Las cifras oficiales muestran que este año los casos positivos en niños han aumentado. Del 14 de enero al 17 de julio se reportaron 15 mil 849 menores de 4 a 12 años con coronavirus, en un momento en que la variante y subvariantes de ómicron presentes en el país son más infecciosas. Es un aumento del 183% comparado con los contagios del año pasado en el mismo período, cuando se contaba 5 mil 586 infectados.
En aquellas escuelas con infraestructura apropiada los niños retornaron en burbujas, sin embargo, alrededor de 4 mil establecimientos no cuentan con las condiciones necesarias para recibirlos y se continúa con el aprendizaje a través de guías de estudio. Mientras que en buena parte de los colegios privados prevalece el sistema híbrido, debido a que padres de familia se rehúsan a enviar a sus hijos a los centros educativos por el incremento de contagios.
A criterio de Juan de Dios Simón, coordinador de programas y especialista en Educación de la Fundación Educo, el ciclo escolar en estos casi tres años de pandemia ha sido “un proceso de ensayo y error”. Se cerraron las escuelas, y se implementó el uso de guías de autoaprendizaje, luego se recurrió a la radio y a la televisión para impartir contenidos, con el agravante de que no todos los niños, principalmente en áreas rurales, tienen acceso a esos recursos. Luego se aplicó la modalidad híbrida —en casa y escuela— y ahora la presencialidad, que no termina de cuajar.
“El ministro de Salud dice mascarillas para todos y luego el presidente deroga el acuerdo ministerial, es decir, hay una parte política y una de gestión que se enfrentan y que cuando llega a los niveles escolares los padres de familia no saben qué hacer”, dice Simón. Esas inconsistencias repercuten en que la modalidad de estudio cambie de un momento a otro, añadió.
También están las contradicciones en la vacunación. Mientras que la posibilidad de vacunar contra el covid-19 a los infantes surge a principios del 2022 en países de Europa y Estados Unidos, en Guatemala fue hasta el 12 de marzo que se comenzó con la inoculación de niños entre 6 a 11 años. Se alcanzó con una primera dosis a 403 mil 544 pequeños, pues el biológico se venció y tendrían que haber recibido la siguiente inyección en la segunda semana de mayo, cuando se cumplieron los 56 días que estipuló Salud para aplicar la siguiente dosis.
El ministro de Salud, Francisco Coma, señaló que hoy ingresará un lote de 500 mil dosis de Moderna donadas por Corea para completar el esquema de vacunación de este grupo. Se tendrá que esperar por más dosis para inocular al total de 2.2 millones de guatemaltecos comprendidos en ese grupo etario, las autoridades descartaron la compra de más vacunas.
Retroceso evidente
Para César Montenegro, doctor en Educación de la Universidad de Landívar, los aprendizajes hay que verlos desde una perspectiva amplia, pues el proceso educativo no es solo aprender el contenido que está en los libros y lo que dicen los profesores, sino con aprendizajes para la vida y en el área socioemocional, desarrollar habilidades y procesos de pensamiento que permitirán aprender cada vez más.
En este camino ayuda tener estabilidad, de esa cuenta, los niños pueden recibir clases en línea, de manera presencial, híbrida o a distancia, cualquier modalidad de aprendizaje es válida si es llevada de manera continua y bajo las condiciones necesarias para realizarla, si esto no se cumple, no funcionará.
Por su parte Simón señala que, durante este tiempo de pandemia, independientemente de la modalidad que se haya seguido, hay un estancamiento en la parte pedagógica, de aprendizaje en los estudiantes. Como ejemplo, Simón, el especialista de Educo, menciona el caso de niños de cuarto primaria de Quiché que al momento de pedirles que escribieran una carta, estos habían olvidado cómo escribir. El maestro recurrió a colocar un texto estándar en la pizarra para que lo copiaran en una hoja de papel, lo hicieron con dificultad, con faltas de ortografía y de puntuación.
“Los niños de cuarto primaria hasta ahora están aprendiendo lo que debieron aprender en primero primaria. Hay un rezago, un estancamiento en las habilidades de lectoescritura, y lo mismo sucede en Matemática”, señala Simón. Esto se repite en la mayoría de los estudiantes, pues las pruebas diagnósticas realizadas el año pasado por el Ministerio de Educación revelaron que en el área numérica el 67 por ciento está por debajo del nivel mínimo esperado, resultado que se igualó en la evaluación de Lectura, en Escritura el 70 por ciento estuvo en ese rango.
Impacto en educación
La pandemia acentuó los atrasos que el país tiene en materia educativa, y las estrategias que se han adoptado son remediales y compensatorias que tratan de rescatar algunos aprendizajes que no se lograron en dos años anteriores, pero llevará tiempo, pues se suma el atraso de este año, pese a que algunos establecimientos han retomado la presencialidad.
Ahora el estudiante asiste a los centros educativos en burbujas por unas horas o unos días a la semana, con lo que se podría cubrir 180 días de clases obligatorios, pero no se cumpliría con las 5 horas diarias establecidas para desarrollar y alcanzar los aprendizajes necesarios y cubrir lo establecido por el Currículo Nacional Base.
Es un cambio al que los docentes también han tenido que enfrentarse, y tratan de nivelar a los estudiantes para evitar la deserción escolar, pero se hace difícil en básico y diversificado.
“El país no podrá desarrollarse si sus ciudadanos no están formados y no tienen las habilidades necesarias, con toda la cantidad de jóvenes que están fuera (del sistema educativo) estamos viendo que muchos lo que quieren es irse a Estados Unidos”, dice Simón, pues la educación ayuda a igualar a la sociedad, a mayor nivel de preparación hay mayor ingreso económico y esa aspiración no se está dando porque hay limitantes y retrocesos de aprendizajes.
Tanto en el sector público como en el privado hay disparidades de quienes tienen todos los recursos y docentes bien capacitados para aprender, y es una realidad que agranda la brecha de desigualdad.
“Las diferencias de calidad educativa, en el procesos de aprendizaje, de formación, de recursos, acentuar la exclusión y la división social que tenemos, y lleva a una sociedad cada vez más dividida, con brechas cada vez más grandes entre los que sí tienen acceso y pueden y los que no tienen acceso pero quieren tenerlo y tienen que conformarse migran o tienen que sobrellevar el día a día y dejan la escuela, esas realidades de disparidad en cuanto a posibilidades de aprendizaje”, indica Montenegro.
Menciona que para remediar este rezago educativo hay que hacer buenos diagnósticos, e interpretarlos correctamente para tomar decisiones adecuadas y ubicar los puntos críticos y trabajar en ellos.
Por lo pronto Simón ve necesario que las autoridades de Educación dejen de lado la parte política y escuchen la parte técnica. Hay que descentralizar y que las decisiones pedagógicas se hagan desde el aula, a nivel de dirección, a nivel local, pues son los docentes los que conocen mejor dónde hay que reforzar el aprendizaje en sus estudiantes.
La formación de los docentes también es importante en esta recuperación, porque son los mediadores, los que facilitan el aprendizaje. Crear condiciones de infraestructura es vital, pero también pensar en encaminar procesos de construcción de comunidades de aprendizaje en las escuelas con la participación del área administrativa de Educación (directores departamentales, supervisores), los directores y maestros de las escuelas y los padres de familia. “El problema educativo no es solo problema del Ministerio de Educación sino del país, porque esto tendrá repercusión en nuestro presente y futuro”, indica Montenegro.