los últimos tres años fue la modalidad de estudio que los colegios implementaron?
Antes de la pandemia la tecnología se uso de una manera tímida, y de golpe en el 2020 se utilizó para continuar con el proceso educativo, pero disminuyó al implementar el modelo híbrido y luego el presencial. Lo que hemos aprendido es que la tecnología no se debe abandonar. La virtualidad tiene que quedar en el portafolio docente.
Cuando se habla de presencialidad ¿es volver a cómo era el ciclo escolar antes de la pandemia?
Regresamos al 2019, con el retorno a las aulas, pero ahora con cautela, respetando las nuevas costumbres de higiene.
¿Cuáles acciones tomarán para recuperar los aprendizajes que no se alcanzaron en esos tres años?
En lo pedagógico, realizar una evaluación diagnóstica para saber en que punto hay que retomar el aprendizaje. Hay que recuperar internamente a cada alumno, no necesariamente la nota, sino recobrar el conocimiento. Establecer dónde está el alumno en su aprendizaje y partir de allí para lograr los conocimientos que debería tener para continuar el proceso educativo.
¿Qué nivel educativo se vio más afectado con la suspensión de clases presenciales?
La preparatoria fue seriamente afectada, por la deserción. Hubo baja de asistencia, centros educativos cerraron porque no tenían población. Eso es serio, pues en ese período de aprendizaje se afianzan las destrezas y se establece el piso de la construcción de los aprendizajes que vienen después. Pero desde el año pasado se vio el regreso de los niños a sus centros educativos para retomar esa educación.
¿Cómo han tomado los padres de familia y los estudiantes este retorno a la presencialidad?
Están felices de volver a las aulas. Los docentes de la misma manera, pues no es igual dar clases por la pantalla que caminando por las filas y escritorios. Lo que se vivió con la pandemia fue un momento fuera de serie y la tecnología permitió que no parara el proceso educativo, pero la presencialidad es el complemento que se necesita para un aprendizaje redondo.
El 30 de diciembre 2022, el Ministerio de Educación publicó el calendario escolar con las fechas de interés para el ciclo escolar 2023, ¿sto nos da la pauta de que volvimos al tradicional ciclo escolar?
Yo estimo que sí. Todo está listo para que iniciemos un año escolar como lo conocíamos antes.
Hemos aprendido mucho de la pandemia, y no sé si lo que era antes era “normal” y si deberíamos de regresar a lo que era antes. Ahora tenemos una oportunidad de continuar innovando, creando, respondiendo a las necesidades de los alumnos.
Hay que retornar a una tradicionalidad en lo que es el aula y horarios, pero con un enfoque flexible, aceptando lo que son las nuevas iniciativas. Vamos a retomar hábitos que teníamos, pero con otros enfoques.
¿Cuáles serían las lecciones que dejó la pandemia en el campo de la educación?
Los padres de familia aprendieron que la educación no es algo simple: ir a un aula, sentarse y así absorber el conocimiento, más bien, es un proceso. Vieron que la labor docente es maravillosa y requiere de preparación.
Los alumnos utilizaron más la tecnología. Aprendimos a utilizarla como una punta de lanza.
Los maestros se reinventaron. Se cerraron las aulas el 16 de marzo del 2020 y al día siguiente se sentaron enfrente de su computadora y empezaron a dar clases virtuales sin saber cómo eran las dinámicas. El 2020 fue un laboratorio, y en el 2021 los docentes fueron encontrando las herramientas para apoyar a su alumnado, para ellos fue un reto grande.
Aprendimos que si hay voluntad se puede aprender, que todos tenemos talentos y los podemos desarrollar. Hay que pensar más allá de caja.
En países como China y Estados Unidos hay nuevos brotes de covid-19 ¿hay temor de que las aulas vuelvan a cerrar en Guatemala?
Hay que ser cautelosos y observar cómo va el desarrollo del virus. Tomando en consideración que el uso de las mascarillas es optativo, nunca está de más usarla como prevención. No está de más insistir en que quienes no se han vacunado, lo hagan.
No podemos cerrar las aulas de nuevo, porque vimos el efecto socioemocional en el alumnado y estamos viendo los rezagos educativos… la vida continúa.
Confío en que vamos a seguir (con la presencialidad), si hay un alza de contagios habrá una baja, y es parte de nosotros cuidarnos.
¿Qué medidas se van a mantener en las aulas para evitar contagios?
Utilizar la mascarilla, no es obligatoria, aunque sí se recomiendan en ambientes cerrados, también mantener el lavado de manos. Si los estudiantes se sienten enfermos, no llegar a clases. No compartir comida.
Los docentes y los padres de familia tienen que insistir con estos mensajes de manera constante, pues debemos de estar conscientes de que todo contagio es posible, entonces, hay que obrar con prudencia.
¿Pueden los colegios exigir que los niños se vacunen contra el covid-19?
No es una vacuna obligatoria, es voluntaria, y ahí lo que pesa es la recomendación para evitar algún contagio. En el 2021, la mayoría de los directores de los centros educativos privados velaron porque los maestros tuvieran sus vacunas. Para los alumnos es a voluntad del padre de familia.
Con el impacto de la pandemia en la economía, ¿hay alguna consideración de los colegios para no golpear más el bolsillo de los padres de familia?
Durante la pandemia se hizo el mayor esfuerzo de no aumentar colegiaturas. Tenemos un sistema de aumento de cuotas de acuerdo con lo que indica el Ministerio de Educación, pero también tenemos que tomar en consideración que el padre de familia está con retos económico.
Recordemos que se debe pagar salarios a los maestros, al personal operativo y hay gastos de funcionamiento que también incrementaron, por lo que es necesario aumentar dentro del marco legal. Cada centro educativo conoce su población escolar y de acuerdo con su posibilidad se trata de ajustar las cuotas.
Educar con calidad no es barato, todo tiene un costo. Lastimosamente todo ha ido subiendo. También aumentó el salario mínimo, eso también implica un reajuste en la estructura de planilla y de salariales.
El padre de familia está sufriendo, igual que el centro educativo, pero se está tratando de llegar a un balance.